viernes, 3 de julio de 2015
El Abrazo Mortal de la Rusalka
Dentro de la mitología eslava, una
rusalka (plural: rusalki) era un fantasma, ninfa del agua, súcubo o
demonio que vivía en un canal.
De acuerdo con muchas tradiciones, una
rusalka era una sirena, quien vivía en el fondo de los ríos. A
medianoche, acostumbraban salir y bailar en los prados. Si veían a
un hombre hermoso, lo hechizaban con canciones y bailes, y entonces
lo conducían al fondo del río a vivir con ellas. Las historias
acerca de las rusalki tienen paralelismos con la Nix griega y la
banshee irlandesa.
En algunas ocasiones se dice que la
rusalka es un ser muerto, asociado con la "fuerza oscura".
De acuerdo con Zelenin, las personas que han muerto violentamente y
antes de tiempo, así como aquellas mujeres que se han suicidado
porque su novio rompió con ellas, o aquellas que se quedaron
embarazadas fuera del matrimonio, deben pasar el tiempo asignado de
vida como espíritus en la tierra.
Existe otra versión que sostiene que
una rusalka es el alma de una mujer joven que ha muerto cerca de un
río o un lago, y embruja dicho lugar. No es necesariamente mala, y
le será permitido morir en paz si su muerte es vengada.
También se dice que son niños que no
han sido bautizados, por lo general aquellos que nacieron fuera del
matrimonio y que son abandonados por sus madres. Estos seres vagan
por el bosque y piden ser bautizados para poder tener paz. No son
necesariamente seres inocentes, e incluso podrían atacar a un ser
humano.
Debido a que el lugar al que pertenece
es el río en que murió, la rusalka puede salir de él y trepar a un
árbol, donde se sienta y canta, puede ir a un muelle y cepillar su
cabello, o unirse a otras y bailar en el campo.
En algunas ocasiones se dice que los
ojos de una rusalka brillan como fuego verde, en otras se dice que
ellas son extremadamente pálidas, sin pupilas visibles, como en el
famoso dibujo de Iván Bilibin. Su cabello es descrito como de color
verde, y siempre húmedo. Según algunas leyendas, si se secase su
cabello, la rusalka moriría.
A las rusalki les gusta seducir a los
hombres. Los seducen con su canto y después los ahogan. Los hombres
que son seducidos pueden morir en sus brazos, y se dice que oír su
risa, también puede provocar su muerte.
Gráciles hechiceras de ríos, arroyos
y estanques, las rusalky rusas tenían fama de asesinas de hombres,
atrayendo a sus víctimas hacia una muerte líquida. No obstante,
algunas rusalky amaban a los mortales y una incluso abandonó su lago
para casarse con un príncipe. La única condición para la unión
era que la rusalky permanecería entre los humanos mientras él le
fuera fiel. Ante una infidelidad, la rusalka volvía a su hogar y un
simple abrazo significaría la muerte.
Se creía que las "rusalki"
eran más peligrosas durante la Semana de las Rusalka a principios de
junio. Durante esta época abandonaban la profundidad de las aguas
para columpiarse en las ramas de los abedules y de los sauces por las
noches. Nadar en esta semana estaba estrictamente prohibido por temor
a que las sirenas arrastrasen al nadador hasta el fondo del río.
Max Vasmer subraya que la misma palabra
rusalka hacía referencia a los bailes de las jóvenes durante
Pentecostés. La palabra proviene del griego ῥουσάλια, o
sea, "rosalia", que es el término en latín para denominar
la semana de Pentecostés (que significaba en sus orígenes "el
festival de las rosas").
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