De Haki se escuchó la voz, mientras su larga serpiente enfilaba hacia el mar.
De Haki se escucharon las frases que a su hijo dirigía, mientras la bruma en denso manto cerraba sus espaldas.
Un rojo resplandor quemó la niebla y el rugir de las olas besó el rumor de sus palabras.
Así dijo Haki:
“No te confundan esas fábulas con las que hacemos inocente el saber que hemos recibido."
Por ahora les tocará avanzar a extrañas gentes, intolerantes gentes que borran la memoria de otros pueblos.
A ellos les gustará escuchar que el Yggdrasil va quedando mustio porque Odín cortó una de las ramas para hacer su lanza.
Ellos chasquearán su lengua con deleite porque Odín perdió un ojo.
Ellos se regocijarán porque nuestro cielo cae en espantoso crujido y les parecerá que eso predice su alborada. Así hemos contado nuestras cosas, pero ellos nada saben...
El Yggdrasil se levanta inmenso y en las noches refulge; todo el cielo gira en torno al eje de su Gran Norte mientras su ápice conecta con la estrella fija y el sol rueda mortecino en los horizontes helados.
Ellos celebrarán su más importante día con nuestro árbol nevado y en su cúspide estará la estrella fija, y esa noche les enviaremos regalos bajando desde el cielo en un trineo dorado tirado por renos.
En sus sueños y cuentos habitarán nuestros trasgos, trolls, gigantes y anillos encantados.
Nuestros bosques los llamarán y cuando giren la cabeza muy rápidamente alcanzarán a ver un elfo; escucharán el canto de la ondina en los arroyos rumorosos y buscarán la vasija de oro que dejan los gnomos tras el arco iris...
Pero ¡vamos ya! En nuestros ventisqueros y glaciares irrumpe el volcán y el géiser proyecta su calor. Ajusta la mano en el timón, ¡hijo y amigo! Ya dejamos los fiordos conocidos. En las auroras boreales los dioses danzando cambian de color, mientras nosotros aquí abajo cabalgamos las olas del mar furioso”..."
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