Los investigadores concretaron mas y concluyeron que se trataba de un acrocantosáurio, un gigante reptil del Cretácico que superaba las dos toneladas y media de peso y los 40 metros de longitud. Dos años mas tarde, un grupo de pescadores, hicieron un nuevo hallazgo en la zona, un nuevo grupo de huellas de dinosaurio junto a otras que, por su apariencia y aspecto alargado parecían humanas. Esto llamo la atención unos años mas tarde a Clifford Burdick, uno de los mas destacados creacionistas de la época. Éste publico en una revista, que en el lecho del rió Paluxi, se habían encontrado huellas de hombres y dinosaurios. Partir de entonces aquellas huellas comenzaron a popularizarse, alcanzando esplendor en los años setenta, aunque solo han sido respaldadas por los creacionistas. En 1970 un grupo de la universidad de Loma Linda se desplazó al lugar para estudiar in situ el enigma. A pesar de estar influenciados por un ambiente creacionista, concluyeron que las famosas "huellas humanas" no eran tales, sino marcas erosivas provocadas por aceite o agua que adoptaban el aspecto humano cuando fueron fotografiadas.
Mas adelante, Glen J. Kuban, presidente de la Fósil Sopciety del Museo de Historia natural de Cleveland, dedujo tras varios años de investigación que las huellas de Paluxi, fueron producidas por dinosaurios que las dejaban al apoyar la planta y el talón de sus extremidades, en lugar de apoyarse sobre los dedos como seria natural.
Otro descubrimiento similar fue efectuado en el barranco de Valdecevillo, en la Rioja (España), donde quedaron al descubierto dos huellas humanas junto a un amplio número de otras pertenecientes a dinosaurios datada hace 120 millones de años.
LAS FIGURAS DE ACÁMBARO. Los estudiosos no se enfrentarían a un serio problema si huellas como las de Glen Rose y otras fueran las únicas que sirvieran para apoyar la tesis que sostiene que una supuesta humanidad habría convivido con los dinosaurios. En un edificio de la municipalidad mexicana de Acámbaro, en el estado de Guanajuato, se almacenan miles de figuras de barro que representan seres y escenas diversas. Entre ellas destacan gran numero de estatuillas antropomorfas, y lo que es más desconcertante, un sinnúmero de representaciones de reptiles prehistóricos. ¿Quién fue capaz de esculpirlas sin saber como eran los dinosaurios? ¿Quién las llevó hasta allí? ¿Quién las descubrió?. Un tal William N. Rusell habló ya de ellas en 1935, en un texto titulado"Report on Acámbaro". Hasta la fecha, los estudios han arrojado un resultado dispar. Por una parte, las figuras recopiladas por el profesor Charles Hapgood en las inmediaciones de la localidad y que parecían ser del mismo tipo que las anteriores, poseían la suficiente materia orgánica como para ser sometidas a la prueba del carbono 14. Los análisis arrojaron que tenían entre 3.600 y 6.500 años de antigüedad.
Por otra parte, Arthur M. Joung, patrocinador de las investigaciones de Hapgood, envió muestras ala Universidad de Pennsylvania para que fueran sometidas a pruebas de termoluminiscencia. Los primeros resultados dieron una antigüedad de 4.500 años, lo que provoco encendidas discusiones en torno a la validez de la termoluminiscencia como método de datación. Tras una segunda prueba se determino la imposibilidad de ofrecer una fecha precisa como consecuencia de las características anómalas de las piezas. Un tercer análisis estimo su edad máxima en 2.000 años y, para complicar mas el asunto, otro grupo de expertos concluyo las figuras eran modernas, aunque prefirieron guardar silencio una vez que conocieron el origen de las piezas...
LAS PIEDRAS DE ICA. Ha salido a luz pública, la existencia de una sección oculta del célebre museo del doctor Javier Cabrera. Allí existen miles de representaciones halladas en un yacimiento cuya ubicación exacta mantiene en secreto y que muestran dinosaurios moldeados en barro conviviendo con los hombres. Durante su vida el Doctor Cabrera ha coleccionado miles de piedras grabadas que parecen contener el archivo legado por una civilización que habría poblado nuestro planeta antes de que una catástrofe planetaria acabara con ellos hace unos 65 millones de años. Miles de estas piedras, algunas de gran tamaño, han aparecido en algún lugar del desierto peruano de Ica, donde aparentemente se asentó esta remota humanidad. También han aparecido piedras similares a estas en tumbas prehispánicas. Algunos estudios a descubierto que algunas de estas piedras de la colección de cabrera son falsas, sin embargo, podríamos admitir la existencia de alguna autentica. Incluso las fraudulentas, podrían ser copias de otras mucho mas antiguas.
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