lunes, 9 de junio de 2014
Lago Enriquillo
El lago Enriquillo de hoy, a más de 40 metros abajo del
nivel del mar, se ha replegado como un niño ofendido hacia su cuna; Lo ha hecho
otras veces, y como estos al olvidar lo que los ofende ha vuelto a crecerse,
como hizo hace unos decenios acabando con sembradíos y arrastrando todo lo que
encontró a su paso.
En su longitud se recogen historias de luces que se
alcanzaban a ver y cuando usted se acerca no encuentra nada, así como de almas
que desandan por sus orillas.
Dice un pescador que cuando el viejo Clemente murió, fueron
muchos los que escucharon el chapoteo de las aguas y vieron un becerro
misterioso entrar y salir del agua; dice también de lo bondadoso de ese hombre
que daba lo que tenía para comer al que lo necesitaba.
Se habla de la gente que
se observa a lo lejos en sus orillas con ropajes blancos a las que nadie puede
ver de cerca sin que se desaparezcan y que nadie duerme en sus riveras sin
tener pesadillas.
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