El infierno tan temido
Las versiones se cruzan pero lo cierto es que el horror se produjo. Algunos aseguran que por el enojo del empate parte de la barra-brava de River salió antes del estadio y se dirigió hacia la puerta Nº 12, sector de ingreso y egreso de los visitantes, para cerrarla. Otros aseguran que la puerta siempre estuvo abierta solo que en ese momento se trabó. Están quienes dicen que los molinetes fueron la trampa mortal, y quienes sostienen que en esa puerta no había molinete alguno. Lo cierto, lo real, lo concreto es que aquella tarde la Puerta 12 fue una trampa mortal. Extasiados los hinchas visitantes se retiraban en medio de cánticos, y tantos gritos, y tanta euforia impidió a los más retrasados escuchar los alaridos de los pioneros en emprender la retirada que se encontraban aprisionados entre el portón y los molinetes. En poco tiempo aquel aglutinamiento se convirtió en una montaña de gente aplastada, pisada. El piso se tiñó de rojo, un lago de sangre se escurría entre los pies de aquellos que se encontraban en medio de esta pesadilla y que buscaban, ahora, desesperadamente la dirección contraria. Los molinetes fueron la trampa para que ante aquella puerta cerrada se fueran 71 vidas.
El mito de "la Puerta 12"
Hoy cerca de aquella salida esta la concentración del equipo local. Y no existe jugador de River que no le haya comentado a sus íntimos que se escuchan por los pasillos, gritos como lamentos, alaridos desesperados, sombras que corren de un lado a otro, y alguna que otra puerta es tocada por alguien que al abrirla nunca es encontrado. Tan cierto es esto, como la "Ceremonia de Bautismo" a la que son sometidos los jóvenes de inferiores que viven en la pensión del club.
Ellos todos los 23 de junio son llevados en grupo y junto a un sacerdote para practicar un exorcismo en la Puerta 12, los jóvenes deben portar unas velas blancas y "prestar" su energía para que mediante una misa el sacerdote pueda ir expulsando poco a poco las almas de aquellos que murieron en el Monumental. Y que según la leyenda popular dejaron sus almas penando en las paredes del estadio.
Desde ese momento, hasta hoy, se dice que en River pasan cosas raras cada vez que se acerca el aniversario.
Una de las ocurrencias más conocidas es la aparición de un gorro más bien antiguo con el nombre "Benedictino", no bordado, escrito en algún líquido en él, que aparece y desaparece....y, casualmente, hubo un "Benedictino G" entre los muertos de ese día.
Otro elemento que aparece (y desaparece pasado un tiempo) todos los años en el estadio, perdido, es un sólo zapato embarrado.
Se contaba que, en la zona había un restaurant que, por los años 70 no servía ni té ni café los 23 de Junio. Se cuenta que ese día, las infusiones salían rojo oscuro, y que en el fondo de más de una taza, los clientes encontraban barro....
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