viernes, 11 de octubre de 2019
La Leyenda Oscura de Guilles de Rais, Barba Azul
Gilles de Rais
(1404-1440), barón de Rais, primer teniente del ejército de Carlos
VII (El Delfín) y mano derecha de la mismísima Juana de Arco, tuvo
la carrera militar que todo aristócrata de su época anhelaba.
Apuesto y valeroso, fue recompensado por sus servicios a la corona
francesa con el título de Mariscal de Francia. Sin embargo, su amor
secreto por Juana de Arco lo convertiría en uno de los mayores
asesinos de la historia.
Luchó
vehementemente por salvar a Juana de Arco, su protegida y de la que
estaba secretamente enamorado, de la hoguera. Pero fue en vano. Tras
la trágica muerte de ésta, se separó de su joven esposa, su prima
Catalina de Thouars, y se recluyó en el Castillo de Tiffauges, donde
rehusó tener cualquier contacto físico con mujeres. Éste sería el
inicio de una serie de salvajes actos contra la Iglesia, como
venganza y repulsa por la muerte de la mujer que idolatraba.
Aburrido y asqueado,
organizaba suntuosas fiestas que se hicieron populares en toda
Europa. Sus finanzas se tambaleaban, por lo que decidió embarcarse
en la búsqueda de la piedra filosofal para convertir los metales en
oro. Esta obsesión lo llevó a pensar que si invocaba al diablo,
lograría sus propósitos. Para ofrecerle un sacrificio a Satanás,
torturó y asesinó a una joven víctima. Ni se le apareció el
demonio ni transmutó el metal. Sólo consiguió descubrir su pasión
secreta: la violación, tortura y asesinato de niños y adolescentes.
Se la atribuyen los
asesinatos de más de 200 jóvenes, muchos de ellos mendigos que
pedían limosna a la entrada de los castillos. Les extraía la sangre
para confeccionar pócimas mágicas en su empeño por ser alquimista
del infierno. El vampirismo y la necrofilía se apoderaron del que
fuera el ilustre Mariscal de Francia. Además, según cuentan
testigos, solía caer en un profundo sueño, casi en coma, como otros
célebres sádicos.
Añadido a estas
orgías de sangre, también le gustaba coleccionar las cabezas de sus
víctimas, a las que un sirviente engalanaba, para posteriormente
celebrar concursos de bellezas con amigos.
Sería el duque de
Bretaña quien ordenaría una investigación sobre Barba Azul -apodo
de Gilles- ante el creciente número de desapariciones de jóvenes.
Fue detenido en en 1440 en una de sus propiedades en el pueblo de
Machecoul, descubriéndose en el lugar los cadáveres de 50 niños.
Fue torturado para arrancarle una confesión, pero sólo lo
consiguieron cuando lo amenazaron con la ex comunión. Aceptó todos
los cargos y no tuvo reparo en confesar detalles de sus actos,
reconociendo que los hacía, únicamente, para proporcionarse placer.
El 26 de Octubre de
ese mismo año, fue ahorcado y quemado en la hoguera junto a dos
cómplices. Antes de su muerte, profesó arrepentimiento y pidió
perdón a los padres de las víctimas. Se aferró a su fe e instó a
los presentes a que no siguieran su ejemplo. Su cuerpo reposa en una
iglesia de las carmelitas en Nantes.
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