domingo, 7 de diciembre de 2014
León de Nemea
En la mitología griega el león de Nemea (en griego Λέων της
Νεμέας léōn tēs Neméas; en latín Leonem Nemeum) era un despiadado monstruo que
vivía en Nemea. Finalmente fue vencido por Heracles. Se le suele considerar
hijo de Tifón y Equidna1 o de Ortos y Quimera, aunque también se ha dicho que
habría caído desde la luna, como hijo de Zeus y Selene.
La muerte del león
El primero de los doce trabajos de Heracles fue matar al
león de Nemea y despojarlo de su piel.
El león había estado aterrorizando los alrededores de Nemea,
y tenía una piel tan gruesa que resultaba impenetrable a las armas. Cuando
Heracles se dirigía a cazar al león se hospedó en casa de Molorco, partiendo
después hacia la guarida de la fiera.
Cuando Heracles se enfrentó a él por primera vez, usando su
arco y sus flechas, un garrote hecho de un olivo (que él mismo había arrancado
de la tierra) y una espada de bronce, todas las armas resultaron inútiles. La
morada del animal tenía dos entradas: Heracles lo azuzó hasta que el animal
penetró en ella, taponó una de las entradas y acorralándolo por la otra lo
atrapó y lo estranguló.
Heracles llevó el cuerpo del león a Micenas para que lo
viera el rey Euristeo, quien elegía qué tareas debía cumplir el héroe en el
camino de los doce trabajos. Pero éste se asustó tanto que prohibió a Heracles
volver a entrar a la ciudad, y le ordenó que de ahí en adelante le mostrase el
fruto de sus trabajos desde fuera. Euristeo mandó a sus herreros que le
forjasen una tinaja de bronce que escondió bajo tierra, y en la que se
refugiaba cada vez que se anunciaba a Heracles, comunicándole sus instrucciones
a través de un heraldo.
Heracles empleó horas intentando desollar al león sin éxito.
Por fin Atenea, disfrazada de vieja bruja, ayudó a Heracles a advertir que las
mejores herramientas para cortar la piel eran las propias garras del león. De
esta forma, con una pequeña intervención divina, consiguió la piel del león,
que desde entonces vistió a modo de armadura, usando su cabeza como yelmo.
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