lunes, 1 de abril de 2013
Lo Que No Nos Han Enseñado De La Luna
En 1879 la Real Sociedad Astronómica Británica cursaba una
circular a los astrónomos miembros, en ella se pedían informes sobre cualquier
observación anómala en la Luna. En poco tiempo se vieron inundados por una
enorme cantidad de relatos que hablaban de luces que recorrían los cráteres,
erupciones volcánicas y explosiones. En dos años recibieron más de dos millones
de informes, de modo que colapsados ante la cantidad de datos cancelaron las
investigaciones y no emitieron ninguna opinión concluyente sobre el tema.
Esto demostró que los fenómenos extraños observados en
nuestro satélite distaban mucho de ser hechos aislados, y desde aficionados a
grandes astrónomos habían observado estos sucesos. En 1787 W. Herschel
(descubridor de Urano) afirmó haber observado tres erupciones volcánicas y dos
años más tarde el profesor Schroeter (eminente selenógrafo) declaró ver
"un brillante estallido de luz, que estaba compuesto de muchas chispas
pequeñas y separadas". Desde el siglo XVI hasta hoy se han venido
observando luces en la superficie de la Luna, generalmente blancas y del tamaño
de una estrella, pero también se vieron rojas, amarillentas o azuladas, que se
movían o eran estáticas entre unos segundos y varios días. La NASA llama a
estas observaciones Fenómenos Transitorios Lunares o LTPs (Lunar Transient
Phenomena), y recogió en 1968 un listado de 579 incidentes bien documentados,
recogidos entre 1540 y 1967.
Hasta la fecha no se sabe a qué se deben estos fenómenos, ya
que en la Luna ni hay volcanes ni fuentes de luz; además, aumentan
inexplicablemente cuando Marte está más próximo. La Tierra y la Luna son casi
un sistema planetario doble, debido al anormalmente gran tamaño de nuestro
satélite, sin embargo este es un mundo geológicamente muerto y sin atmósfera;
es un gran pedrusco muerto, pero que encierra sus misterios, como un campo
magnético irregular, agua en contra de todo pronóstico... y LTP´s. Y cuanto más
se ha investigado el fenómeno mayores dudas surgen y más es lo que se oculta.
En 1969, durante el vuelo del módulo estadounidense Eagle en
órbita alrededor de la Luna, la Misión Central de Houston recibió varias
llamadas de astrónomos aficionados que informaron sobre LTP en las
inmediaciones del cráter Aristarco, muy cerca de donde pasaría la nave. Así que
Houston pidió a Neil Armstrong que se asomara a la ventanilla a ver que veía,
el astronauta informó sobre: "un área considerablemente más iluminada que
las zonas de alrededor. Parece que tiene algo de fluorescencia". La NASA
nunca se pronunció sobre este fenómeno, a pesar de que los niveles de
radioactividad de la zona eran de difícil explicación.
Sin embargo no sólo se han observado luces, en 1848 el
notable astrónomo Gruithuisen afirmó haber visto manchas verdosas en el
interior de algunos cráteres que se desplazaban de forma irregular, no dudó en
afirmar que se trataba de vegetación. En 1885 el astrónomo Thouvelot localizó
lo que para él eran las ruinas de una ciudad. En 1966, el profesor
norteamericano W. Blair accedió a fotos secretas de la NASA correspondientes a
la misión Orbiter-2 de abril de ese mismo año. En ellas descubrió monumentos de
más de 200 m. de altura distribuidos de forma geométrica por la superficie
Lunar. Los astrónomos ortodoxos las atribuyen a fenómenos geológicos y desde
entonces se las denomina "cúspides de Blair".
Según señaló J. Goodovage en 1974 "en los últimos años
más de 200 estructuras blanquecinas, circulares y con forma de cúpula, han sido
observadas sobre la Luna y catalogadas pero, por alguna extraña razón, a menudo
desaparecen de su lugar para reaparecer en otro". No se ha dado hasta
ahora una explicación debido a que aparecen y desaparecen, y a falta de algo
mejor se las toma como burbujas de gas.
Pero además de cúpulas también se ha visto con cierta
frecuencia un puente que cruzaba la zona del Mare Crisium, y que podría
alcanzar los 18 km. de longitud, además no se mantiene siempre en el mismo
lugar, para algunos astrónomos esto sólo puede ser artificial. También se han
visto líneas rectas luminosas que surcan la superficie remontando cráteres y
montañas manteniendo siempre su orientación durante cientos de kilómetros,
aunque a veces presentan discontinuidades. Suelen aparecer en luz solar fuerte
y en los cráteres Copérnico, Tycho y Kepler, y es visible con un pequeño
telescopio.
También se pueden observar otros fenómenos como en el cráter
Uker, en el que se encuentra un triángulo perfecto de 28 Km. Uniendo las tres
áreas mas nítidas del borde del cráter se forma otro triángulo equilátero, este
cráter se encuentra cerca del centro de la Luna y es perfectamente visible con
un pequeño telescopio. En las fotografías de los astronautas que estuvieron en
la Luna también se pueden observar fenómenos extraños, ya sea al fondo o en el
reflejo de sus visores, generalmente son grandes estructuras que no deberían
estar.
Todo esto, unido a las observaciones de los astronautas (ya
relatadas anteriormente en esta sección) y a las imágenes de vídeo captadas
desde los módulos espaciales en las que pueden verse objetos volando en las
inmediaciones de los módulos lunares, nos da la impresión de que tenemos un
satélite nada aburrido, y del que todavía podemos sorprendernos. Cabe preguntarse
que si observamos todo eso en la cara visible de la Luna, ¿que habrá en la
queda detrás?
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