jueves, 11 de abril de 2013
La Mayor Filtración de la Historia
Julian Assange es la pesadilla del Gobierno estadounidense.
El hombre que tiene en jaque al Pentágono y ahora, a toda la diplomacia
norteamericana. Un visionario de 39 años que disfrutacrujiendo a los malos,
destripando la agenda oculta y las maniobras sucias de los poderosos. Un
australiano carismático y controvertido, tan adorado por sus seguidores como
perseguido por sus enemigos.
Wikileaks, la web que fundó a finales de 2006, se ha
convertido en el contenedor global de las grandes filtraciones, de los secretos
celosamente guardados. Acaparó la atención mundial el pasado 4 de mayo con el
vídeo de una brutal matanza de civiles en un suburbio de Bagdad. Un vídeo en el
que se asistía al ametrallamiento desde un helicóptero Apache de 12 personas,
con los comentarios entre los militares que ejecutaban la maniobra como
siniestra banda sonora. El 25 de julio llegaba la primera gran filtración, los
papeles de Afganistán, 76.607 documentos desclasificados que revelaban la
muerte de 20.000 afganos. Y el 23 de octubre, los papeles de Irak , considerada
como la mayor filtración en la historia del Ejército norteamericano . Un total
de 391.832 documentos secretos que destapaban la muerte de 15.000 víctimas
civiles más de las oficialmente reconocidas durante la invasión y ocupación del
país.
Ahora llegan los papeles de las Embajadas, con los que
Wikileaks junto a cinco publicaciones de referencia (The New York Times , The
Guardian , Der Spiegel , Le Monde y EL PAÍS) pone al desnudo la política
exterior estadounidense, desmontado el teatro de guiñoles y enseñándonos la
mano que mueve las marionetas. En un año Wikileaks ha revolucionado el panorama
mediático mundial.
Assange vive en fuga. Es un hombre escurridizo, no le queda
otra. Cambia constantemente de domicilio, desplaza a su equipo de una ciudad
del mundo a otra, los servicios de inteligencia de EE UU intentan vigilar sus
pasos. Todas las comunicaciones que realiza por correo electrónico o por
teléfono están encriptadas, su batalla contra los poderosos nació del activismo
hacker. El Pentágono cuenta con un equipo de 120 personas que intentan frenar
las filtraciones de Wikileaks.
El equipo de Wikileaks está compuesto por 12 personas. Su
presupuesto: en torno a un millón de dólares (unos 712.000 euros) procedentes
de donaciones anónimas. El presupuesto del Departamento de Defensa es de
708.000 millones de dólares (unos 585.000 millones euros).
Una orden de arresto internacional pesa sobre Julian
Assange, que fue acusado de acoso sexual y violación por dos mujeres a mediados
del pasado mes de agosto, en Estocolmo. Suecia le denegó el 18 de octubre el
permiso de residencia. En una entrevista exclusiva que EL PAíS publicó el 24 de
octubre pasado, al día siguiente de la liberación de los papeles de Irak, contó
que estaba pensando en irse a vivir a Sudamérica.
La mayor filtración de la historia: más de 250.000
documentos del Departamento de Estado.- Los cables, obtenidos por Wikileaks,
destapan espionaje, maniobras ocultas y corrupción.- Corrosivos informes sobre
dirigentes como Putin, Ahmadineyad, Sarkozy, Merkel o Berlusconi
Se trata de una colección de más de 250.000 mensajes del
Departamento de Estado de Estados Unidos, obtenidos por la página digital
Wikileaks, en los que se descubren episodios inéditos ocurridos en los puntos
más conflictivos del mundo, así como otros muchos sucesos y datos de gran
relevancia que desnudan por completo la política exterior norteamericana, sacan
a la luz sus mecanismos y sus fuentes, dejan en evidencia sus debilidades y
obsesiones, y en conjunto facilitan la comprensión por parte de los ciudadanos
de las circunstancias en las que se desarrolla el lado oscuro de las relaciones
internacionales.
Diplomáticos de EE
UU reciben órdenes de espiar a la ONU
Los árabes piden a
EE UU frenar a Irán por cualquier medio
EE UU vigila de
cerca la agenda islamista de Erdogan
Aportaciones
históricas sobre la liberación de Mandela, la Revolución Islámica o el
conflicto de las Malvinas
Cable en el que el
Departamento de Estado pide información confidencial sobre la ONU
Cable en el que EE
UU informa a sus aliados sobre sus objetivos en Irán
Información
transparente contra el secretismo de los Gobiernos
Espías en la
Embajada de Berlín
Cable sobre el
golpe de estado de Noriega
Cable sobre las
manías de Gadafi
Cable sobre una
boda en Daguestán
Estos documentos recogen comentarios e informes elaborados
por funcionarios estadounidenses, con un lenguaje muy franco, sobre
personalidades de todo mundo, desvelan los contenidos de entrevistas del más
alto nivel, descubren desconocidas actividades de espionaje y exponen con
detalle las opiniones vertidas y datos aportados por diferentes fuentes en
conversaciones con embajadores norteamericanos o personal diplomático de esa
nación en numerosos países, incluido España.
Queda en evidencia, por ejemplo, la sospecha norteamericana
de que la política rusa está en manos de Vladimir Putin, a quien se juzga como
un político de corte autoritario cuyo estilo personal machista le permite
conectar perfectamente con Silvio Berlusconi. Del primer ministro italiano se
detallan sus “fiestas salvajes” y se expone la desconfianza profunda que
despierta en Washington. Tampoco muestra la diplomacia estadounidense un gran
aprecio por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, a quien se sigue con gran
meticulosidad acerca de cualquier movimiento para obstaculizar la política
exterior de Estados Unidos.
Los cables prueban la intensa actividad de ese país para
bloquear a Irán, el enorme juego que se desarrolla en torno a China, cuyo
predominio en Asia se da casi por aceptado, o los esfuerzos por cortejar a
países de América Latina para aislar al venezolano Hugo Chávez.
En ocasiones, las expresiones usadas en estos documentos son
de tal naturaleza que pueden dinamitar las relaciones de Estados Unidos con
algunos de sus principales aliados; en otras, pueden ponerse en riesgo algunos
proyectos importantes de su política exterior, como el acercamiento a Rusia o
el apoyo de ciertos Gobiernos árabes.
El alcance de estas revelaciones es de tal calibre que,
seguramente, se podrá hablar de un antes y un después en lo que respecta a los
hábitos diplomáticos. Esta filtración puede acabar con una era de la política
exterior: los métodos tradicionales de comunicación y las prácticas empleadas
para la consecución de información quedan en entredicho a partir de ahora.
Todos los servicios diplomáticos del mundo, y especialmente
de Estados Unidos, donde esta filtración se suma a otras anteriores de menor
trascendencia con papeles relativos a Irak y Afganistán, tendrán que
replantearse desde este momento su modo de operar y, probablemente, modificar
profundamente sus prácticas.
Intensas gestiones
Tratando de anticiparse a ese perjuicio, la Administración
de Estados Unidos lleva varios días, desde que supo la existencia de esta fuga
de documentos, realizando intensas gestiones ante el Congreso norteamericano y
los Gobiernos de gran parte de las naciones ante los que tiene representación
diplomática para informarles sobre el previsible contenido de las filtraciones
y sus posibles consecuencias. El Departamento de Estado envió a principio de
esta semana un informe a los principales comités de la Cámara de Representantes
y del Senado previniéndoles sobre la situación.
La propia secretaria de Estado, Hillary Clinton, ha
telefoneado en las últimas horas a los Gobiernos de los países más importante
afectados por esta fuga de información, entre otros los de China, Alemania,
Francia y Arabia Saudí, para alertarles de lo sucedido y ofrecer algunas
justificaciones
En Reino Unido, Israel, Italia, Australia y Canadá, entre
otros socios de Estados Unidos, portavoces de sus respectivos ministerios de
Relaciones Exteriores confirmaron que habían recibido información de parte de
los embajadores norteamericanos, aunque no revelaron detalles sobre los datos
precisos que habían sido puestos en su conocimiento. No ha habido, sin embargo,
comunicación directa entre la Embajada en Madrid y el Gobierno español acerca
de este asunto.
El portavoz del Departamento de Estado, P. J. Crowley, ha
reconocido que no conoce con exactitud las informaciones que aparecerán en los
papeles filtrados, aunque ha adelantado que “estas revelaciones son dañinas
para los intereses de Estados Unidos”. “Van a crear tensiones entre nuestros
diplomáticos y nuestros amigos alrededor del mundo”, declaró este fin de
semana.
El Departamento de Estado, que ha negociado con uno de los
periódicos que hoy publican los cables algunos contenidos particularmente
lesivos para sus intereses o peligrosos para ciertas personas, está
especialmente preocupado por el daño que esto puede causar en la guerra contra
Al Qaeda en algunas regiones en la que la libran de forma encubierta, como
Yemen o Pakistán, así como los efectos que puede tener para las difíciles
relaciones con otras potencias, como Rusia y China.
Los dos últimos años
Los documentos -251.287 mensajes que cubren un periodo hasta
febrero de 2010 y, en su mayor parte, afectan a los dos últimos años- fueron
facilitados por WikiLeaks hace varias semanas, además de a EL PAÍS, a los
diarios The Guardian, de Reino Unido; The New York Times, de Estados Unidos; Le
Monde, de Francia, y al semanario Der Spiegel, de Alemania. Estos medios han
trabajado por separado en la valoración y selección del material, y pondrán a
disposición de sus lectores aquellas historias que cada uno considere de mayor
interés; en algunos casos serán coincidentes, en otros no.
Ese proceso se ha llevado a cabo bajo una exigente condición
de no poner en peligro en ningún momento fuentes protegidas de antemano o
personas cuya vida podría verse amenazada al desvelarse su identidad. Al mismo
tiempo, todos los medios han hecho un esfuerzo supremo por evitar la revelación
de episodios que pudieran suponer un riesgo para la seguridad de cualquier
país, particularmente de Estados Unidos, el más expuesto por estas
revelaciones. Por esa razón, algunos de los documentos que serán puestos a
disposición de nuestros lectores a partir de hoy aparecerán parcialmente
mutilados.
Resulta evidente que los papeles analizados no son todos los
emitidos en el mundo por el Departamento de Estado en el periodo de tiempo
comprendido, pero ignoramos si esos son todos a los que ha tenido acceso
WikiLeaks.
Pese a eso, el lector comprobará el valor que en sí mismo
encierra el conjunto de documentos facilitados, al margen de que puedan existir
otros muchos que aún se desconocen. Se trata de un material que aporta
novedades relevantes sobre el manejo de asuntos de gran repercusión mundial,
como el programa nuclear de Irán, las tensiones en Oriente Próximo, las guerras
de Irak y Afganistán y otros conflictos en Asia y África.
Terrorismo y radicalismo islámico
También se recogen los movimientos entre Estados Unidos y
sus aliados para hacer frente al terrorismo y al radicalismo islámico, así como
detalles reveladores sobre episodios de tanta trascendencia como el boicot de
China a la empresa Google o los negocios conjuntos de Putin y Berlusconi en el
sector del petróleo. De especial interés son las pruebas que se aportan sobre
el alcance de la corrupción a escala planetaria y las permanentes presiones que
se ejercen sobre los diferentes Gobiernos, desde Brasil a Turquía, para
favorecer los intereses comerciales o militares de Estados Unidos.
Entre los primeros documentos que hoy se hacen públicos, se
descubre el pánico que los planes armamentísticos de Irán, incluido su programa
nuclear, despiertan entre los países árabes, hasta el punto de que alguno de
sus gobernantes llega a sugerir que es preferible una guerra convencional hoy
que un Irán nuclear mañana. Se aprecia la enorme preocupación con la que
Estados Unidos observa la evolución de los acontecimientos en Turquía y la
estrecha vigilancia a la que se mantiene al primer ministro, Erdogan.
Y, sobre todo, esta primera entrega revela las instrucciones
que el Departamento de Estado ha cursado a sus diplomáticos en Naciones Unidas
y en algunos países para desarrollar una verdadera labor de espionaje sobre el
secretario general de la ONU, sus principales oficinas y sus más delicadas
misiones.
Los lectores descubrirán al acceder a las sucesivas crónicas
detalles insospechados sobre la personalidad de algunos destacados dirigentes y
comprobarán el papel que desempeñan las más íntimas facetas humanas en las
relaciones políticas. Eso resulta particularmente evidente en América Latina,
donde se dan a conocer juicios de diplomáticos norteamericanos y de muchos de
sus interlocutores sobre el carácter, las aficiones y los pecados de las
figuras más controvertidas.
Ofrecerá detalles, por ejemplo, sobre las sospechas que la
presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, despierta en
Washington, hasta el punto de que la Secretaría de Estado llega a solicitar
información sobre su estado de salud mental. El mismo día se darán a conocer
algunas de las gestiones que la diplomacia norteamericana ha realizado para
repatriar a los presos de Guantánamo, así como la intensa actividad en Asia
para frenar el peligro que representa Corea del Norte.
Cables controvertidos
Entre los cables con los que ha trabajado este periódic o se
encuentran informes extraordinariamente controvertidos, como los mensajes del
embajador norteamericano en Trípoli en los que cuenta que el líder libio, Muamar
el Gadafi, usa botox y es un verdadero hipocondríaco que hace filmar todos sus
exámenes médicos para analizarlos posteriormente con sus doctores, y relatos
con meticulosas descripciones del paisaje local, como el que hace un
diplomático estadounidense invitado a una boda en Daguestán que sirve para
ilustrar el grado de corrupción en la zona.
Hay cables de gran valor histórico, como el que revela la
apuesta de la diplomacia norteamericana por el derrocamiento del general
panameño Manuel Antonio Noriega o el que detalla ciertos movimientos de Estados
Unidos durante el golpe de Estado que destituyó a Manuel Zelaya en Honduras, y
cables de enorme interés sobre acontecimientos actuales, como el que precisa la
presión ejercida sobre el presidente de Afganistán, Hamid Karzai, para que
contenga los abusos de sus allegados y facilite la gobernabilidad del país.
En lo que respecta a España, estos documentos registran el
enorme acceso de la Embajada de Estados Unidos a personalidades destacadas del
ámbito político y judicial, y su influencia en algunos acontecimientos que han
marcado la actualidad de los últimos años. También se descubre el punto de
vista que funcionarios estadounidenses tienen de la clase política española,
así como el que algunos políticos expresan sobre sus compañeros y adversarios.
En determinados casos, estas revelaciones tienen el
estrictamente el valor que tiene la opinión de una persona de posición
influyente. En otros casos, se trata de relatos que aportan pistas sobre
acontecimientos importantes pero que son narrados por una sola fuente: el
servicio diplomático de Estados Unidos. EL PAÍS no ha podido corroborar todos
esos relatos y ha prescindido de algunos que ha considerado de dudosa
credibilidad. Pero sí ha certificado otros y ha operado de forma responsable
con el país objeto de la filtración con la intención de causar el menor daño
posible. Entre otras precauciones, se ha decidido aceptar los compromisos a los
que The New York Times llegue con el Departamento de Estado para evitar la
difusión de determinados documentos.
No todos los papeles obtenidos por Wikileaks han sido
utilizados para la elaboración de nuestras informaciones, y solo una parte de
ellos serán expuestos públicamente, independientemente de lo que la propia
WikiLeaks o los demás medios que han recibido el material decidan hacer. Se han
seleccionado tan solo aquellos que consideramos imprescindibles para respaldar
la información ofrecida.
Las informaciones han sido preparadas y escritas únicamente
por redactores de nuestro periódico atendiendo a nuestras particulares
exigencias de rigor y calidad. A lo largo de varios días se irán ofreciendo las
crónicas que recogen la sustancia de esos documentos, añadiéndoles el contexto
y la valoración requeridos, así como sus posibles reacciones y consecuencias.
Algunas de esas reacciones estarán, seguramente, dirigidas a
examinar las causas por las que puede haberse producido una fuga de semejante
magnitud. El origen de este problema puede remontarse a los días posteriores al
ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001, cuando se detectaron unos
fallos de coordinación entre los servicios de inteligencia que recomendaron la
necesidad de un modelo de comunicación que permitiera a los diferentes
responsables de la seguridad compartir datos extraídos por el Departamento de
Estado.
Un sistema de Internet del Ejército
Se extendió, por tanto, a partir de esa fecha el uso de un
sistema de Internet del Ejército norteamericano denominado SIPRNET, un acrónimo
de Secret Internet Protocol Router Network. Todos los cables que se incluyen en
esta filtración fueron enviados por ese medio, como se comprueba por la
etiqueta que cada uno de ellos lleva en su cabecera, la palabra SIPDIS, que son
las siglas para Secret Internet Protocol Distribution.
Al menos 180 embajadas norteamericanas alrededor del mundo
utilizan actualmente ese sistema de comunicación, según informes elaborados por
el Congreso norteamericano. Aunque se exigen fuertes medidas de seguridad para
el uso de ese sistema, como la de mantenerlo abierto únicamente cuando el
usuario está frente a la pantalla, la exigencia de cambiar la clave cada cinco
meses o la prohibición de utilizar cualquier clase de CD u otro método de copia
de contenidos, el número de personas que ahora acceden a la información ha
crecido considerablemente.
A ese crecimiento ha ayudado también la necesidad de ampliar
el número de personas trabajando en cuestiones de seguridad y, como
consecuencia, la del número de personas a la que se da acceso a documentos
clasificados. El Departamento de Estado clasifica sus informes en una escala
que va del Top Secret al Confidential. En los documentos facilitados a EL PAÍS
no hay ninguno clasificado como Top Secret, aunque sí más de 15.000 situados en
la escala inferior, Secret.
Según se puede deducir de datos elaborados por la Oficina de
Control del Gobierno, perteneciente al Congreso norteamericano, y otros
expuestos recientemente por medios de comunicación de ese país, más de tres
millones de estadounidenses están autorizados al acceso a ese material Secret.
Eso incluye decenas de miles de empleados del Departamento de Estado,
funcionarios de la CIA, del FBI, de la DEA, de los servicios de inteligencia de
las fuerzas armadas y de otros departamentos implicados en la búsqueda de
información. En Estados Unidos funcionan 16 agencias con responsabilidades de
espionaje.
Será muy costoso, por tanto, para ese país reparar el daño
causado por esta filtración, y llevará años poner en pie un nuevo sistema de
comunicación con plenas garantías. Lo más importante, sin embargo, es el valor
informativo que esos documentos tienen actualmente. Estamos ante una serie de
relatos, sin precedentes en el periodismo español, que servirán para una mejor
comprensión de algunos conflictos y de personalidades que afectan determinantemente
a nuestra vida y que pueden abrir a nuestros lectores a una nueva
interpretación de la realidad que les rodea.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario