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sábado, 14 de mayo de 2011

Olas Gigantes, Un Fenómeno Natural De Los Océanos



Las olas gigantes, también conocidas como olas vagabundas u olas monstruo, son olas relativamente grandes y espontáneas que no se explican por el estado del mar ni por terremotos, y que constituyen una amenaza incluso para los grandes barcos y transatlánticos. En oceanografía, se les define con más precisión como olas superiores al doble de la altura del mayor tercio de las olas en un registro.

Tomadas por legendarias, se las conoce hoy en día como un fenómeno natural de los océanos, no infrecuente, pero muy raramente testimoniado. Los relatos de marineros y los daños infligidos a barcos sugerían su existencia, pero su medición científica fue confirmada positivamente sólo tras el seguimiento de una ola gigante en la plataforma petrolífera Draupner en el Mar del Norte el 1 de enero de 1995. El evento, que infligió daños menores a la plataforma, confirmó la validez de la medida.

Durante el Proyecto MaxWave, los investigadores, mediante datos tomados por satélites de la Agencia Espacial Europea, identificaron un significativo número de señales que podrían ser evidencia de olas gigantes. No obstante, el método que convierte los ecos del radar en medidas de elevación de la superficie sigue en proceso de mejora.

Las olas gigantes han sido citadas en los medios de comunicación como la posible causa de la súbita e inexplicable desaparición de muchos barcos transoceánicos. Aunque podría ser una causa creíble de muchas pérdidas inexplicables no hay hasta ahora evidencias claras, ni tampoco ningún caso donde haya sido la causa confirmada, asimismo, esta afirmación se contradice con los registros de la aseguradora naviera Lloyd's. Uno de los escasos casos en los que existen evidencias de que una ola gigante "podría" haber sido la causa del hundimiento de un buque es la desaparición del carguero MS München, detallado más adelante. En febrero de 2000, un buque inglés de investigación oceanográfica navegando en la zona del Peñón Rockall al oeste de Escocia halló las mayores olas jamás medidas por instrumentos científicos en mar abierto.

Historia de Olas Gigantes
Para las olas producidas por una tormenta en alta mar es común alcanzar los 7 m de altura, bajo condiciones extremas estas olas pueden alcanzar incluso los 15 metros.

No obstante, durante siglos las leyendas marítimas hablaban de la existencia de olas mucho mayores, auténticos monstruos de hasta 30 m de altura (aproximadamente la altura de un edificio de 12 pisos) que podían aparecer sin previo aviso en mitad del océano, contra la corriente y la dirección dominante de las olas, a menudo en perfectas condiciones atmosféricas. Se decía que tales olas eran un muro casi vertical precedido de un seno tan profundo como para llamarlo "un agujero en el mar"; un barco que encontrara una ola de tal magnitud sería improbable que sobreviviera a la tremenda presión de hasta 100 t/m² ejercida por el peso de la rompiente del agua, y seria casi con total seguridad hundido en cuestión de segundos.

Un barco es diseñado habitualmente para resistir presiones producidas por olas de tormenta de hasta 15 m y presiones de alrededor de 15 t/m² (147 kPa) sin daño, incluso algo más (sobre 20 m) si se le permite cierta deformación.

Los científicos negaban tales relatos, asegurando que los modelos matemáticos indicaban que las olas mayores de 15 metros de altura eran eventos tan raros como para producirse "una vez cada 10.000 años". No obstante imágenes de satélite recientes han demostrado que olas de hasta 30 m de altura son mucho más comunes que lo que la teoría de probabilidades predeciría usando la distribución de Rayleigh sobre altura de olas. En adición a esto, las lecturas de presión de las boyas amarradas en el Golfo de México durante el Huracán Katrina también indicaban la presencia de olas de esa altura. De hecho, parecen ocurrir en todos los océanos del mundo muchas veces cada año. Esto ha causado de nuevo el examen de la razón de su existencia, así como la reconsideración de sus implicaciones en el tráfico marítimo.

También se sabe que las olas gigantes ocurren en los grandes lagos, que son casi mares interiores. Quizás la más famosa, de acuerdo con algunas teorías, fue la responsable del hundimiento del barco SS Edmund Fitzgerald en noviembre de 1975 (ver más adelante). No obstante se han sugerido otras causas. El incidente se halla lejos de ser resuelto.

Una ola gigante no es lo mismo que un tsunami. Los tsunamis son olas generadas por desplazamientos de masas que se propagan a gran velocidad y que son más o menos advertibles en alta mar, sólo se vuelven peligrosos conforme se acercan a la orilla y no suponen ningún peligro para la navegación (Los únicos barcos perdidos durante el tsunami de 2004 en Asia se hallaban en puertos). Una ola gigante, por el contrario, es un evento localizado que ocurre generalmente en alta mar.

Causas sugeridas de las Olas Gigantes

El fenómeno de las olas gigantes es todavía objeto de estudio, es, por tanto, demasiado pronto para decir claramente cuales son las causas más comunes o si varían de área en área. La zonas de mayor riesgo parecen aparecer cuando una fuerte corriente corre contra la dirección primaria de las olas; el área cerca del Cabo Agulhas frente al extremo sur de África es una de ellas. No obstante, dado que esta tesis no explica la existencia de todas las olas que han sido detectadas, es probable que existan diferentes causas, con localización variada. Entre las causas sugeridas de las olas gigantes se hallan las siguientes:

Difracción del foco — Debido, quizás, a la forma de la costa o el fondo marino. Según esta teoría varias series de olas se encuentran en fase. La altura de sus crestas se combina para crear una ola gigante.

Enfoque por corrientes — Una tormenta fuerza las olas a dirigirse en contra de la corriente. De esto resulta una disminución de la longitud de onda de la ola causando el incremento de la altura de la ola y a las series de olas que la siguen a comprimirse juntas formando una ola gigante.

Efectos no lineales — Parece ser posible que una ola gigante ocurra por procesos naturales no lineales a partir de pequeñas olas. En tal caso, se teoriza, una ola inusual e inestable puede formarse de modo que 'absorba' energía de otras olas, creciendo hasta formar un enorme muro casi vertical por si misma, antes de volverse inestable y colapsarse poco después. Un modelo simple de esto es la ecuación de una onda conocida como ecuación no lineal de Schrödinger, en la cual una onda normal comienza a 'absorber' energía de las onda anterior y posterior reduciéndola a meras rugosidades en comparación con la principal. Tal monstruo, y el enorme seno que le acompaña antes y después, puede durar sólo unos minutos antes de romperse o reducirse de tamaño. Este modelo es solo válido en aguas profundas, en aguas superficiales se usa un modelo alternativo como la ecuación de Boussinesq.

Parte normal del espectro de ondas — Las olas gigantes no son tales, sino parte normal del proceso de generación de olas, aunque un extremo poco frecuente.

Viento — Aunque es improbable que solamente el viento pueda generar una ola gigante, su efecto combinado con otros mecanismos puede proporcionar una explicación al fenómeno de las olas gigantes. Mientras el viento sopla sobre el océano, su energía se transmite a la superficie del mar.

Hay tres categorías de olas gigantes:

"Muros de agua" viajando hasta 10 km a través del océano

"Tres Hermanas", grupos de tres olas

Solitarias olas gigantes, cuadruplicando la altura de las olas de la tormenta y colapsándose tras pocos segundos

Encuentros con Olas Gigantes

El 10 de octubre de 1903, el Etruria a sólo 4 horas de Nueva York fue embestido por una ola gigante a las 14.30, a la que se le calculó una altura de 15 m. Un pasajero falleció y varios otros resultaron heridos

En 1933 en el Pacífico Norte, el petrolero "USS Ramapo" tuvo un encuentro con una ola gigante. La tripulación trianguló su altura en 34 metros.

En 1942 mientras transportaba una tropa estadounidense de 15.000 hombres a 700 millas de Escocia, durante una tormenta, el Queen Mary fue golpeado de lleno en el costado por una ola de 28 m de altura que casi le hizo zozobrar. El "Queen Mary" escoró brevemente unos 50 grados antes de que el barco volviera a su posición normal por sí mismo.

En 1966, el crucero italiano Michelangelo se dirigía a Nueva York cuando una ola gigante impactó contra su estructura con fuerza suficiente para romper gruesos cristales a 24 m de la superficie matando a un tripulante y a dos pasajeros.

El Edmund Fitzgerald era un carguero que se hundió súbitamente durante una tormenta el 10 de noviembre de 1975, mientras navegaba en el Lago Superior, en la frontera entre Canadá y Estados Unidos. El barco su hundió sin signos de alarma en aguas canadienses a unos 15 km de la entrada a la bahía Whitefish Bay. En ese punto la profundidad es de 162 m; y los 29 miembros de la tripulación perecieron. Aunque se atribuyó su hundimiento a otras causas, un barco que se hallaba cerca fue alcanzado casi al mismo tiempo por dos olas gigantes, lo cual parece coincidir con el hundimiento del Edmund Fitzgerald apenas 10 minutos después. Una reconstrucción realizada por el Discovery Channel apuntaba a las olas gigantes como la causa. El accidente está aún sin resolver de forma clara.

El Wilstar, un petrolero noruego, sufrió daños estructurales por una ola gigante en 1974.
En octubre de 1977, el petrolero Stolt Surf encontró una ola gigante en un viaje por el Pacífico de Singapur a Portland. El ingeniero tomó fotos de una ola que superaba los 22 m de altura del puente.

El carguero de 6 años de antigüedad y 37.134 t München desapareció en el mar en 1978. A las 3 del 12 de diciembre envió una señal de socorro desde el medio del Atlántico pero el rescate solo halló unos pocos restos que incluían un bote salvavidas sin lanzar, originalmente situado a unos 20 metros por encima de la superficie, que tenía uno de sus enganches “doblado como si hubiera sido golpeado por una enorme fuerza”. El accidente se atribuyó a un “inusual evento producido por el mal tiempo” aunque se piensa que una gran ola impactó contra el puente dejando al barco sin control y haciéndolo volcar sobre las aguas revueltas que lo inundaron y hundieron con rapidez. Aunque quizás el accidente implicó a más de una ola, este es, hasta ahora, el hundimiento más probable causado por un ola.

Ola Draupner (Mar del Norte, 1995): primera evidencia científica confirmada
Queen Elizabeth 2 (Atlántico Norte, 1995), 29 m, durante una tormenta en el Atlántico Norte.El capitán dijo que "surgió de la oscuridad" y, "parecía los acantilados blancos de Dover."

Bremen y Caledonian Star (misma ola, Atlántico sur, 2001: las ventanas del puente de los dos barcos situadas a 30 m por encima del nivel del mar, quedaron destrozadas y todo el sistema eléctrico y de instrumentación perdido. No existen en esa parte del globo corrientes adversas que pudieran explicar parcialmente semejante ola. El primer oficial del Caledonian Star dijo que era "como una montaña, un muro de agua que venia contra nosotros."

Una boya equipada con sensores de presión detecto una ola gigante causada por el Huracán Ivan en el Golfo de México, en el 2004. La ola era de 27,7 m de altura y unos 200 m de larga.

Norwegian Dawn, (Tres olas seguidas, cerca de la costa de Georgia (Estados Unidos de América), el 16 de abril de 2005): "El mar se hallaba totalmente en calma cuando una ola de 21 metros pareció salir del aire... Nuestro capitán, que lleva 20 años en este oficio, dijo que nunca había visto nada igual."

El 24 de enero de 2009 la boya Augusto González de Linares, situada a 22 millas al norte de Santander (España) registró una ola de 26,13 metros, equivalente a un edificio de 8 plantas de altura, durante un temporal.

También se ha sugerido que este tipo de olas podrían ser las responsables de la pérdida de alguna aeronave, sobre todo helicópteros en misión de rescate.

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