domingo, 1 de mayo de 2011
La Historia de Níobe
Níobe era la hija de Tántalo, castigado en en infernal Tártaro por sus fechorías y malas acciones (entre ellas, robar el néctar y la ambrosía de los dioses y ofrecer a su propio hijo como comida a los mismos, percatándose de ello la Diosa Ceres, al morder un omóplato suyo). Casada con Anfión, rey de Tebas, que construyó dicha ciudad con la magia de la música de su lira, que atraía los bloques de piedra y los movía a su vez. Tuvo según unas fuentes 7 hijos y 7 hijas y según otras, 8 vástagos de cada género. Níobe destacaba por su belleza pero también por su orgullo. Y se jactó públicamente de su prole frente a Leto, la madre de los dioses Apolo y Diana (Sol y Luna, respectivamente). "Tengo más hijos y mejores que la propia Leto, y mi esposo construyó solo Tebas..." La diosa se sintió afrentada y encargó a sus hijos una terrible venganza. Entre nubes negras se aproximaron Apolo y su hermana Diana provistos de sendos arcos con flechas y emprendieron la matanza de los vástagos. Uno a uno fueron cayendo muertos. Níobe trató de esconder a sus hijas, y aun así, movida por la ira, levantó su cabeza al firmamento y espetó: "Leto, mi descendencia sigue siendo más grande que la tuya". Y entonces llegó Artemisa (=Diana), y empezó a matar una a una a todas sus hijas. Cuando sólo le quedaba la menor Níobe imploró: "Dejadme al menos a ésta con vida, ¡a mi pequeña! ¡Clemencia!" Y Artemisa disparó otra de sus letales flechas... El asesinato de los hijos de Níobe por Apolo y Diana,Pierre-Charles Jombert Fue entonces cuando a Níobe (personaje mitológico que aparece citado entre otras obras en "Hamlet" de Shakespeare y que a su vez da nombre a uno de los personajes de "Matrix") se quedó con la mirada petrificada en el cuerpo sin vida de la pequeña, y... La sangre se le heló, convirtiéndose en una estatua de piedra. (Según otra versión, la que apunta a que eran los hijos 16, sobrevivieron dos: un chico y una chica). Un torbellino llevó a la pétrea e inerte Níobe a lo alto de una montaña... Y de su estatua en su cima brota desde entonces un manantial de lágrimas sin fin.
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