Sus ataques a las mujeres solas que se aventuran por la selva por leña son mucho más agresivos y crueles que los de su hermano Yasy Yateré. En esos casos Kurupí viola y mata a sus víctimas. Pero su mayor diversión es raptar a las vírgenes, quienes desaparecen misteriosamente para regresar encintas y listas para parir a los siete meses. Los hijos de Kurupí, sin embargo, mueren al séptimo día de un extraño mal. También se dice que con sólo verlo, las mujeres se vuelven locas.
Kurupí es el genio de los animales silvestres, especialmente de los sementales. No abandona nunca la selva donde reina con el poder de su sensualidad, excepto para raptar a sus víctimas.
Una forma de huir de este engendro es cortándole el pene, con lo cual se vuelve inofensivo. Otra opción es treparse a un árbol, ya que al carecer de articulaciones no podrá subir.
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