La descripción que presentan quienes lo han visto y escuchado; dicen que es la de un hombre desproporcionado, muy alto, que camina sobresaliendo por encima de la copa de los árboles emite un silbido espeluznante y lleva un costal lleno de huesos que los hace sonar como una matraca de Semana Santa.
La leyenda dice que el Silbón es el ánima en pena de un hijo que mató al papá y le comió la asadura (o sea el hígado, el corazón y el bofe). El muchacho fue criado toñeco (mimado), no respetaba a nadie. Un día le dijo a su padre que quería comer vísceras de venado. Su padre se fue de cacería para complacerlo pero tardaba en regresar. En vista de esto, el muchacho se fue a buscarlo y al ver que no traía nada, no había podido cazar el venado, lo mato, le sacó las vísceras y se las llevó a su madre para que las cocinara. Como no se ablandaban, la madre sospechó que eran las "asaduras" de su marido. Preguntándole al muchacho, este confesó la verdad.
De inmediato lo maldijo "pa' to' la vida". Su hermano Juan lo persiguió con un "mandador", le sonó una tapara de ají y le azuzó el perro "tureco" que hasta el fin del mundo lo persigue y le muerde los talones.
En los llanos orientales de Colombia se conoce como el silbador; se dice que es el espanto sin rumbo de un alma en pena de un hombre parrandero y mujeriego que murió solo y abandonado y busca la compañía de alguien que cabalgue a deshoras de la noche por los senderos de esta llanura.
Otros dicen, que persigue a las mujeres en estado de embarazo; este silbador emite un silbido largo y agudo que penetra por los oídos y al mismo tiempo se siente un frío intenso que congela a las personas. Hay la creencia de que cuando silba bien agudo es una mujer que se va a morir; pero si por el contrario el silbido es grueso, es un hombre o un amigo el que muere.
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