miércoles, 7 de mayo de 2014
El Cielo y el Infierno.
El
Cielo y el Infierno (Heaven and Hell) es un libro prohibido del
místico inglés Emanuel Swedenborg, publicado en 1758.
El
título original del libro, al igual que el resto de la obra, está
escrito en un correctísimo latín: De Caelo et Ejus Mirabilibus et
de inferno, ex Auditis et Visis (Sobre el Cielo y sus Maravillas y el
Infierno en base Cosas Oídas y Vistas).
El
Cielo y el Infierno brinda una detallada descripción de la vida en
el Más Allá, y de las regiones remotas y siderales a las que viaja
el alma una vez desencarnada del cuerpo. Emanuel Swedenborg, además,
da una información minuciosa sobre la vida de los ángeles, incluso
de sus matrimonios, ya que para el gran místico de Inglaterra los
ángeles también contraen matrimonio. Acto seguido se explica la
razón de que mueran niños en la Tierra y cuál es su sitio en el
Cielo, al igual que un examen prolijo sobre el despertar del espíritu
en la otra vida, región vinculada al Limbo, a mitad de camino entre
el Cielo y el Infierno.
Es
interesante señalar que Emanuel Swedenborg sostiene la teoría del
libre albedrío incluso en los espíritus, y asegura que al momento
de despertar en el Más allá, es el espíritu quien decide a qué
sitio le corresponde ir, teniendo en cuenta sus virtudes y miserias
en la Tierra, siendo él mismo quien decide si su sitio es el Cielo o
el Infierno.
Emanuel
Swedenborg afirma que toda esta información le fue entregada por sus
propios ojos y oídos, y que presenció de primera mano las bondades
celestiales y los abominables tormentos del infierno. Muchas de sus
aseveraciones esgrimen un claro sentido común, por ejemplo en el
capítulo donde señala que todas las personas decentes nacidas antes
de la llegada de Jesucristo (a menudo condenadas por la iglesia a un
purgatorio abúlico) residen en el Cielo. Tanto judíos como
musulmanes, paganos, griegos y romanos, tienen su espacio en los
amplios salones y las altas bóvedas de la mansión celeste.
Hasta
aquí, Emanuel Swedenborg se vuelca hacia el Cielo, pero como su
título lo indica, también hace un profundo repaso sobre la vida en
el inframundo. El camino al Infierno, asevera, se costruye a través
del amor propio, del amor por uno mismo y las cosas mundanas. Ése, y
no otro, es el pasaje inexorable que el espíritu, despojado ya de
carne, utiliza para elegir las torturas del averno.
Es
interesante apuntar que Emanuel Swedenborg ve en Dios al amor
absoluto, al amor sin reservas, total y completo. La intención de
Dios, afirma Swedenborg, es que toda su creación retorne al Cielo,
destino que anhela incluso para los demonios más abyectos. La
llamada Ira de Dios es explicada con sencillez: los pueblos
primitivos necesitaban de un Dios iracundo, volátil, pero esa ira y
esa volatilidad no estaban en Dios, sino en los ojos y corazones de
sus primeros creyentes
El
Cielo y el Infierno tuvo una profunda influencia, no sólo en la fe,
sino en la literatura. Jorge Luis Borges a menudo se detiene en sus
páginas. William Blake juega con él en sus Bodas del Cielo y el
Infierno (The Marriage of Heaven and Hell), y Edgar Allan Poe lo
utiliza en su relato La caída de las Casa Usher (The Fall of the
House of Usher).
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