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Se supone que las culturas antiguas deformaban el cráneo de los niños para mejorar sus habilidades mentales, en la creencia de que al forzar una forma cónica su capacidad cerebral mejoraría incluso pudiendo pronosticar las condiciones meteorológicas y lo que es o no peligroso. Deformaciones similares se han encontrado en Suramérica y otras partes del mundo que a priori no podían tener contacto.
Ya los científicos han demostrado que es imposible deformar el cráneo de esta manera, pues una deformación ocurre a partir de la masa ósea natural de la cabeza humana, y estas calaveras tienen mucho más volumen craneal que un cráneo humano, es decir, que aquí no estamos en presencia de una deformación, sino de otro tipo de especie, no-humana.
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