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lunes, 12 de octubre de 2009

Los Siete Pecados Capitales


Los Siete Pecados Capitales son una clasificación de los vicios mencionados en las primeras enseñanzas del Cristianismo y Catolicismo para educar e instruir a los seguidores sobre la moral. La Iglesia católica romana divide los pecados en dos categorías principales:

1º - Pecado venial aquellos que son relativamente menores y pueden ser perdonados a través del sacramento.

2º - Pecado mortal los cuales, al ser cometidos, destruyen la vida de gracia y crean la amenaza de condenación eterna a menos que sean absueltos mediante el sacramento de la penitencia, o siendo perdonados después de una perfecta contrición por parte del penitente.

Comenzando a principios del siglo XIV, la popularidad de los Siete Pecados Capitales como tema entre los artistas europeos de la época eventualmente ayudó a integrarlos en muchas áreas de la cultura y conciencia Cristiana a través del mundo.

Listado de los Siete Pecados Capitales en el mismo orden usado por San Gregorio Magno (*ca. 540 en Roma – †12 de marzo de 604) en el siglo VI; y después por Dante Alighieri en su obra La Divina Comedia (c.1308-1321).

Siete Pecados Capitales

Lujuria Gula Avaricia Pereza Ira Envidia Soberbia

La identificación y definición de los Siete Pecados Capitales a través de su historia ha sido un proceso fluido y, como es común con muchos aspectos de la religión, la idea de lo que cada uno de estos pecados envuelve ha evolucionado con el tiempo. Este proceso ha sido auxiliado por el hecho de que se hace referencia a ellos de una manera incoherente o codificada en la Biblia [cita requerida] y como resultado, se han consultado otros trabajos literarios o eclesiásticos para conseguir definiciones de los Pecados Capitales.

La teología de El Purgatorio, la segunda parte del poema La Divina Comedia, casi ha sido la mejor fuente conocida desde el movimiento del Renacimiento (siglos XV y XVI), aunque muchas interpretaciones y versiones posteriores, especialmente denominaciones conservadoras del Protestantismo y del movimiento cristiano Pentecostalismo, han mostrado la consecuencia para aquellos que cometan estos pecados como un tormento eterno en el Infierno, en vez de la posible absolución a través de la penitencia en el Purgatorio.

En el año 2008 se ha publicado una actualización del concepto en los denominados nuevos pecados capitales con una atención especial hacia el llamado pecado social.

Los vicios pueden ser catalogados según las virtudes a que se oponen, o también pueden ser referidos a los pecados capitales que la experiencia cristiana ha distinguido siguiendo a san Juan Casiano y a san Gregorio Magno (mor. 31, 45). Son llamados capitales porque generan otros pecados, otros vicios. Son la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula, la pereza.

Catecismo de la Iglesia Católica #1866 • Artículo 8 El Pecado • V La proliferación del pecado.

Los pecados capitales son enumerados por Santo Tomás de Aquino (I-II:84:4) como siete: vanagloria (orgullo, soberbia), avaricia, glotonería, lujuria, pereza, envidia, ira. Buenaventura de Fidanza (Breviloquium., III,IX) enumera los mismos. El número siete fue dado por San Gregorio Magno (Lib. mor. en Job. XXXI, XVII), y se mantuvo por la mayoría de los teólogos de la Edad Media. Escritores anteriores enumeraban ocho pecados capitales: San Cipriano de Cartago (de mort., IV); Juan Casiano (de instit. cænob., V, coll. 5, de octo principalibus vitiis); Columbano de Lexehuil ("Instr. de octo vitiis princip." in "Bibl. max. vet. patr.", XII, 23); Alcuino de York (De virtut. et vitiis, XXVII y sgtes.)
El término "Capital" no se refiere a la magnitud del pecado sino a que da origen a muchos otros pecados. De acuerdo a Santo Tomás de Aquino (II-II:153:4) "Un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable de manera tal que en su deseo, un hombre comete muchos pecados todos los cuales se dice son originados en aquel vicio como su fuente principal".
Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana caída está principalmente inclinada

Pecados capitales

Lujuria (Latín, luxuria)

La lujuria es usualmente considerada, de manera exagerada, como el pecado que incluye pensamientos o deseos obsesivos o excesivos de naturaleza sexual. Siendo que es simplemente pensamientos posesivos sobre la otra persona. Debido a su intrínseca relación con la naturaleza sexual, la lujuria en su máximo grado puede llevar a compulsiones sexuales o sociológicas y/o transgresiones incluyendo entre muchas de ellas a la adicción al sexo, adulterio y violación.

El concepto de Dante era el "amor excesivo por los demás," que por consecuencia sería amor y devoción a Dios como un segundo lugar. Explicando esto, significa que debido a que la fuente del amor es Dios, si no hay amor a Dios, no hay Amor en el humano, y la repercusión es un 'amor humano' caracterizado realmente por un desamor al prójimo. Este desamor es, en su origen, un vacío de amor dentro del humano y que intenta desesperadamente ser llenado con el amor de los demás. De ahí el hecho de que la persona busque convertir al otro en un objeto de su posesión de la cual pueda 'robar' o simplemente 'recibir' amor.

Lo anterior se convierte en una 'deshumanización' del ser supuestamente amado; una 'deshumanización' que borra la perspectiva personal del otro ser humano como pertenencia amorosa propia de Dios para convertirla en pertenencia obligada de uno, una pertenencia para adquirir amor. Por ello, la consecuencia más común de la lujuria es el enamoramiento obsesivo y los pensamientos de objeto o posición personal que pueden manifestarse en sencillas conductas de celos y, en grados mayores, en el mismo deseo sexual.

Contra la lujuria,
- Amor a Dios,
- Amor al otro ser como objeto de la creación de Dios,
- Renuncia a la persona 'amada',
- Reconocimiento de la posición de que uno es nada ante Dios.

Gula (Latín, gula)

Actualmente la gula o glotonería se identifica como el consumo excesivo de comida y bebida, aunque en el pasado cualquier forma de exceso podía caer bajo la definición de este pecado. Marcado por el consumo excesivo de manera irracional o innecesaria, la gula también incluye ciertas formas de comportamiento destructivo. De esta manera el abuso de substancias o las borracheras pueden ser vistos como ejemplos de gula. En la Divina Comedia de Alighieri, los penitentes en el Purgatorio eran obligados a pararse entre dos árboles, incapaces de alcanzar y comerse las frutas colgando de las ramas de estos y por consecuencia se les describía como personas hambrientas. En la Divina Comedia, a los golosos los obligaban a oler el aroma de la comida sin poder degustarla.

Avaricia (Latín, avaritia)

La avaricia es, como la lujuria y la gula, un pecado de exceso. Sin embargo, la avaricia (vista por la Iglesia) aplica sólo a la adquisición de riquezas en particular. Tomás de Aquino escribió que la avaricia es "un pecado contra Dios, al igual que todos los pecados mortales, en lo que el hombre condena las cosas eternas por las cosas temporales." En el Purgatorio de Dante, los penitentes eran obligados a arrodillarse en una piedra y recitar los ejemplos de avaricia y sus virtudes opuestas. "Avaricia" es un término que describe muchos otros ejemplos de pecados. Estos incluyen deslealtad, traición deliberada, especialmente para el beneficio personal, como en el caso de dejarse sobornar. Búsqueda y acumulación de objetos, robo y asalto, especialmente con violencia, los engaños o la manipulación de la autoridad son todas acciones que pueden ser inspirados por la avaricia. Tales actos pueden incluir Simonía

Pereza (Latín, acidia)

La pereza es el más “metafísico” de los Pecados Capitales en cuanto está referido a la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la existencia en cuanto tal. Es también el que más problemas causa en su denominación. La simple “pereza”, más aún el “ocio”, no parecen constituir una falta. Hemos preferido, por esto, el concepto de “acidia” o “acedía”. Tomado en sentido propio es una “tristeza de ánimo” que nos aparta de las obligaciones espirituales o divinas, a causa de los obstáculos y dificultades que en ellas se encuentran. Bajo el nombre de cosas espirituales y divinas se entiende todo lo que Dios nos prescribe para la consecución de la eterna salud (la salvación), como la práctica de las virtudes cristianas, la observación de los preceptos divinos, de los deberes de cada uno, los ejercicios de piedad y de religión. Concebir pues tristeza por tales cosas, abrigar voluntariamente, en el corazón, desgano, aversión y disgusto por ellas, es pecado capital. Tomada en sentido estricto es pecado mortal en cuanto se opone directamente a la caridad que nos debemos a nosotros mismos y al amor que debemos a Dios. De esta manera, si deliberadamente y con pleno consentimiento de la voluntad, nos entristecemos o sentimos desgano de las cosas a las que estamos obligados; por ejemplo, al perdón de las injurias, a la privación de los placeres carnales, entre otras; la acidia es pecado grave porque se opone directamente a la caridad de Dios y de nosotros mismos. Considerada en orden a los efectos que produce, si la acidia es tal que hace olvidar el bien necesario e indispensable a la salud eterna, descuidar notablemente las obligaciones y deberes o si llega a hacernos desear que no haya otra vida para vivir entregados impunemente a las pasiones, es sin duda pecado mortal.

Ira (Latín, ira)

La ira puede ser descrita como un sentimiento no ordenado, ni controlado, de odio y enojo. Estos sentimientos se pueden manifestar como una negación vehemente de la verdad, tanto hacia los demás y hacía uno mismo, impaciencia con los procedimientos de la ley y el deseo de venganza fuera del trabajo del sistema judicial (llevando a hacer justicia por sus propias manos), fanatismo en creencias políticas y generalmente deseando hacer mal a otros. Una definición moderna también incluiría odio e intolerancia hacia otros por razones como raza o religión, llevando a la discriminación. Las transgresiones derivadas de la ira están entre las más serias, incluyendo homicidio, asalto, discriminación y en casos extremos, genocidio.

La ira es el único pecado que no necesariamente se relaciona con el egoísmo y el interés personal (aunque uno puede tener ira por egoísmo, por ejemplo, por celos). Dante describe a la ira como "amor por la justicia pervertido a venganza y resentimiento".

Envidia (Latín, invidia)

Como la avaricia, la envidia se caracteriza por un deseo insaciable, sin embargo, difieren por dos grandes razones: Primero, la avaricia está más asociada con bienes materiales, mientras que la envidia puede ser más general; segundo, aquellos que cometen el pecado de la envidia desean algo que alguien más tiene, y que perciben que a ellos les hace falta.

La envidia va tan flaca y amarilla porque muerde y no come.

Francisco de Quevedo

Dante Alighieri define esto como "Amor por los propios bienes pervertido al deseo de privar a otros de los suyos." En el purgatorio de Dante, el castigo para los envidiosos era el de cerrar sus ojos y coserlos, porque habían recibido placer al ver a otros caer.

Soberbia (Latín, superbia)

En casi todas las listas de pecados, la soberbia es considerado el original y más serio de los pecados capitales, y de hecho, es también la principal fuente de la que derivan los otros. Es identificado como un deseo por ser más importante o atractivo que los demás, fallando en halagar a los otros.

Según la Biblia, este pecado es cometido por Lucifer al querer ser igual que Dios.

Genéricamente se define como la sobrevaloración del Yo respecto de otros por superar, alcanzar o superponerse a un obstáculo, situación o bien en alcanzar un status elevado y subvalorizar al contexto. También se puede definir la soberbia como la creencia de que todo lo que uno hace o dice es superior, y que se es capaz de superar todo lo que digan o hagan los demás. También se puede tomar la soberbia en cosas vanas y vacías (vanidad) y en la opinión de uno mismo exaltada a un nivel crítico y desmesurado (prepotencia).

Proverbios 6:16-19

Hay seis cosas que el Señor aborrece, y siete que le son detestables. (Proverbios 6:16-19)

* la mirada que se enaltece.

* la lengua mentirosa.

* las manos que matan gente inocente.

* la mente que hace planes malvados.

* los pies que se apresuran para hacer el mal.

* el falso testigo que dice y esparce mentiras.

* y el que siembra discordia entre hermanos y amigos.

Aunque también son siete, son bastantes diferentes de los "Siete Pecados Capitales". El único pecado que está claramente en ambas listas es el orgullo. "Las manos que matan gente inocente" pueden referirse a la ira. Sin embargo, es posible un caso en que una persona mate a alguien malvado llevado, que podría ser un ejemplo de ira pero no de matar a un inocente; y de forma similar, el asesinato a sangre fría de un inocente sería de las "cosas odiadas" sin ser necesariamente un ejemplo de ira. Los otros cinco "pecados capitales" no tienen ninguna correspondencia cercana a las 'cosas de odio'.

Castigo físico

Según el libro "Picture book of Devils, Demons and Witchcraft" (Imágenes de Diablos, Demonios y Brujería), LCCN 72-137002, ISBN 0-486-22751-0 por Ernst Lehner y Johanna Lehner, publicado por Dover Publications en 1971, cada pecado tiene un castigo específico en el Infierno.

Pecado Castigo en el infierno

Lujuria Asfixiado en fuego y azufre.

Gula Forzado a comer ratas, sapos, lagartijas y serpientes vivas.

Avaricia Colocado en aceite hirviendo.

Pereza Arrojado a una fosa con serpientes.

Ira Desmembramiento.

Envidia Sumergido en agua helada.

Soberbia La rueda

Asociaciones con demonios

En 1589, Peter Binsfeld asoció cada pecado con un demonio, que tentaba a la gente por medios asociados al pecado. Según "La Clasificación de los Demonios por Binsfield", es la siguiente:

Demonio Pecado Capital

Asmodeo Lujuria
Beelzebú Gula
Mammon Avaricia
Belfegor Pereza
Amon Ira
Leviatán Envidia
Lucifer Soberbia


También existen otros demonios que incitan a pecar, como los íncubos y súcubos que incitan a la lujuria.

Actualización de los Pecados Capitales

El 10 de marzo de 2008, el regente del Tribunal de la Penitenciaría Apostólica del Vaticano, Cardenal Gianfranco Girotti, presentó la siguiente lista, que ha sido divulgada ampliamente por los medios de comunicación, con la denominación de Pecado Social o nuevos Pecados Capitales:
No realizarás manipulaciones genéticas. No llevarás a cabo experimentos sobre seres humanos, incluidos embriones. No contaminarás el medio ambiente. No provocarás injusticia social. No causarás pobreza. No te enriquecerás hasta límites obscenos a expensas del bien común. Y no consumirás drogas.
Estos son los nuevos pecados capitales, según publicaba este fin de semana el 'Osservatore Romano', periódico oficial de la Santa Sede. La lujuria, la gula, la avaricia, la pereza, la ira, la envidia y la soberbia, los tradicionales siete pecados capitales enumerados por el Papa Gregorio I hace 1.500 años y recogidos después por Dante Alighieri en 'La Divina Comedia', se habían quedado obsoletos para el mundo globalizado de hoy.

Así que el Vaticano ha decidido modernizar la lista exhibiendo una atención especial hacia los llamados pecados sociales, aquellos cuya comisión va en contra de la Justicia en las relaciones entre persona y persona, entre la persona y la comunidad, y entre la comunidad y la persona.
El resultado son siete nuevos pecados capitales, que condenan como ofensas a Dios acciones tales como enriquecerse a costa de los demás o algunas investigaciones científicas con implicaciones bioéticas.

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