Una erupción volcánica es un espectáculo de por sí increíble. Las llamaradas, las explosiones, las corrientes de lava y las rocas expulsadas por el cráter crean algo digno de ver, aunque por supuesto desde una distancia considerable.
Durante una erupción se producen numerosos fenómenos naturales, que varían bastante en frecuencia e intensidad dependiendo del tipo de erupción que está produciéndose. Y hay uno muy particular que probablemente es muy poco conocido: las tormentas sucias.
Las tormentas sucias son un fenómeno natural que puede producirse durante las erupciones volcánicas de cualquier tipo. Se conocen también como relámpagos volcánicos, y consisten en la producción de descargas eléctricas en las nubes volcánicas.
Usualmente, estamos acostumbrados a ver rayos y relámpagos en tormentas eléctricas. Pero en las tormentas sucias no es necesario que exista una tormenta previamente, las emisiones del volcán son más que suficientes para causarlo.
Por supuesto, la presencia de humedad ambiental y condiciones atmosféricas favorables ayuda considerablemente. No obstante, incluso sin eso a su favor, la colisión de partículas de ceniza volcánica puede generar suficiente electricidad estática como para provocar la aparición de descargas eléctricas.
Y es esto precisamente lo que les da su nombre de tormentas sucias. Dado que no provienen de una nube de tormenta, sino de una nube de ceniza, las descargas eléctricas se producen en áreas del cielo completamente cubiertas por la ceniza.
Observar una erupción volcánica desde un lugar seguro puede ser una visión increíble, especialmente durante la noche. Pero si a eso le añades rayos y relámpagos golpeando sobre el volcán, el evento es si cabe todavía más impresionante.
Fuente: https://computerhoy.com/
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