Seguimos con los fenómenos naturales que se producen en la atmósfera, y en este caso nos centramos en un tipo de nubes que tienen una apariencia muy llamativa: las nubes estratosféricas polares.
Como su propio nombre indica, estas nubes se dan generalmente en las zonas cercanas a los polos, especialmente en invierno, aunque también es posible encontrarlas en otras partes del mundo. Es más fácil verlas durante horas crepusculares, cuando el Sol desciende por debajo de la línea del horizonte.
Lo que hace que estas nubes sean tan particulares es su apariencia. Tienen un aspecto casi nacarado, repleto de colores y reflejos de diferentes tonos. De hecho, gracias a ello se las conoce también como nubes nacaradas o nubes madreperla.
Por bonitas que sean, estas nubes tienen aspectos negativos. En base a su composición, hay dos tipos de nubes estratosféricas polares, y uno de ellos está asociado con los agujeros en la capa de ozono.
Las nubes estratosféricas de tipo 1 son las culpables de esto. Están formadas principalmente por gotas de agua muy fría mezclada con ácido nítrico y en ocasiones ácido sulfúrico.
Esta composición provoca reacciones químicas que ayudan a crear sustancias dañinas para la capa de ozono. Además, estas nubes de tipo 1 no siempre tienen la apariencia nacarada que hace tan llamativas a las nubes estratosféricas.
Por la contra, las nubes estratosféricas polares de tipo 2 son completamente inocuas para la naturaleza y la atmósfera. Están formadas por cristales de hielo, y es común verlas en latitudes altas si las condiciones atmosféricas son adecuadas.
Al contrario que las de tipo 1, las de tipo 2 siempre tienen una apariencia muy colorida. Son además nubes finas y onduladas, por lo que casi parecen olas o dunas de colores muy vibrantes, como si reflejaran un arcoiris.
Fuente: https://computerhoy.com/
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