domingo, 1 de septiembre de 2019
La Historia del Zorro-Víbora
(Esta leyenda es
copias fiel de las traducciones literales de los originales
araucanos, publicadas por el Sr. R. Lehmann-Nitsche, y en las cuales
se ha conservado ex profeso la pintoresca fraseología india.)
I
«Dicen todos los
indios que en el agua hay un dios y en los cerros también; en la
travesía de un camino también que hay, dice la gente.»
II
«El zorro-víbora
existe en el agua. Éste agarra gente en el agua. Tiene una cola con
que agarra la gente. Pero cuando lo adoran no hace daño. Cuando lo
adoran le dicen: «¡Padre, dueño del agua, por servicio, no nos
haga mal a nosotros!» Le dicen: «Dueño del agua, por su milagro,
que pasemos bien al otro lado de su agua.»
«Existe un chafis
(1) con que lo adoran. Este chafis lo hacen en el takal (1). Entonces
va la gente, llevando en un plato el chafis. Con éste lo van a
adorar. Entonces agarrai un pequeño manojo de paja. Entonces por
gotas sacan del plato con la paja algo del chafis, alzando la mano
hacia el cielo. Entonces plantan muchas lanzas.»
«Así adora la
gente. Por eso no hace mal a la gente.»
III
«Hay un lago en la
tierra de la Cordillera. Hay muchos zorro-víboras en este lago.
Cuando quiere pasar la gente, tiene que rogar a ellos. Entonces, una
vez teníamos que pasar al otro lado y rogaron a ellos nuestra gente.
Entonces era cacique Keupú. Entonces, por la mañana tempranito, fue
un hombre a traer agua. Entonces vio al zorro-víbora, y fuimos todos
a verlo. Estaba nadando en el agua cuando lo vimos. Es pequeño; el
pecho y panza, blancos; la cola es larga. Con su cola dicen que sabe
manear los caballos en el agua, cuando agarra gente en el agua.»
«Entonces apenas
asomaba el sol, y fuimos a la orilla del lago a rogar a ellos.
Entonces carneamos un toro pequeño, blanco. Echamos carne en el agua
para que coma ese zorro-víbora. Cuando le ruegan le dicen: «¡Padre,
dueño del agua, háganos el servicio de no hacernos mal, pecho
blanco! » Así no hace daño. Cuando se burlan de él, entonces
agarra gente. Por cualquier cosa que habla uno, que le ofenda, está
bien embromado. Cuando lo quieren nombrar no le dicen zorro-víbora,
sino dueño del agua.»
IV
«Nunca lo habían
visto afuera del agua. Esa vez era la primera que lo vimos, cuando
rogamos en ese lago. Los cristianos dicen que tenían deseos de verlo
al zorro-víbora; él no se hizo ver nunca. Donde habitaban muchos de
ellos (nürüfilu), cuando llegaban los cristianos se desaparecían.
Parece que tuvieran miedo. Sólo a los indios les hacían mucho
daño.»
«Una vez dijo un
hombre, cuando tenía que pasar el Limay: «¡Padre, dueño del agua,
por favor, no me haga daño!» Entonces el otro hombre se llamó
Salva. Tenía muchos caballos. « ¡Qué diablo! ¿Dónde existe este
dueño del agua que usted está rogando? »— dijo y se río.
Entonces dijo el otro hombre: «¿Cómo dónde existe el dueño del
agua, amigo? ¡El dueño del agua, pues! Usted sabe que en todos los
ríos existen dueños del agua, amigo »—dijo este hombre. «¡Qué
dueño del agua va a existir, amigo!» —dijo este hombre llamado
Salva. Y se largó en el paso, arreando su gran tropilla de caballos.
En medio del agua se le desapareció la tropilla. Fué suficiente
esto; no aparecieron más. Se le ahogaron todos los caballos de
él. Casi se murió él. Porque se murieron los caballos, él se
escapó.»
«Ahí tienen
ustedes lo que hace este zorro-víbora.»
(El zorro-víbora es
la nutria, o nünüfilu, y no se explica por qué le tienen tanto
miedo. Entre los araucanos, la nutria es el señor del agua, el
ñenko.)
1. Chafis llaman los
araucanos a una masa compuesta de trigo y agua que ha fermentado
veinticuatro horas. Para prepararla y fermentarla les sirve el
takal, bolsa hecha del cuero de una vaca, y que contiene basta 12
litros.
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