sábado, 7 de septiembre de 2019
La Historia del Edificio Kavanagh
¿Puede el mal de
amores llegar a la arquitectura? ¿Es cierto que el que fuera el
mayor edificio de Sudamérica nació de una revancha sentimental?
Aquí la historia del “Kavanagh”, la construcción del barrio de
Retiro que condensa el despecho y amor propio de una legendaria
mujer.
Ubicado en la
intersección de Florida y San Martín, su imagen jamás puede pasar
desapercibida entre los transeúntes. Pero si la historia que se
esconde detrás de esa mole escalonada con estilo racionalista.
En la década del
30, Corina Kavanagh era una hermosa y decidida mujer. Proveniente de
una familia enriquecida, llamados despectivamente “nuevos ricos”,
por su sangre no corría linaje patricio pero sí ansias de
trascender. Cuentan que por aquellos años la mujer había mantenido
una historia de amor con un joven de alta alcurnia hijo de Mercedes
Castellanos de Anchorena, la que se oponía tajantemente a la
relación y que logró hacer que terminara.
Dicen que dolida,
humillada y decidida a tomar revancha, Corina elaboró una venganza
sin sangre…pero con ladrillos.
Nacía el Kavanagh
Nada desvelaba más
a los Anchorena, sus rivales, que la construcción de la Basílica
del Santísimo Sacramento, hoy un templo abierto a la comunidad pero
por aquellos años realizado a pedido de la familia para que se
convirtiera en el sepulcro familiar. La familia vivía en el palacete
que hoy es la Cancillería, justo del otro lado de la Plaza San
Martín.
Pero la intención
de la matriarca de los Anchorena era comprar un lote vacío que
estaba justo enfrente a la iglesia, para construir su nueva mansión
y que la parroquia quedara así anexada.
Pardojicamente, si
hoy alguien quiere mirar de frente la actual basílica del Santísimo
Sacramento, debe pararse en el pasaje "Corina Kavanagh"
Dispuesta a golpear
donde más duele, cuentan que Corina Kavanagh redobló la apuesta y
tras comprar el solar, ordenó al estudio de los arquitectos Sánchez,
Lagos y de La Torre (célebre en la época) la construcción de un
gran edificio con una sola intención: tapar completamente la visual
de la iglesia desde muchos ángulos. Pero, y principalmente, desde
los ventanales de la mansión de los Anchorena.
El terreno donde hoy
se sitúa el Kavanagh pertenecía al hotel Plaza y, según el mito
urbano, la mujer aprovechó un viaje de su archienemiga Anchorena
para adelantarse a la compra del lugar.
Para lograr su
cometido, cuentan que la mujer vendió tres estancias que poseía en
Venado Tuerto. Tan sólo 14 meses demoró el levantamiento del
edificio (entre el 1934 y el 1936), mole que, entre otros récords,
ostenta el de haber poseído el primer aire acondicionado central de
la Argentina. Su forma escalonada, además de seguir un estilo
racionalista, responde también a las restricciones del Código de
Edificación de aquel entonces que fue limitando su tamaño original.
Cuenta con 33 pisos
y 113 departamentos de lujo (todos completamente distintos entre sí)
donde, entre otras personalidades, viven el ex Ministro de Economía
José Alfredo Martínez de Hoz, Joaquín Morales Solá y la diputada
Alicia Castro. Con 3 ascensores, 5 entradas independientes, 5
escaleras, locales en la planta baja y estacionamiento, resultó una
verdadera novedad para la época, que se vio sorprendida por cómo el
inmenso lugar se nutría de una pileta, talleres de lavado y
planchado, cámara frigorífica para pieles y alfombras, sistema
telefónico central y depósitos de seguridad.
El objetivo fue
estrictamente cumplido: hoy, desde el único lugar donde se puede ver
la iglesia es el pasaje que corre el hotel Plaza y la torre, que se
llama...Corina Kavanagh.
“Aún hoy no
cuenta con portero eléctrico y hay que anunciarse como en un hotel”,
cuenta a minutouno.com Diego Zigiotto, de la agencia Ayres Viaje, y a
cargo de un reconocido tour urbano sobre las 100 curiosidades de
Buenos Aires.
Para Zigiotto, que
vive de contar los mitos porteños, el de Kavanangh fue “inflado”
y no cree que la rivalidad entre las dos mujeres haya detonado su
construcción. “Mercedes de Anchorena murió en 1920 y Corina
Kavanangh ordenó la construcción en el 1934, si fue una revancha,
estuvo bastante desfasada”.
Y entonces, ¿por
qué la construcción de tan magno edificio en ese lugar? “Creo que
fue casualidad, el terreno estaba libre y era ideal hacer una
construcción en esa barranca".
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