jueves, 5 de septiembre de 2019
El Misterioso y Antiguo Castoral
Este castillo
ubicado en las afueras de Simoca, entre los ríos Salí al este,
Balderrama al sur y Colorado al oeste, data de 1913 y fue construido
por un alemán, Otto Ruckaeberle, que administraba las propiedades,
se lo llamó del Castoral, por el castor o tártago que se cultivaba
de cuyas semillas se extraía un aceite tipo industrial, que el
alemán vendía en Europa para el uso de los aviones.
Cuenta el
anecdotario popular que una mujer francesa que según los lugareños
que la llegaron a conocer "era preciosa", le pidió como
prueba de su amor al alemán la construcción de esta propiedad. La
obra gigantesca para esa época, poseía lujos europeos tales como el
telégrafo,teléfono, agua corriente, piso de mármol de carrara.
Salón de fiestas y escaleras suntuosas y verjas de bronce.
El acceso al
castillo era un camino arbolado que los propietarios usaban para
trasladarse en coches propios de realeza. Se destaca como algo
anecdótico interesante que las luces que adornan actualmente el
Salón Blanco de la Casa de Gobierno de Tucumán pertenecería al
Salón de fiestas de este Castillo. Cuentan los lugareños que el día
de la inauguración fueron invitados extranjeros, "personas a
quienes no entendíamos lo que hablaban".
Por otra parte se
cuenta que la iluminación de la noche inaugural llegaba a 20 kms.a
la redonda El personal que atendía la fiesta fue contratado en
Europa.Durante la efímera vida que tuvo el castillo, abandonado al
poco tiempo por las personas que lo habitaban, ocurrieron numerosas
excentricidades. El alemán Otto pedía a don Casimiro García, dueño
de un almacén de ramos generales en Río Colorado, hasta cuarenta
cajones de champagne. Del castillo tejieron numerosas leyendas como
la de la gringa muerta, el familiar, los pasos del propietario, la
luz que se eleva, etc.
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