jueves, 5 de septiembre de 2019
El Basilisco
Este reptil es muy
extraño, semejante a una lagartija con un solo ojo en la frente
redondo y sin párpados. En otros casos lo representan como una
animal con cabeza de gallo y cuerpo de serpiente (seguramente
proveniente de la mitología europea).
Dice la leyenda que
nace de los huevos pequeños y sin yema que ponen algunas gallinas y
en algunas regiones se comenta que de los huevos puestos por gallos
viejos. Paleari completa este concepto diciendo que nace de "un
huevo sin yema puesto por un gallo y empollado por un sapo sobre el
estiércol".
El basilisco puede
esconderse en cualquier lugar de la casa y la persona que lo vea al
ojo puede morir o quedar ciega. Una forma de combatirlo es lograr que
se observe en un espejo y muera del espanto.
Hay que tener
cuidado de destruir los huevos antes de que el animal nazca, pues su
gestación dura alrededor de un día.
Nos dice Antonio
Paleari, en su completísimo Diccionario mágico jujeño, que el
término proviene del griego "basiliskós", que significa
reyezuelo(rey con menguado reino). Es interesante la relación que
hace el mismo Paleari entre este extraño ser y los animales de la
mitología azteca, maya o chibcha; quizá estableciendo alguna
relación primitiva entre las distintas civilizaciones y sus mitos.
En la zona de Jujuy
y parte de la puna el reptil es semejante a cualquier lagarto, pero
en la zona de los valles y parte de Tucumán, Santiago y Catamarca,
muchos paisanos aseguran que tiene un solo ojo en la frente, como
hemos referido anteriormente. Así como un espejo mata al basilisco,
Paleari nos dice que el monstruo también muere si es visto antes por
un hombre.
Historia antigua
La dispersión de la
leyenda hace que en el noroeste argentino se afirme, que los tesoros
o "tapados" escondidos en las cuevas de las montañas, son
custodiados por Basiliscos. Quizá esta afirmación sea una
transmisión de la creencia europea de los primeros tiempos de la
minería.
Decían los mineros
que en los socavones morían víctima del aliento de este terrible
animal. En realidad se trataba de gases venenosos, de los cuales
aprendieron más tarde a protegerse. Como toda leyenda popular,
cuando un fenómeno físico sobrepasa los conocimientos que ostenta
el hombre que lo observa, encuentra una salida sencilla y
satisfactoria, mediante la fabulación.
En la antigüedad,
los habitantes de la región de Cantabria (España) afirmaban conocer
al Basilisco y el arma que utilizaban para protegerse de él, era un
gallo que portaba debajo del brazo, para que cante ante la presencia
del demonio, único capaz (el gallo) de contrarrestar su poder. En
antiguos tratados de Historia Medieval y China, encontramos relatos
de Basiliscos con mucha frecuencia. Además en Europa se acostumbraba
bautizar las piezas de artillería, con nombres de animales que
configuraban una alegoría a su poder de destrucción. Basilisco se
llamó a una pieza de artillería, de bronce, de gran calibre, que
cayó en desuso por lo incómodo de su manejo.
A consecuencia de la
imposición cultural que significó el implante forzoso de la
religión traída por los españoles, y la silenciosa resistencia a
abandonar sus antiguos dioses de parte de los nativos, se produjo un
sincretismo desordenado de algunas cuestiones culturales. Entonces es
común encontrar límites imprecisos entre paganismo y religión
(oficial). Así tenemos presencia de Basiliscos en la concurrencia de
Salamancas, o custodios de antiguos tesoros en oro y plata enterrados
por los aventureros españoles u Obispos poderosos ante la
posibilidad de saqueo.
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