La palabra "zahorí" se suele
emplear en castellano para el que es capaz de encontrar manantiales
subterráneos, y, en algunas zonas, para los adivinos. Pero en las
Hurdes los zajorilis eran algo diferente. Eran hombres sabios,
respetados por la comunidad de cada alquería, que guardaban y
transmitían la sabiduría popular hurdana. Se trataba de hombres
considerados buenos y justos que ponían en paz los pleitos y
pendencias y eran conocedores del "derecho consuetudinario"
hurdano.
Poseían amplios conocimientos sobre
medicina popular, artesanía, tradición oral y costumbres hurdanas y
hasta en ocasiones se les consideraba con facultad para la
adivinación, la videncia, o incluso dones más sobrenaturales como
el de conjurar las tormentas, la facultad de levitar o de curar con
el aliento o la saliva (como los saludadores). Pese a esas facetas de
hechiceros o videntes, su relación con los habitantes de cada
alquería no era distante, sino que estaban en el centro del tejido
social hurdano y compartían con los demás muchos de sus
conocimientos.
El último zajoril fue Eusebio Martín
Domínguez "Ti' Usebiu", de El Gasco, muerto en 1987. Otros
zajorilis que quedan en la memoria de los hurdanos fueron Tío
Alberto Azabal, de Pinofranqueado; Tío Anastasio Marcos Bravo, de
Las Mestas; Tío Pedro Alejandrino Lemos, de Nuñomoral; Tío
Santiago Guerrero, de Casares de Las Hurdes; Tío Moisés Crespo, de
Martilandrán; o Tío Baldomero Duarte Velaz, de El Cerezal.
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