martes, 7 de mayo de 2013
Wandjinas
Entre las pinturas descubiertas sobre las rocas llaman
especialmente la atención las de unas figuras de gran tamaño, llegando a medir
hasta seis metros, y con unos rostros blancos y sin boca. Sus cabezas están
rodeadas por uno o dos semicírculos en forma de herradura con unas líneas finas
que parece irradia el círculo exterior.
Los aborígenes dan a estas figuras el nombre de
"wandjinas", y aseguran que no fueron realizadas por sus antepasados,
sino que fueran hechas por los propios seres a los que representan cuando éstos
descendieron a la Tierra en tiempos muy antiguos.
Los "wandjinas" fueron unos seres que trajeron la
civilización y la prosperidad y, al igual que otros dioses del resto del mundo
antiguo, su símbolo era la serpiente emplumada. En estas pinturas aparecen
figuras de seres calzados con sandalias (cuando los aborígenes siempre han ido
descalzos), variando el número de dedos de las manos y de los pies de 3 a 7.
De todas la figuras, destaca una que representa a un hombre,
vestido desde los pies hasta la cabeza con una túnica de color rosa, con un
circulo doble rodeando su cabeza, también de color rosa y oro, y sobre la zona
de color rosa, una especie de inscripción con 6 letras o números escritos en un
alfabeto totalmente desconocido. Pero no es únicamente el aspecto de estas
figuras lo que llama la atención, sino sus origenes y leyendas.
Según cuenta la leyenda aborigen, en tiempos remotos o
" Tiempo de los Sueños", se libró una gran batalla en Uluru, cuando
un pueblo llamado "los hombres serpiente venenosos" atacó para
destruir a los pueblos de la zona, llamados "los hombre serpiente no
venenosos"; pero Bulari, la Diosa madre de la Tierra, los venció creando
una nube de gases letales.
Los "hombres serpientes venenosos" que lograron
sobrevivir, fueron encerrados (y según la leyenda, aun hoy día permanecen en
ella) en una prisión bajo el Uluru, el punto más sagrado de toda la Australia
aborigen, una enorme colina de granito de color cambiante, más conocido en la
actualidad con el nombre de Ayer's Rock.
En el Tiempo de los Sueños según la leyenda, vivia una raza
de gigantes que en algunos casos llegaban a medir hasta 5 metros de altura. Ya
en 1970 se descubrió una huella de un pie con forma humana de 59 centímetros de
largo por 18 de ancho, al igual que hachas de mano, mazas, cuchillos y diversas
herramientas con un peso de entre 5 y 16 kg. Estas herramientas sólo pudieron
ser creadas y usadas por seres con una fuerza y estatura el doble de la actual.
En otro punto sagrado de los aborígenes de Australia, el
llamado Moon City o "Ciudad Secreta", otra leyenda cuenta que tambien
hubo terroríficos combates entre el Dios del Sol (el cual llegó del cielo en
una nave) y el dios de la Tierra. Los restos de estas luchas están reflejados
en los extraños monolitos y formas que se encuentran diseminados por toda
Australia, que según los científicos son erosiones producidas de forma natural,
negando los aborígenes esta teoría, asegurando que son los restos de las
ciudades construidas por los "arientas", "yowies" y "luritchas":
seres mitad hombre, mitad animal.
En un primer momento, se pensó que no se podría datar la
antigüedad de las pinturas debido a que el carbono 14 sólo es válido para
restos orgánicos (o anteriormente vivos), y las pinturas de los
"wandjinas" estaban realizadas en pigmentos ocres de base mineral.
Fue de forma casual cuando, Grahame Walsh observando las
pinturas de Kimberley, se fijó en un nido de avispas situado encima de uno de
los "wandjinas", y que a primera vista pensó que era reciente, la curiosidad
hizo que lo observara más de creca, dándose cuenta de que en realidad era un
avispero fosilizado, debido al silicio que contenía el agua que llenaba todos
los poros del avispero.
Walsh supuso que sería posible calcular la edad del avispero
y puesto que el este se encontraba encima de la pintura, sería al menos de una
antigüedad similar.
Walsh buscó la colaboración de Richard Roberts, geólogo
especializado en la lectura de los granos de arena mediante luminiscencia
óptica.
Walsh y Roberts viajaron en 1996 a Kimberley en busca de más
fósiles sobre las pinturas, hallando dos de estos avisperos fosilizados sobre
una típica pintura de forma humana o "wandjina". Antes del análisis
realizado por Walsh y Roberts, los arqueólogos habían estimado la edad de estas
pinturas en unos 5000 años. Después del análisis se dató que los avisperos
tenían unos 17000 años de antigüedad y, lógicamente, la edad de las pinturas
debería retroceder aún más, al estar realizadas antes que los nidos.
La datación de las "grandes" herramientas
descubiertas se fijó en unos 100.000 años y los restos fósiles humanos hallados
se acercan a una antigüedad de 200.000 años, contradiciendo así lo que la
ciencia decía de que los primeros pobladores de Australia habían aparecido como
máximo hace unos 65.000 ó 70.000 años.
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