Es una leyenda urbana instalada desde hace tiempo en la ciudad parece cobrar forma, más precisamente animal, a raíz de las manifestaciones de quienes aseguran que la Reserva Ecológica metropolitana es el hábitat elegido de un extraño ser que combina abominables características y capaz, por ende, de darle algún sobresalto desagradable a desprevenidos cultores de ese paseo instalado en la Costanera Sur.
Al amparo de los comentarios y de la literatura que dieron sustancia a la leyenda atesorada en el apéndice de tierra natural que sucede, rumbo al Rio de la Plata, al lujo de Puerto Madero, la presencia de este animal que desafía las leyes de la naturaleza volvió al ruedo.
Aunque la leyenda urbana que refiere a “Reservito” -obvia denominación para ese curioso habitante de la reserva- lo define como una bestia carnívora dispuesta a atacar al hombre si lo sorprende en el crepúsculo, el momento en el que aparentemente se anima a un poco más allá de los pastizales, otras versiones dan cuenta de una posibilidad más real y concreta sobre la presunta existencia del ejemplar.
Mezcla anfibia de rata y perro es la descripción que gira en torno al extraño animal señalan que la apariencia del ejemplar combinas aspectos de la rata y el perro, pero con características anfibias que hacen de la geografía de la Reserva Ecológica un hábitat ideal.
Las teorías de corte científico acerca de “Reservito” no desdeñan sus características carnívoras en las que fundamenta su subsistencia, pero la leyenda se encargó de multiplicar el voltaje en torno al misterioso habitante de la reserva y planteó su preferencia por la carne humana.
La falta de denuncias sobre ataques de la enigmática bestia impiden tener mayores precisiones sobre el animal que, eso sí, como tantos otros mamíferos prefieren en la serenidad de los solitarios atardeceres para extender más no sea momentáneamente sus dominios.
El lobo de Tasmania, también conocido como tigre de Tasmania o tilacino, fue un marsupial cuyo último ejemplar vivo conocido murió en 1936. Su nombre científico, Thylacinus cynocephalus, significa perro con bolsillo y cabeza de lobo.
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