jueves, 9 de enero de 2020
Leyenda de la Matlazihua
Muchos aseguran
haberla visto caminando, casi flotando por las calles de Miahuatlán.
Han visto a una mujer vestida de blanco caminando a altas horas de la
noche y madrugada cerca del arroyo que cruza la ciudad. Aunque nadie
recuerda con certeza las facciones de su rostro, una vaga imagen en
la memoria de los que la han visto dicen que es una hermosa mujer,
coqueta, de movimientos suaves que los seduce inmisericorde.
La Matlazihua se
les aparece a los borrachos o a los enamorados que vagan por la
ciudad a altas horasde la noche. En su coqueteo, los seduce a
seguirla, siempre hacia el arroyo. Con sus movimientos crea un
embrujo paralizante que hipnotiza a los que la siguen en la densa
oscuridad. Con este encanto los arrastra hacia lugares donde crecen
las plantas de huizache, una planta espinosa que se caracteriza por
su fuerte olor. Los encantados por el embrujo de la Matlazihua
despiertan del encantamiento sobre estas plantas, espinados y
adoloridos, y su reacción es casi siempre invariable por no saber
qué hacen y cómo llegaron a ese lugar.
“Mujer que enreda”
era el significado de la mujer en dialecto zapoteco, se trataba de
una atractiva dama, vestida de blanco, de larga cabellera y hermoso
rostro. Siempre a media noche se escuchaba su caminar en las calles
empedradas y solitarias de pueblos como Mihuatlán o Santa Maria Sola
de Vega. En su andar, atraía de manera hechizante a cualquier hombre
que se le atravesara en su camino para arrastrarlo a la perdición.
Hay tantas historias
de este señuelo femenino vestido de tela blanca -casi transparente-,
que aún los ancianos oaxaqueños creen o aseguran haberla visto en
su época dorada y quizá haber tenido un encuentro cercano con ella.
Según la creencia
en el siglo pasado, cuando el alumbrado de las calles aún se obtenía
con velas de cebo, en la Ciudad de Oaxaca había un General quien se
había ido de parranda con unos amigos y estos se acompañaban de
esos músicos callejeros que andan en todos los moles. El grupo de
eufóricos borrachos caminaban zigzagueantes y alegres por el llano
de Guadalupe, hoy Paseo Juárez. Cuando de pronto… apareció ella.
Se trataba de una
hermosa mujer, delgada, vestida de blanco con un rebozo negro y el
pelo suelto. Ante la mirada de todos, ella hizo una irresistible
señal al militar, que bien era reconocido por no tenerle miedo al
enemigo en épocas de la Intervención Francesa ¿Cómo iba a
rechazar hacerle caso a la bella dama? Seguido de sus encantos, el
general desapareció tras seguir a la mujer y alejándose ante los
ojos de todos como si fuera arrastrado por la imagen.
Al momento, todos
corrieron dispersándose por todas partes: ¡La Matlazihua! ¡La
Matlazihua! ¡Se lo llevó la Matlazihua! Gritaban al mismo tiempo
que arrancaban la partida dejando sus sarapes, guitarras y botellas.
Seguramente hasta la borrachera se les olvidó mientras huían y se
perdían en la oscuridad de las calles.
Dicen por ahí que
días después, el General fue encontrado hecho una desgracia, bajo
el puente en donde corre el rio de Jalatlaco, cercano al panteón. Su
infortunio dicen que fue por una golpiza de algunas personas quienes
habían sido cómplices de aquella hermosa pero falsa visión.
Algunas lenguas
afirman que la Matlazihua era una mujer real de aquella época, que
ciertamente cautivaba a los hombres con su belleza, se los llevaba y
los seducía; pero en medio de las caricias los despojaba de sus
pertenencias como su salario o una que otra joya.
Lo cierto es que
padres conservadores, tías solteronas y madres angustiadas,
ordenaban a todos los varones resguardarse en casa antes del toque de
oración, Así para cuando aparecía el sereno, el encargado de
vigilar las calles y regular el alumbrado público con las velas de
cebo, todos debían estar en casa ya que alguna bella imagen podría
reaparecer.
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