martes, 7 de enero de 2020
El Árbol del Vampiro
A finales del siglo
XVIII, en plena época de la colonia en México, vivió un hombre al
que todos conocían como Don Jorge, el cual era oriundo de
Guadalajara. Él no se quedó a vivir en la capital, sino que se
marchó a un pequeño pueblo llamado Belén, en donde se compró una
preciosa Hacienda de gran tamaño.
Cualquiera pensaría
que disponiendo de una gran fortuna. Don Jorge sería del agrado de
muchas personas, pero lo cierto era que todos ahí lo veían con
miedo y recelo. Siempre vestía completamente de negro y salía a
caminar a altas horas de la noche, costumbres que les parecían muy
sospechosas a los lugareños. La situación empeoró cuando, al poco
tiempo de llegar él, notaron que varios de sus animales se les
estaban muriendo.
La escena era
siempre la misma: guardaban el ganado por las noches y por la mañana,
encontraban a las criaturas inmóviles en el suelo, con la yugular
ensangrentada como si alguna bestia las hubiese mordido y luego les
hubiera drenado la sangre.
Rápidamente se
corrió la alarma por todos los rincones de Belén y algunos
campesinos acordaron hacer guardia al oscurecer.
Fue así como una
noche, tras escuchar ruidos en el corral de uno de los vecinos,
acudieron con palos y rifles en mano. Cual fue su sorpresa al
encontrar a Don Jorge encaramado al cuello de un toro, sorbiendo la
sangre como si le fuera la vida en ello.
Asustados, los
campesinos trataron de atraparlo pero el hombre se les escapó con
una agilidad inhumana. Al día siguiente, todos en el pueblo se
habían enterado de que el hacendado era un vampiro.
Por eso siempre
salía de noche.
Algunas personas
decidieron acudir con el sacerdote de la parroquia local, para
pedirle que exorcizara la hacienda. Otros, convencidos de que la
única manera de acabar con la criatura era clavándole una estaca en
el corazón, afilaron un palo y lo mojaron con agua bendita antes de
ir en su busca. Acorralaron a Don Jorge dentro de su propiedad,
mientras en las afueras, el párroco gritaba oraciones y encomendaba
su alma a Dios.
Cuando la estaca le
atravesó el corazón, el hacendado emitió un agudo grito de terror
y de rabia, y juró agonizando, que un día volvería para vengarse
de todos los que habitaban en ese pueblo.
Por la mañana
recogieron su cuerpo sin vida y fueron a enterrarlo en el Panteón de
Belén. Pasó el tiempo e inexplicablemente un árbol empezó a
crecer en la tumba, rompiendo la losa a su alrededor y dejando
únicamente intacta la lápida. Los lugareños lo llamaron el árbol
del vampiro y tienen la creencia de que es un mal augurio, por lo que
siempre que pueden, evitan acercarse a él.
Dicen que el día en
que el árbol logre atravesar la lápida o sea cortado desde la raíz,
Don Jorge regresará a Belén para concluir su venganza, haciendo
mucho daño a los descendientes de las personas que acabaron con él
en vida.
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