domingo, 5 de enero de 2020
La Casa de la Tía Toña en Chapultepec
En la Barranca El
Castillo, en la tercera sección del Bosque de Chapultepec, muy cerca
del Panteón de Dolores, hay una casa que es uno de los principales
atractivos de los amantes de sucesos paranormales. Si te adentras en
el bosque con dirección a la casa, escucharás risas de niños,
lamentos de mujer y quizás podrás observar algunas sombras
antropomorfas paseándose entre los árboles.
Para entrar a la
casa, se debe cruzar un puente arruinado y viejo, al caminar sobre él
se escucha la madera crujir; la casa siempre está rodeada de una
espesa niebla, sin importar las condiciones del clima, y si divisas
hacia la casa, podrás ver el rostro de una anciana mal encarada
asomándose por una de las ventanas.
La Tía Toña odia
que la gente se acerque a su propiedad, y se piensa que eso provoca
un gran número de accidentes mortales, como el que ocurrió el
pasado 7 de marzo del 2008, cuando veinte estudiantes cayeron a una
de las barrancas que rodea la casona embrujada.
Se dice que en esta
lujosa casa vivió una solitaria mujer de avanzada edad, suplía sus
necesidades de compañía ayudando a los demás, les daba comida,
cobijo y techo a los niños más pobres. Sin embargo, estos niños de
la calle no tenían buenos modales, y comenzaron a fastidiar a esta
pobre mujer.
Un día, la
conducta de los jóvenes colmó la paciencia de la anciana, y en un
arrebato de ira, la mujer los asesinó a todos. La tía Toña se
deshizo de la evidencia llevando los cuerpos de los infantes por la
barranca y aventó los cuerpos al río. Más tarde los sentimientos
de culpa provocaron que la anciana se suicidara en su recámara.
Aunque nadie sabe a
ciencia cierta cómo murió, algunos dicen que el cuerpo sigue en la
habitación principal de la mansión y otros dicen que los espíritus
de los niños continúan atormentando a esta mujer.
Son muchos quienes
aseguran ver su silueta en las ventanas de aquella gran casa,
asegurando que simplemente al pasar cerca se siente una enorme
presión sobre los hombros, acompañada de una fuerte sensación de
ser visto fijamente.
En ciertas
ocasiones se han podido escuchar muchos gritos en los alrededores,
atribuyéndolos a aquellos niños asesinados en ese terrible día en
que la “Tía Toña” les arrebató hasta el último aliento a
golpes.
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