miércoles, 1 de enero de 2020
La Niña que Rezaba por el Diablo
Hace ya mucho
tiempo, en la comunidad de Rincón de Romos Aguascalientes, vivía
Alondra, una pequeña niña inocente y sin malicia alguna, que era
observada con sorpresa y creciente preocupación por sus padres,
quienes estaban asombrados y escandalizados por las oraciones
nocturnas de la pequeña, al grado de llamar al sacerdote del pueblo,
quien pensaba que los padres exageraban su protección y preocupación
por la pequeña.
Le invitaron pues a
cenar y a observar detenidamente el comportamiento de la chiquilla,
la cual no era sino un verdadero ángel a los ojos del clérigo,
después de la cena la dulce Alondra se despidió y dirigió a su
habitación, así pues los preocupados padres pidieron al clérigo
acompañarlos, la oración comenzó normal como algo así:
....".Y cuida a
mi mami, a mi papi, a mi abuela y mis hermanos, ah, y por favor cuida
mucho de Lucifer, pues nadie pide por él, yo lo hago en su lugar,
amén".
El padre se
horrorizó ante semejantes palabras, pero a pesar de todo, la
conducta de la niña era intachable así que el clérigo solo ordeno
el vigilar de cerca a la pequeña.
Y el tiempo paso
pero lamentablemente las condiciones en las que la pequeña y su
familia vivían no eran del todo "Optimas" con frecuencia
caían en enfermedades y hambrunas, sin embargo, esto no era motivo
para que la pequeña Alondra dejase de rezar por el diablo, "Y
cuida de mi mami, mi papi, mi abuela y mis hermanos, ah, y por favor
también cuida mucho de Lucifer, pues nadie pide por el, y yo lo haré
en su lugar, amén" y así lo decía cada noche.
Un fatídico día de
invierno mientras los padres de la pequeña salieron en busca de
alimento para ella y sus hermanos la bebé sufrió un lamentable
accidente y murió.
La familia era tan
humilde que no podían dar sepultura a su bebita y lloraban su
miseria, cuando de la nada arribó a la humilde vivienda el mas
majestuoso cortejo fúnebre que nunca se había visto en ese lugar u
otra parte del mundo, rosas, coronas, una carroza elegantísima
jalada por seis percherones negros y al frente del cortejo, un
hermoso joven de piel blanca como la nieve, cabello negro y sedoso
ataviado finamente en un traje de gran gala negro, tanta belleza
cautivaba, pero lo que más impactaba eran sus ojos, rojos como la
sangre, como carbón encendido, pero hermosos y cautivadores, bañados
en lágrimas que ocultaban la verdadera fiereza de su dueño.
Inició la misa de
cuerpo presente, la iglesia estaba a tope y el joven en primera fila
seguía llorando sin mirar a nadie sino la pequeña cajita blanca de
finísimo alabastro que contenía aquel angelical cuerpo.
Los padres de la
niña no se animaban a agradecer o cuestionar a su distinguido
benefactor, quien cabizbajo seguía ahí en un solemne y silencioso
llanto que desgarraba el alma del más valiente.
Finalmente el
cortejo partió al cementerio en donde los padres, hermanos y
familiares de la pequeña tan solo pudieron contemplar el sepulcro
más majestuoso jamás visto, al ingresar el pequeño féretro a su
nido de descanso eterno aquél joven estalló en un llanto que dobló
a mas de uno, los padres no sabían que hacer.
Cómo aquella
persona desconocida podía haber amado y sentido tanto la muerte de
la niña?
Y como si hubiera
leído sus mentes, volvió su fiera pero enternecedora mirada y con
pena y dulzura infinita dijo: "Por miles de años el mundo ha
buscado la manera de tacharme de lo peor, desde tentador, ladrón,
traidor, enemigo, hasta lo más ofensivo y blasfemo, pero ella, ella
con su dulzura, su inocencia, su amor infinito, todas las noches sin
falta y a pesar de que era castigada por hacerlo nunca dejó de orar
y pedir por mi, ni una sola noche".
Los padres pensaron
que se trataba de un maestro de la bebé y le preguntaron pues por su
nombre. El joven se alejó y dio la vuelta diciendo: Debes recordar
el final de las oraciones de tu propia hija:" Y bendice a
Lucifer porque nadie pide por el así que yo pido por todos."
Dicho esto el joven
desapareció.
Cada 24 de enero la
majestuosa tumba es adornada de rosas rojas de exquisita belleza y se
ve al joven llorar al pie de la cripta...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario