lunes, 3 de diciembre de 2012
La Batalla De Lepanto
La expansión musulmana no se frenó con la toma de
Constantinopla en 1453. Bayaceto II convirtió la flota otomana en una elemento
decisivo en la política mediterránea, amenazando las rutas comerciales que
enlazaban el mundo cristiano con el oriental. Suleiman El Magnífico tomó la
gran fortaleza de Belgrado y expulsó a los caballeros de San Juan de la plaza
fuerte de Rodas. En 1526 aplastó a los húngaros, con lo que dejaba el camino
franco hacia el corazón de Europa, siendo expulsado de Viena tras un largo
asedio. Por mar, asentó el dominio musulmán tomando las plazas de Argel y
Trípoli. En 1570 el virrey de Argel se apodera de Túnez y Selim II toma Chipre,
lo que provocará la reacción cristiana ante el riesgo de invasión.
Bajo el patrocinio del Papa Pío V, España, la república de
Venecia y los Estados Pontificios forman la Liga Santa, reuniendo un total de
80.000 hombres y más de doscientas embarcaciones de guerra, congregadas en
Messina bajo el mando de don Juan de Austria. El 15 de septiembre de 1571 la
flota partió del puerto siciliano, dirigiéndose a la isla de Cefalonia tras
recibir la noticia de que en el golfo de Lepanto se había reunido la flota
turca, compuesta por unas 270 naves.
Al amanecer del 7 de octubre de 1571 la flota cristiana
avistó a la turca y don Juan dispuso sus naves en formación de combate. En el
flanco derecho se situaron las naves venecianas bajo el mando de Andrea
Barbárigo; en el izquierdo, la flota papal capitaneada por Andrea Doria,
mientras que en el centro quedó el grueso de la flota con Don Juan de Austria
al frente. En la retaguardia queda Santa Cruz. Los turcos inicialmente se
dispusieron en forma de media luna, separándose rápidamente en tres secciones:
en el centro la flota de Alí Pashá; Mohamed Siroco en la derecha turca y Ulach
Alí en el flanco izquierdo.
Don Juan abre la batalla disparando sus cañones contra las
naves de Alí Pasa, cayendo rápidamente al menos siete galeras turcas. Los
turcos responden haciendo avanzar su flanco central contra las naves de don
Juan, produciéndose una encarnizada batalla. Tomada la nave capitana el centro
musulmán se rompió y batió en retirada.
El flanco derecho
turco, por su parte, navegó cercano a las rocas para desbordar a las galeras
venecianas de Barbárigo. Este fue rodeado por ocho galeras enemigas y su buque
insignia fue tomado. La ayuda de la retaguardia cristiana provocó la derrota de
Siroco y la huída del resto de su flota.
La línea izquierda turca realizó una maniobra similar, intentando rodear
las naves de Andrea Doria y tomar su popa. No pudo hacerlo, atacando sin embargo
el grueso de la flota de Doria y abriendo en ella un hueco que le permitió
llegar al corazón de la flota cristiana. Desde la retaguardia, Santa Cruz acude
en ayuda de la nave Capitana de los caballeros de San Juan, obligando a Uluch
Alí a abandonarla. Entre tanto, las naves de Andrea Doria, duramente
castigadas, resistieron hasta que acudió en su ayuda don Juan, tras haber
asegurado el centro cristiano.
Tras más de cuatro horas de batalla la victoria se decantó
del lado cristiano, a pesar de haber perdido 17 galeras y 8.000 hombres. Las pérdidas
turcas fueron más cuantiosas, siendo capturada la mayor parte de su flota y
contándose al menos 25.000 muertos.
Con esta derrota, el control turco sobre el Mediterráneo
sufrió una grave merma y acabó con el mito de la invencibilidad naval musulmana.
Sin embargo, gracias a la ayuda francesa, poco tiempo después una nueva armada
turca volvió a dominar el Mediterráneo oriental.
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