miércoles, 12 de diciembre de 2012
¿Está cambiando el eje magnético de la Tierra?
En la película The Core (2003) una nueva apocalipsis amenaza
la vida en nuestro planeta: el núcleo se está enfriando y, como consecuencia,
el campo magnético que rodea la Tierra se está debilitando. Los efectos son
inmediatos en las capitales mundiales:
incendios, terremotos, saqueos, lo habitual. Pero, ¿qué hay de cierto en
esto? ¿está cambiando el eje magnético de la Tierra?
¿Cómo es el núcleo de la Tierra?
Cuando pienso en la formación de nuestro planeta imagino una
gran bola de fuego. Varios planetesimales, pequeños objetos sólidos que
orbitaban nuestro primitivo Sol, se han unido fruto de la atracción
gravitatoria, y el calor producido por las altas presiones y sucesivos los
impactos, ha provocado que se funda la mayor parte del material que los
compone.
En esta prototierra semifluida, los materiales más densos se
van concentrando en el núcleo y a una temperatura de aproximadamente 6700 ºC se
mantienen como fluidos. Así podemos entender que el núcleo de nuestro planeta
esté compuesto principalmente de hierro y de algunas cantidades menores de
níquel y otros elementos.
Las altas presiones mantienen hoy día al núcleo externo aún
fluido, mientras que el interno está solidificado. Esta combinación es la que
produce la existencia de un campo magnético que envuelve a la Tierra.Y por
ahora no parece que vaya a variar. Aunque desde luego las consecuencias serían
trágicas, ya que el hecho de que tengamos un núcleo fluido permite la aparición
de nuestra principal protección contra el viento solar: la magnetosfera. Aunque
tal vez el peligro no sea el enfriamiento del núcleo, tal vez debamos preocuparnos
por la inversión de los polos magnéticos, pasemos al siguiente punto.
Los polos magnéticos se mueven
Cuando Wegener sugirió que la corteza terrestre está
dividida en placas y que estas han cambiado su posición, variando la apariencia
de nuestro planeta a lo largo del tiempo, uno de los principales inconvenientes
era el desconocimiento del motivo que provocaba este movimiento.
Más adelante se atribuyó este movimiento a las corrientes de
convección existentes en el manto de nuestro planeta: este manto fluido se
enfriaba cuando estaba próximo a la superficie, descendía y, sometido a mayores
presiones y en la cercanía del núcleo, se volvía a calentar y ascendía de
nuevo.
Este movimiento es el motor que provoca que las grandes
placas en que está separada la corteza planetaria se muevan, chocando entre sí
en algunas zonas en las que se produce una destrucción de material, mientras
que en otras zonas se produce una formación de nueva corteza a partir del
material surgido del interior. Es decir, la corteza se está renovando
continuamente.
Fruto del estudio de las zonas donde se produce una creación
neta de material el geólogo británico
Drummond Matthews observó algo que le llamaba la atención. Algunas de
las rocas formadas a partir del enfriamiento del magma tenían propiedades
magnéticas y se habían orientado en una misma dirección. Este no fue el único
hecho llamativo. Cuando se alejaba más de la dorsal, las mismas rocas se
orientaba de un modo distinto y al alejarse más, cambiaba más la dirección. El
origen de la orientación de las rocas estaba claro, seguía la dirección de las
líneas del campo magnético terrestre, pero ¿por qué variaba al estudiar rocas
más antiguas? No cabía duda: la posición de los polos magnéticos terrestres
varía con el tiempo.
¿Qué consecuencias puede tener?
Para saber la posible consecuencia de la inversión de la
polaridad de la Tierra debemos estudiar la variación de la orientación de los
minerales magnéticos surgidos de las dorsales, datarlas y entonces estudiar el
registro fósil. La desaparición de especies podría relacionarse con una
catástrofe asociada a este fenómeno. Pero parece ser que no es así, no pasó
nada.
Esta inversión se produce en ciclos de entre 200.000 y
300.000 años y no es algo inmediato, no es como darle la vuelta a una tortilla,
sino que es un proceso lento. También hay quien sugiere que conlleva una
desaparición eventual del campo magnético terrestre. Tal y como indica la NASA,
es cierto que en ocasiones esta magnetosfera ha variado su intensidad, pero no
existe ningún indicio que haga pensar que en ningún momento ha desaparecido
completamente. Y tenemos que tener en cuenta que la atmósfera también ofrece
protección contra las partículas procedentes del Sol.
Los científicos hace tiempo que saben que la posición de los
polos está variando. Desde la primera vez que James Ross situó el polo en 1831
hasta la siguiente localización realizada en 1904 por Roald Amundsen se había
movido aproximadamente 50 km. Actualmente se mueve a unos 10 km por década,
aunque en los últimos años su velocidad ha aumentado hasta 40 km. En pocas
décadas se habrá desplazado desde Norteamérica a Siberia, indica el científico
canadiense Larry Newit, dedicado a ubicarlo cada pocos años.
Fenómenos como la inversión magnética de los polos son
recurrentes cuando cada pocos años algún iluminado los recuerda y asocia al fin
del planeta, tal vez como consecuencia del consumo excesivo de efectos
especiales hollywoodienses. Un flaco favor de la industria cinematográfica que
acompañada de un desconocimiento científico general es campo abonado para
timadores varios.
Y me pregunto yo, ¿no existen suficientes maravillas
naturales para dar infinitos argumentos a miles de películas? ¿No sería
conveniente que estas películas pasasen por una comisión científica que las
regulase, ya que al fin y al cabo ejercen una importante influencia en la
imaginación colectiva? ¿Tú que opinas?
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