miércoles, 12 de diciembre de 2012
¿El calendario Maya se termina el 21 de diciembre de 2012?
Seguramente todos hayan escuchado sobre la teoría de que
este año, y más precisamente el 21 de diciembre de 2012, se termina el mundo.
Esta teoría apocalíptica proviene de una interpretación del calendario maya que
se extendió en los últimos tiempos y de la que mucha gente se hizo eco,
probablemente porque a la humanidad siempre le resultó interesante imaginar el
fin del mundo, como lo demuestran numerosas obras de ficción en el cine, la
televisión y la literatura.
Es que la civilización maya se destacó, entre otras cosas,
por sus grandes innovaciones en el área de la astronomía, y el sistema diseñado
para contabilizar los años en su calendario es bastante complejo y posee varios
ciclos, por lo que si no se tienen los conocimientos suficientes de astronomía,
se puede llegar a una malinterpretación o a la creación de mitos y falsas
creencias, algo que suele suceder respecto a los mayas.
Y eso fue lo que efectivamente sucedió, dado que la teoría
del fin del mundo basada en el calendario maya no tiene ningún sustento
científico. Ahora vamos a ver por qué el calendario maya se termina el 21 de
diciembre del 2012 y qué significado tiene esto.
¿Fin del mundo?
Además del calendario maya, existen varios cálculos
numéricos y estimaciones astrológicas que han contribuido a elaborar la teoría
del fin del mundo en diciembre del 2012, pero como decíamos, ninguna de ellas
tiene respaldo científico, aunque a veces vayan asociadas a fenómenos ciertos y
comprobados, como la ocurrencia del solsticio del 2012, que tendrá lugar
efectivamente el 21 de diciembre pero que, evidentemente, no se relaciona en
absoluto con la supuesta catástrofe anunciada.
Por otra parte, dado que la civilización maya fue una de las
más importantes de Mesoamérica y contribuyó enormemente a los avances en
ciencia y en astronomía, al mismo tiempo que conformaba una civilización
indígena (tradicionalmente vinculadas a mitos, divinidades y creencias), se le
asignó un cierto contenido profético a sus mediciones y a sus calendarios que,
en realidad, no se han podido comprobar.
El calendario maya
Al igual que el calendario gregoriano, que es el que
utilizamos hoy en día, el calendario maya está basado en ciclos dentro de otros
ciclos. El calendario gregoriano posee días, meses y años, y después de 7 días,
12 meses y un año los ciclos se repiten, pero no siempre coinciden, ya que no
todos los primeros de enero son lunes, por ejemplo.
Los ciclos del calendario maya funcionan de manera similar,
aunque algo más compleja. El ciclo más grande era de 52 años mayas tras los
cuales el ciclo se repetía, pero a partir de dicho ciclo se construyó el
calendario de cuenta larga (que no es exclusivo de los mayas sino que estaba
presente en todo Mesoamérica), un calendario no cíclico y que está basado en un
sistema vigesimal, a diferencia de nuestro calendario que es en base decimal.
Al ser no cíclico los días no se repiten y contiene ciclos
de hasta 144.000 días. El calendario de cuenta larga comenzó contando las
fechas a partir de -en nuestro calendario- el año 3114 AC, por lo que tras el
cumplimiento de todos los ciclos que contiene el calendario, el ciclo final
termina el 21 de diciembre del 2012.
Pero del mismo modo que el calendario que utilizamos
habitualmente termina el 31 de diciembre, el calendario maya termina el 21 de
diciembre de 2012 al completar los ciclos previstos, que si bien abarcaron un
período de 5126 años, no predice el fin del mundo sino nada más que el fin del
conteo de los años según el sistema numérico utilizado para ello. Por lo tanto,
así como nosotros tendremos un calendario que comience el 1 de enero de 2013,
según el calendario maya se podría comenzar a contabilizar otro largo período a
partir del 22 de diciembre del 2012.
El mundo se las ha arreglado para sobrevivir por más de 4
mil millones de años, así que seguramente siga estando ahí después del 21 de
diciembre del 2012. De todas maneras, sí hay otros aspectos, desde el punto de
vista científico, que podrían ser más preocupantes respecto del posible fin del
mundo, y son esos sobre los que la comunidad científica está poniendo el ojo.
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