martes, 2 de octubre de 2012
El Autobús Fantasma
De la ciudad de Toluca a la ciudad de Ixtapan de la Sal, anteriormente era
obligado transitar por una carretera bastante sinuosa y peligrosa, pues bordea
un precipicio sumamente profundo casi vertical y de roca sólida. Actualmente
existe una autopista.
Un día de tantos un
autobús partió de Ixtapan de la
Sal con rumbo a Toluca. El viaje era de lo más normal aunque
circulaba por la noche, muchos de los pasajeros habían hecho ese viaje varias
veces así que aprovechaban para dormir. El autobús inició el viaje lleno, subió
por la cuesta sin problemas cuando comenzó a llover, como tantas veces en esa
parte del camino, entonces alcanzó el punto más alto y luego inició el descenso
e iniciaron las famosas curvas de Calderón, un tramo de carretera, en el cual
las curvas son sumamente cerradas y peligrosas, además se caracteriza porque
sin importar si se va a Toluca o se viene de ella esa parte es de bajada, pues
es parte de una hondonada bastante grande y donde hay un puente en el cual sólo
cabe un auto y está además al salir de una curva muy cerrada.
En ese puente han
ocurrido accidentes muy graves y muchos de ellos mortales, está tan hondo que a
no ser por la cantidad de piedras afiladas a los lados, fácilmente podría
sujetarse un “bungee”. El autobús en cuestión inició su descenso, con lluvia y
por supuesto el pavimento mojado. De repente los pasajeros se percatan de que
el autobús está ganando velocidad y se asustan, reclamando al conductor, quien
no dice nada en absoluto, entonces sumamente nervioso al fin atina a decir:
¡¡¡Están fallando los frenos!!!
En poco tiempo el
autobús toma tanta velocidad que es imposible controlarlo y en una curva el
autobús se precipita al vacío, muchos mueren instantáneamente a causa del
golpe, otros yacen inconscientes, hasta que el autobús se incendia y en poco
tiempo es consumido por las llamas. Nadie escuchó los gritos de los pocos
pasajeros que pedían ayuda y todos mueren de una forma horrible.
Mientras tanto en las
oficinas de la central de autobuses no reciben el reporte de que el autobús
número 40 de esta línea de autobuses haya llegado, está demasiado atrasado y
era el último de la noche de modo que si se averió, no habrá otro que lo
alcance y pueda traer a los pasajeros, de modo que se envía un vehículo a
investigar. No parece haber rastro de él en todo el trayecto, al menos no hasta
llegar a las curvas de Calderón, donde una patrulla de la policía ha localizado
un terrible accidente. No hay supervivientes y los cuerpos están unos
destrozados fuera de lo que quedó del autobús y otros calcinados dentro del
mismo.
Sólo fue noticia por
poco tiempo, pero a partir de esa fecha y por las noches si te encuentras en la
carretera de Ixtapan de la Sal,
con rumbo a Toluca por la noche e intentas subir a un autobús, es posible que
sea el número 40 el que se pare y te abra la puerta. Al abordarlo notarás que
es un autobús antiguo, pero en buenas condiciones, y como algunas líneas de
autobuses usan vehículos no tan nuevos, no te importará mucho, pero entonces te
percatarás de que aún cuando va lleno, con personas de pie, hay siempre un
lugar vacío, o dos o tres, siempre de acuerdo con el número de personas que se
acaben de subir. Nadie ocupa esos asientos así que te sientas aún cuando te
parece raro, y sientes un vacío en el estómago. Te percatas de que a pesar de
la hora nadie va dormido, mujeres hombres y niños van despiertos, pero nadie
habla, ni siquiera los niños, es un silencio pesado, además todos van bien
arreglados ¿Por qué? Nadie lo sabe.
El auxiliar del chófer quien revisa los billetes (o te cobra
el pasaje) comienza pocos minutos después a revisarlos, preparas el importe de
tu pasaje pero, jamás pasa a tu lugar para solicitar el costo, eso es aun más
raro, pero piensas que al bajar en la terminal pagarás.
Llegas a Toluca sin
contratiempos, pero pasada la media noche, entonces el chófer detiene la unidad
antes de llegar a la Terminal
y te dice que debes bajar en ese momento, aunque el trayecto no ha acabado y no
entiendes la razón obedeces. Entonces al llegar a la altura del chófer, el
único que habla, y al intentar pagar tu pasaje, te dice que no es nada y añade:
“Baja ahora y no te
gires antes de que cierre la puerta o jamás dejarás el autobús”.
Quienes obedecen,
bajan y no se giran, si no hasta que se escucha el sonido de la puerta al
cerrar y el motor del autobús arrancar, sólo para darse cuenta de que no hay
autobús, este mismo ha desaparecido. Los desobedientes al bajar y girarse ven
el autobús hecho pedazos, dentro esqueletos descarnados y el chófer mirándote
sin decir nada. El autobús desaparece y la persona en cuestión muere unos días
después.
Se dice que a partir
de ese momento su fantasma sube al autobús y viajará eternamente en él por
causa de su desobediencia. Si por casualidad algún día viajas a Ixtapan de la Sal y de regreso tu auto no
funciona, no te arriesgues, si es de noche, a subirte a un autobús, quizá sea
el número 40.
Si es así sólo obedece las instrucciones de ese modo podrás
contarlo, de lo contrario serás condenado a viajar por esa ruta en ese autobús
por la eternidad…
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