Ascenso al trono
Sexto de la primera dinastía babilónica, Hammurabi sucedió a su padre a la edad de entre 25 y 30 años. Hasta entonces, había dedicado su vida al estudio de la diplomacia, la milicia y la cultura. Cuando accedió al trono, sus poderosos rivales Shamshi-Adad I, de Asiria, Rim-Sin, de Larsa, y Dadusha, de Eshnunna, ya eran hombres maduros o ancianos.
Antes de comenzar su febril campaña de conquistas, Hammurabi se dedicó a sentar las bases de su Imperio, recomponiéndolo social y económicamente. Hecho esto comenzó sus luchas contra Asiria, el Elam, Larsa y Eshnunna, en las que saqueó Gutium, Maniksum y multitud de otras poblaciones.
Conquistas
Primero se enfrentó a Rim-Sin, conquistando poco a poco sus territorios, entre ellos los enclaves de Isín y Uruk, hasta que en 1762 a. C. conquista Larsa, para rápidamente conquistar pequeños reinos vecinos. Una vez consolidadas sus posesiones en el sur, el monarca volvió su atención en otras direcciones; cuatro años más tarde se apoderó de las ciudades de Rapiqum y Shabili y realizó expediciones contra el país de Emutbal, al este de Babilonia. Eshnunna será su próxima conquista importante.
El poder de Babilonia se había incrementado de tal forma con la concentración de ciudades en su bando, que rápidamente se formó una coalición de ciudades del Tigris, para hacerle frente.
En la subsiguiente guerra de los Dos Ríos, la coalición del Tigris fue derrotada. La definitiva toma de Mari tuvo lugar en 1758 a. C. La conquista de Mari supuso su total destrucción, incluido el palacio de Zimri-Lim, una joya de la arquitectura de la época. Por último conquista Asiria alrededor de 1754. El resultado de sus conquistas fue que convirtió un pequeño estado de 50 km² en un imperio que se extendía más allá de Mesopotamia, desde el Mediterráneo hasta Susa y desde el Kurdistán hasta el Golfo Pérsico.
En el año trigesimo primero de su reinado Hammurabi se autoproclamó Rey de Sumeria y Acadia y Rey de las Cuatro Regiones, títulos que simbolizaban el dominio sobre Mesopotamia.
Obra
Tras las conquistas Hammurabi supo consolidar su imperio unificando su lengua, su religión y sus leyes. Además se abstuvo de atacar a las familias de hurritas que emigraron y se asentaron en la periferia de su reino, con lo que se ganó su confianza. Asimismo, se dedicó a embellecer varias ciudades del imperio, no sólo Babilonia, con lo que difundió el arte por sus territorios. Gracias a todo ello consiguió entregar su imperio a su hijo y sucesor Samsu-Iluna.
Durante su reinado, Hammurabi mandó construir canales, mejorar los sistemas de riego y edificar palacios y templos. Asimismo estableció alhóndigas, pero su contribución más relevante fue el Código de Hammurabi.
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