miércoles, 3 de julio de 2019
Sacrificios Humanos y Pactos con Satán: Así es la Casa del diablo en Ciénaga
Una mansión
poseedora de un temible y antiguo pacto entre su dueño y el diablo,
permanece abandonada en el municipio de Ciénaga (Magdalena). Según
relatan varios cienagueros, su propietario durante la bonanza
bananera (que inició en 1901 con la llegada de la United Fruit
Company), le ofrecía a satanás el sacrificio de trabajadores a
cambio de mantener su riqueza.
La fachada de color
blanco de la residencia, situada en la esquina de la antigua calle
Valledupar con el callejón Bucaramanga, calle 15 carrera 13,
contrasta con las cientos de historias oscuras que se han tejido a su
alrededor.
Muchos aseguran que
varios espíritus demoniacos habitan todavía en su interior.
Tratamos de conocer a fondo esta historia que pertenece a la
tradición oral de los cienagueros y a los terroríficos archivos
paranormales de la región Caribe, sumergiéndose en esta oscura
leyenda antigua.
Según datos
históricos, en 1908 don Manuel Varela, oriundo de Pivijay
(Magdalena), un hombre de pocas carnes, moreno, alto y con un aspecto
enigmático, llegó procedente de Sabanalarga (Atlántico) y se
instaló en dicha residencia.
Enseguida se dio a
conocer como un hombre de negocios, y su fama se extendería como uno
de los más prósperos del sector bananero. Varela adquirió muchas
tierras, construyó varias fincas, e incluso montó una línea férrea
de un momento a otro, causando gran asombro entre sus colegas y los
habitantes del lugar. Pero había algo sospechoso dentro de todo
esto, ya que en sus propiedades ocurrían desapariciones de
trabajadores y niños. También se murmuraba que su gran casa,
llamada Mansión Manuelita, que data de 1918, fue construida por mano
de obra demoniaca.
En la vivienda,
según estas creencias, se movían fuerzas infernales, que
acrecentaban el mito de un pacto que don Manuel Varela había
suscrito con el diablo para obtener riquezas en cualquier negocio que
emprendiera.
LA LEYENDA DEL PACTO
Según los
cienagueros, don Manuel Varela, había hecho un pacto en el que el
demonio le pedía semanal, mensualmente, anualmente o como le
placiera, el alma de uno de sus trabajadores a cambio del beneficio
de la prosperidad. Según las supersticiones de los pueblos, estos
pactos se materializaban por medio de túneles subterráneos. Emilia
Trujillo, de 65 años, antigua habitante de Ciénaga, menciona algo
relacionado con la leyenda del pacto.
Los antiguos
lugareños debido al mito achacaban todas las muertes y
desapariciones a la popular Casa del Diablo, donde según ellos estos
demonios vivían devorando y llevándose personas.
Pese a que don
Manuel Valera falleció a mediados de la década de los 50, su
tenebrosa mansión sigue causando terror, al punto que se cuenta que
durante ciertas noches de su interior brota un fuerte olor a azufre y
también se han visto ojos rojos que se asoman por las ventanas.
Algunos cienagueros
afirman que han visto al diablo recorrer los pasillos transformándose
en un gran perro negro de lengua larga y ojos como el fuego, y que en
ocasiones se manifiesta también como un niño negro que se pasea en
triciclo fumando un tabaco.
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