viernes, 5 de julio de 2019
Circocus, El Espíritu de un Payaso Asesino que Aterroriza en el Atlántico.
Los circos siempre
han sido asociados con la diversión. Son escenarios móviles que se
pasean de país en país o de barrio en bario como ocurre en
diferentes ciudades de Colombia. Sin embargo, en su interior se
encuentran algunos payasos que con sus excéntricos actos, además de
sacar sonrisas, causan terror en algunos espectadores.
Estos payasos son
recordados por muchos al irse de la escénica carpa, tejiendo así en
la mente de muchos historias terroríficas que han sido reforzadas
por películas como It (Eso o La cosa), que causó gran revuelo en
1990, cuando fue proyectada en las salas de cine; mostrando un payaso
despiadado que acabó con la vida de muchas personas que
anteriormente se reían junto a él.
Esta historia parece
repetirse en el municipio de Soledad (Atlántico), donde el espíritu
de un payaso, denominado Circocus, se ha convertido en una leyenda
cirquera que se aparece en el barrio El Ferry y Manuela Beltrán, en
los que abundan testimonios de personas que afirman haberlo visto en
varias ocasiones.
AL DÍA quiso
conocer esta historia que hace parte de los archivos paranormales de
la Región Caribe, obteniendo datos y testimonios, que demuestran que
este payaso le ha hecho pasar un mal rato a más de uno.
LA LEYENDA DE
CIRCOCUS
Según testimonios
recolectados desde la década de los 50, Circocus era un payaso que
deambulaba por toda la Costa, ofreciendo funciones en un circo
desgastado y decadente con su mismo nombre. Este payaso tenía una
deformidad en los dientes y labio leporino, lo que hacía que su
aspecto fuera diferente.
Circocus al parecer
se obsesionó con una niña rubia y algo obesa en condición de
discapacidad cognitiva, la cual asistió a su fusión y
posteriormente con engaños logró convencerla de que entrara a su
camerino, lugar donde abusó sexualmente de ella y posteriormente la
asesinó, enterrando su cuerpo debajo del mástil del circo.
Tras sentirse temor
por las sospechas que había levantado, Circocus terminó ahorcándose
en el mismo mástil. Este hecho fue callado por los otros payasos y
su carpa fue heredada por propietarios de otros circos; pero sus
tormentosas apariciones empezaron a darse, evidenciando así una gran
maldición.
SUS ‘GRACIOSAS’
APARICIONES
Misael Moreno,
vendedor de aguacates del barrio El Ferry, habló de su escalofriante
encuentro con el payaso.
“Eran las 3:30 de
la madrugada, yo venía del mercado listo para vender mis aguacates
en el barrio y me topé con una niña gorda que estaba al lado de un
árbol y se reía a carcajadas; tras levantar mi mirada observé a un
payaso que colgaba de una rama. Me llené de miedo y traté de mirar
nuevamente a la niña, pero ya se había ido, salí corriendo y dejé
los aguacates tirados”, recordó Moreno.
Otro que asegura
haber visto al temible payaso es Jairo Díaz, de 51 años, quien es
cristiano y asegura tener el don de la visión. Díaz, quien vivió
en una casa ubicada dentro de una parcela en el barrio Manuela
Beltrán, donde se cuenta que el payaso montó hace años su circo,
explica que cuando compró su vivienda, comenzó a ver tres sombras
que entraban por su patio y se aterró al ver lo que estas hacían.
“Decidí quedarme
a solas, en completa oscuridad para enfrentar las sombras que veía.
Llené los bolsillos con sal y me puse a leer la Biblia, justo cuando
comenzaba a quedarme dormido, vi astralmente que entraban tres
personas: un hombre vestido de negro, una mujer y un payaso horrible
que empezaba hablar en leguas. Observé como se armaba una gran carpa
a la que entraban ánimas y espíritus de niños. Allí el hombre de
negro con una mesa en la mitad del circo movía las mano en señal de
evocación y salía del centro un macho cabrío; mientras que las
almas se reían con las travesuras del payaso”, concluyó Díaz.
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