jueves, 11 de julio de 2019
El Espectro del Puente.
Esta es una historia
real ocurrida en los años 60, cuando en mi ciudad el alumbrado era
apenas visible en la noche.
Cuenta mi padre que
es una persona enteramente no creyente, que al salir una tarde al
colegio llevaba sus libros atados con una cuerda, pensando en como
resolver aquella noche su examen de literatura, aún faltaban 20
minutos para caer el sol y caminaba deprisa para no atrasarse a la
hora de su entrada.
Obligadamente su
camino diario exigía que pasara por un antigüo puente de piedra con
poca altura en relación al río.
Esa tarde me dijo
que había crecido el río por una tormenta y resultaba bastante
estrepitosa la corriente.
Al terminar la clase
por la noche y después de haber superado el examen de literatura se
encaminó a casa junto con un amigo para hacer el camino más
llevadero, al alcanzar la calle que acerca al rio los dos miraron muy
a lo lejos una extraña luz que se vislumbraba entre las sombras.
Simplemente
siguieron caminando pero poco a poco al acercarse al puente miraron
como esa luz tenue danzaba como de lado a lado, haciendo zig-zag en
medio del río, sus ojos no daban crédito a la luz que cada vez se
iba acercando más a ellos.
Pronto detuvieron su
camino y pudieron ver desde la mitad del puente la figura de un
espectro que flotaba de pie sobre las turbulentas aguas con una
pesado tronco sobre su espalda, su cabello largo y oscuro
completamente mojado. Lo último que recuerda mi padre y su amigo
antes de quedar por unos largos minutos catatónicos del miedo, es
que era como un hombre sin rostro.
Aquella noche no
llovió pero al volver nuevamente en si, tanto el cómo su amigo
estaban completamente mojados y sus libros habían desaparecido,
solamente quedaban las cuerdas.
Al no llegar pronto
a casa mi abuelo, que en paz descanse, bajó en su búsqueda y
encontró a los muchachos aún temblando, sin saber que decir y como
decirlo..
Mi abuelo pensó que
les había escupido el río, no daba crédito a lo que habían visto,
entonces los tres escucharon un extraño ruido como un lamento al
otro lado del rio y el mismo espectro desaparecía entre la bruma del
rio.
Mi padre no pudo
dormir bien en mucho tiempo y su amigo se le encaneció el cabello,
mi abuelo decidió que nunca más volverían a pasar solos por aquel
camino.
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