martes, 9 de julio de 2019
La Muñeca de Trapo
Todo comenzó hace
algún tiempo, cuando mi familia y yo compramos una casa antigua.
Mientras la recorríamos mi hija escogió la que sería su nueva
recamara. En ella había una pequeña muñeca de trapo tirada en una
esquina, llena de polvo y cubierta por telarañas.
Me dispuse a
arreglarla, quedo preciosa con su pequeño vestido, su cabello rojo y
sus ojos negros. A mi niña le encantó, por lo que decidí
obsequiársela.
Días después mi
princesa ya no era la misma, se comportaba distinta, no nos hablaba y
odiaba a sus juguetes, les arrancaba sus cabezas y brazos... la única
que dejó intacta fue a la muñeca pelirroja.
Una mañana,
mientras estaba en la escuela, entré en su cuarto a limpiar y ahí
estaba aquella muñeca en su cama, sus ojos me miraban fijamente pero
¿en que rayos pensaba? era sólo una muñeca, no podía observarme.
Me acerque para ver si necesitaba un lavado, entonces note algo
extraño, su cabello había crecido. Me asuste y la aventé al piso,
llame a mi esposo que también coincidió conmigo.
Ambos sabíamos que
eso era imposible, algo andaba mal con esa muñeca, así que la
tiramos a la basura. Al llegar mi hija preguntó por ella, nosotros
simplemente la ignoramos. Lógicamente empezó a hacer berrinche,
pero lo pasamos por alto, supusimos que era normal después de perder
a su juguete favorito.
Pasaron los meses y
la situación con mi hija no mejoro, dejo de hablar, de comer,
lloraba toda la noche, pataleaba, susurraba en la madrugada como si
hablara con alguien, se negaba a ir a clases. Intentamos de todo para
controlarla, hablamos con ella, le dimos más juguetes, incluso una
muñeca exactamente igual a la anterior, pero nada funciono.
La llevamos a un
psiquiatra y nos dijo que nuestra pequeña había entrado en psicosis
y estaba en riesgo de desarrollar esquizofrenia.
Ante la desesperante
situación la ingresamos a un hospital psiquiátrico, horas después
de dejarla llegamos a casa, me sentía mal, todo aquello por una
muñeca.
Al entrar en la sala
esa maldita muñeca estaba ahí, en el sofá mirándonos con odio,
como si hubiera vivido en nuestra casa por siempre, como si nunca la
hubiéramos tirado y estuviera enojada por llevarnos a su amiga:
nuestra niña.
Mi esposo tomo la
muñeca y la arrojo con desprecio a la chimenea, la contemplamos
hasta que desapareció por completo. Me sentí aliviada y asustada a
la vez ¿cómo llegó al sofá?. El teléfono sonó interrumpiendo mi
pensamiento. Era del hospital, un terrible accidente había ocurrido,
un incendio que acabó con todo. Nadie sobrevivió.
Estaba destrozada, a
punto de colgar para ir directo hacia allá, cuando el oficial de
policía dijo:
"Lo único
rescatable es una muñeca que encontramos en los escombros, estaba en
el cuarto donde tenían a su hija… es una pelirroja de ojos negros,
no sé si la quieran conservar."
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario