miércoles, 7 de septiembre de 2016
Aguas Redentoras
Al considerar el simbolismo del baño también podemos
compararlo con todos los diferentes ritos bautismales de nuestra propia
religión y con los rituales precristianos. Por ejemplo, en los misterios
eleusinos o los más comúnmente conocidos como los misterios de Ceres, los
participantes, primeramente, tomaban un baño ritual en el mar.
Estos baños
purificadores tomados antes de iniciarse en los misterios profundos, son
símbolos difundidos en todo el mundo. Los indios norteamericanos generalmente
acuden a una pequeña casa de baños de vapor donde se sientan en un cuarto bajo
tierra; se arroja agua sobre las piedras calientes y mientras el hombre recibe
el vapor, se frota con salvia para limpiarse a sí mismo de los pecados que ha
cometido y eliminar a la vez los espíritus malignos.
En antiguas interpretaciones el bautismo cristiano también
se entendía como una purificación y separación del pecado y una manera de
arrojar a los espíritus malignos. Aquí existe una conexión con la idea de
renovación porque la persona bautizada ha sido renovada en Cristo y se ha
despojado de antiguos pecados paganos. Como prueba de esto usaban un vestido
blanco, símbolo de purificación y de la nueva personalidad. Lo mismo
encontramos en la mayoría de los diferentes baños rituales junto con la idea de
renovación por el agua.
En general, el agua simboliza al inconsciente, y sumergirse
en el agua y salir de nuevo parece tener una cierta analogía con penetrar en el
inconsciente. La pila bautismal que se usa en el cristianismo se compara,
frecuentemente, con el útero de la madre Iglesia y tiene por consiguiente un
aspecto maternal, el renacer en el eterno vientre que es el agua. Es la matriz
de donde se sale y a la que se retorna en forma renovada. En tiempos antiguos
únicamente las personas adultas se bautizaban y se sumergían completamente. Al
bautismo infantil se llegó a través de la creencia de que únicamente el
bautizado podía ir al cielo y ver a Dios, y naturalmente los padres cristianos
no querían que sus hijos murieran como ateos. En los pergaminos del Mar Muerto
también se menciona la renovación a través del bautismo.
En muchos sueños, el proceso analítico se asemeja a un baño
y con frecuencia el análisis se compara con el acto de lavarse o bañarse. La
mayoría de la gente cuando empieza el análisis tiene la incómoda sensación de
que algo por el estilo es necesario y de que sus culpas pueden quedar al
descubierto. Por lo tanto, la idea del baño es un ejemplo muy obvio. La
suciedad que cubre el cuerpo puede significar influencias psicológicas del
entorno que han contaminado la personalidad original. Es mucho más fácil y
natural ser uno mismo si uno vive solo. Los introvertidos son muy sensibles y
con frecuencia dicen que están bien mientras se encuentran solos porque cuando
están con otras personas «recogen» toda clase de influencias perturbadoras y
pierden su serenidad íntima. No todos los pacientes son ambiciosos pero si
alguien hace un movimiento indicando un deseo vehemente de lograr algo, todos
los demás aspiran a lograr lo mismo.
Ése es el fenómeno de la psicología de
masas en donde prevalecen las emociones primitivas. El contagio aniquila la
razón y la gente menos educada contamina a los otros y todos son arrastrados
hacia abajo. Si alguien tiene la misma potencialidad es excitado al instante.
En el momento empezamos a formar parte del rebaño humano, nos deterioramos y
nuestra sombra comienza a formarse.
Podemos decir que nuestra propia oscuridad
es activada desde fuera pero también podemos realmente «recoger» oscuridad que
no es nuestra. La gente se puede dejar seducir por actitudes que no son suyas y
cuando se dan tiempo para pensar se preguntan qué les sucedió. Eso es algo que
debemos limpiar una y otra vez y por lo tanto generalmente interpretamos el
baño como la necesidad de combatir los problemas de la sombra. El baño, el
agua, es un regreso al inconsciente a efectos de purificar ciertos aspectos de
la sombra que en realidad no pertenecen al sujeto. Si el ánima tiene que entrar
en el proceso, no es lo mismo que si el ser humano es quien tiene que hacerlo.
Es el complejo neurótico el que se enfrenta, no el ser humano; se le hace
regresar al agua, esto es, sumergirse en el inconsciente donde los impulsos
neuróticos destructivos son tratados a través del método de la amplificación.
Uno tiene que observar los sueños para saber qué es lo que existe detrás.
Cuando un sueño se amplifica se le coloca nuevamente en su contexto original.
El fragmento del sueño se sumerge en el flujo amniótico para enriquecerlo y
para que a través de este proceso de amplificación aparezca de nuevo bajo una
forma diferente.
El baño tiene que ver también con esa ampliación; es decir,
con la actitud psicológica que se ocupa de devolver al complejo aparecido
recientemente su dimensión original, así como de buscar y analizar qué especie
de fuerzas están actuando en dicho complejo. Con frecuencia, los síntomas
neuróticos son el resultado de algo que se atasca entre lo inconsciente y lo
consciente.
Por lo general, los baños no se toman en el mar sino en una
bañera, lo cual nos proporciona una distinción muy definida puesto que la bañera
es un recipiente de tamaño definido, fabricado por el hombre y dentro del cual
puede introducirse el ser humano. Representa de una manera muy específica, el
inconsciente, por lo cual tenemos que entrar en el simbolismo del recipiente,
que es inmenso.
El recipiente es el vientre de la madre Iglesia, el útero, y
por lo tanto posee una cualidad concreta materna y femenina. Mitológicamente,
con frecuencia se encuentra contaminada con su contenido. Para el alquimista,
el recipiente y el agua son la misma cosa.
El agua es el recipiente en el cual
se produce la piedra filosofal, porque en alquimia el contenedor y el contenido
son creados enteramente juntos. Puesto que el recipiente está hecho por el
hombre para retener el agua, éste está relacionado con la función de la
conciencia; ser capaz de utilizar este instrumento es una prerrogativa de la
conciencia humana y marca sus actividades como un símbolo. El recipiente
representaría un concepto o una manera de concebir una cosa. La Iglesia es este
recipiente por tener la capacidad de proveer las condiciones para mantener
unidos, a través de un sistema dogmático, los valores religiosos cristianos y
las ideas. Psicológicamente, el recipiente se relaciona con votos, ideas, sentimientos
básicos y conceptos que tratamos de mantener unidos impidiendo que se escapen
por la vida, pues es el recipiente que conserva junto todo esto para evitar que
se pierda. Por lo tanto constituye un medio de volverse consciente.
En muchos
idiomas la concepción y la comprehensión expresan la función del recipiente —un
medio de atrapar y captar de alguna manera, la idea o cosa,
moldeándola de tal forma que pueda controlarse—. La técnica del alquimista no
era la de tener aquí un sistema y allá un fenómeno de la psique, sino tener un
concepto psicológico de la psique derivado de sí mismo. Esto se olvida
fácilmente.
Lo que sigue después es el cocimiento o baño de agua
caliente, el baño frío, el baño caliente y el baño de fuego. El simbolismo de
la temperatura naturalmente se refiere a la intensidad emocional: lo que surge
de una emoción es calor. El enfriamiento se asocia con el apaciguamiento, es
menos emotivo o puede tratarse de una manta mojada aquietando el entusiasmo.
También el agua representa un tipo de emoción y las olas del mar son el movimiento
del agua. El enfriamiento se relaciona muchas veces con la razón. El agua en el
baño tiene mucha relación con la proximidad de la comprehensión.
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