Nuestra Señora de
Altagracia es tan venerada en Garrovillas de Alconétar, (Cáceres), su patria
chica, como en la República Dominicana.
Una expedición
española de 1502 introdujo en lo que hoy conocemos como República Dominicana el
culto a Nuestra Señora de Altagracia, la primera Virgen americana.
En 1502 Nicolás de
Ovando se hizo a la mar con un puñado de hombres y un cuadro milagrero. Ponían
rumbo a La Española, empujados por cierta preocupación real sobre las
cuestiones americanas y la misión de encauzar los desmanes colombinos. Además
de meter en cintura a colonos e indígenas, para pesar de, entre otros, Fray
Bartolomé de las Casas, aquella expedición pasó a la Historia como la
introductora de la primera Virgen venerada en América, Madre Protectora y
Espiritual del Pueblo Dominicano y patrona de varias ciudades en el resto del
continente.
Origen del culto a
Nuestra Señora de Altagracia
A principios de la
Reconquista de los territorios extremeños, una pastorcilla se encontró con la
aparición de una mujer que dijo ser la Virgen María de Altagracia. La niña
difundió la noticia y sus vecinos recogieron una imagen vestida de blanco que
trasladaron al pueblo en varias ocasiones, aunque en cada una de ellas la
figura regresaba, misteriosamente, al lugar en el que la habían encontrado, a
10 kilómetros de Garrovillas de Alconétar, en Cáceres, donde, al final,
construyeron su ermita.
Esa imagen milagrosa,
que ha intervenido, según la tradición, en curaciones y sequías, aparecía en el
cuadro que los hermanos Alonso y Antonio Trejo, placentinos de nacimiento pero
con familia en esta localidad cacereña, se llevaron consigo en el viaje a las
Américas que iniciaron el 13 de febrero de 1502. Eran dos de las 2.500 personas
que acompañaron a Nicolás de Ovando en un viaje que transformaría para siempre
las relaciones de la Corona de Castilla con sus colonias de ultramar. Porque
además de modificar el urbanismo de sus ciudades, de repatriar a los colonos
rebeldes y extinguir las revoluciones indígenas pendientes, entre otros
asuntos, se inició el culto mariano en América.
Nicolás de Ovando,
amigo de la justicia
¿Quién fue ese Nicolás
de Ovando, que lideró la expedición española con la que Nuestra Señora de
Altagracia llegó a América? Fray Bartolomé de las Casas, protector universal de
todos los indios de las Indias, dijo del Gobernador de las Islas y Tierra Firme
que fue“caballero prudentísimo y digno de gobernar a mucha gente. Tenía y
mostraba gran autoridad, amigo de justicia era, honestísimo en su persona,
obras y palabras de codicia y avaricia gran enemigo y no pareció faltarle
humildad que es esmalta de virtudes”. Pero también añade: “pero no indios
porque con su gobernación inestimables daños (…) les hizo”. Y es que Ovando no
sofocó las últimas revueltas pendientes con la bandera blanca y la mano tendida
precisamente…
Fuente: Leyendas, Mitos, Misterios y Enigmas del Mundo
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