La historia cuenta que Charles descubrió las infidelidades de su esposa y decidió aplicarle un castigo obligándola a permanecer cerrada en una de las salas del castillo de Raynham Hall. Allí permaneció momentos de máxima agonía donde pedía a gritos volver a ver a sus amados hijos y donde pasó sus últimos días de vida.
Tras fallecer y desde el siglo XVIII su espíritu quedó vagando por siglos a través del castillo encantado de Inglaterra hasta nuestros días atormentando con una horrible imágen como la presentada arriba. Son muchos los testimonios que siglos después continúan viendo las apariciones en el pasillo o incluso detenida juto a su cama con uno rostro pálido y blanquecino. En su mirada podía verse la terrible angustia y tragedia vivida durante sus últimos días de su vida. Algunos testigos incluso afirmaron haberla disparado con una bala que la llegó a atravesar.
En la fotografía podemos ver su silueta parada junto a las escaleras detenida y paralizada frente al fotógrafo de la época.
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