Cuenta la leyenda hindú que Surya vivía enamorado con su esposa Sanjna. Sin embargo, era tan cegadora la luz que emitía Surya, y tan caliente su cuerpo, que Sanjna no pudo por menos que renunciar a él, y poner en su lugar a su sierva Chhaya. Tan cegadora era la luz que emitía Surya, que ni siquiera se dio cuenta del cambio, engendrando hasta tres hijos con la sierva.
Sin embargo, un día, enfurecida Chhaya, maldijo a Yama, una de las hijas de Surya, quien cayó al suelo muerta. Fue el momento en el que Surya se dio cuenta que aquella no era su esposa, ya que, según la tradición hindú, la maldición de una madre no puede causar ningún daño a sus hijos. Surya le suplicó a Chhaya el paradero de Sanjna, pero esta se había convertido en yegua para despistar a todos.
Al enterarse Surya, se encarnó en un caballo, para poder llevar de regreso a su mujer consigo. Es por esto por lo que, Surya es un dios misericordioso, que lo que trae es la suerte a los hindúes.
Todos sus devotos en la India le dirigen siempre una oración por la mañana temprano, como parte del ritual de cada día. Surya ofrece energía para todos los seres vivos y los libera de las enfermedades. Siempre que se quiera apaciguar el enfado de cualquier dios hindú, los fieles rezan los mantras. El Himno de Gayatri es el mantra que se asocia con Surya.
Entre los Vedas se le representa completamente de oro, y se le reza cada vez que alguien tiene alguna enfermedad de la piel, como lepra, además de pedirse cada vez que alguien se queda ciego, o incluso para las mujeres que no pueden dar a luz.
En otros lugares de la India, a Surya se le representa como un hombre de color rojo, con tres ojos y cuatro brazos, montado en una carroza tirada por siete yeguas. Con una de sus manos atrae para sí a sus creyentes, y con las otras dos sostiene dos lirios de agua. Seguramente, en muchas tiendas de la India veréis colocado el símbolo del sol, ya que cree que trae buena suerte.
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