El nombre de Epona proviene de la épica francesa, y precisamente significa caballo. Sabemos que era una diosa femenina, ya que los celtas solían representarla como una yegua divina. Reinaba sobre la fertilidad de la tierra, y más tarde se asoció con las carreras de caballos.
Algunos historiadores la asocian también con Lady Godiva, la mujer que protestó ante la realeza por los tremendos impuestos hacia los pobres, apareciendo desnuda con su caballo en la ciudad de Coventry, en Inglaterra.
Sin embargo, en Alemania, Epona fue honrada como una guía espiritual de los muertos. En Irlanda se asociaba con las pesadillas de las personas. Sin embargo, por regla general, Epona era venerada como una diosa protectora del saber.
El culto a Epona llegó incluso a Roma, cuando los romanos llegaron a la Galia. Los romanos trasladaron a esta diosa hasta Roma, e incluso le dedicaron un día, el 18 de diciembre, cuando celebraban unas fiestas en su honor. En Roma, Epona fue una diosa de la guerra. También se la asoció como protectora de los caballos, las vacas, los bueyes y los asnos.
Su vinculación con la guerra por el hecho de la importancia que tenía la caballería en aquella época en los campos de batalla. Por eso, la mayoría de las madres de los soldados acudían a ella para rezar por sus hijos antes de las campañas militares. Fue el momento de mayor importancia de la diosa.
Realmente, no se sabe mucho más de Epona. Hoy en día es símbolo de las amazonas modernas. Sin ir más lejos, hay muchas escuelas de equitación que llevan su nombre, incluso yeguas que han participado en importantes competiciones ecuestres. La literatura también ha entrado dentro de este mito y esta diosa, con muchas novelas de caballos con ese nombre.
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