sábado, 5 de enero de 2019
Los Secretos del Mago Merlin y el Rey Arturo
Los estudiosos que
durante décadas han estado debatiendo si el rey Arturo existió
realmente o no, y que continúan sin encontrar pruebas consistentes
de que fuera una figura histórica (lo cual parece que no les
desmoraliza), han caído en el mismo error en el que cayeron los
católicos, que se tomaron y siguen tomando el mito de Jesús al pie
de la letra, ignorando su simbolismo. Están perdiendo el tiempo. La
leyenda del rey Arturo es eso, una leyenda, simbolismo religioso puro
y duro. Es como si nos pusiéramos a debatir si Zeus vivió realmente
en el monte Olimpo.
A diferencia de lo
que la mayoría cree, las leyendas artúricas tienen poco que ver con
la mitología celta, y mucho con el gnosticismo. Aunque se basaran en
antiguas historias britanas, fue en Francia donde adquirieron su
forma definitiva, en la misma época y en la misma región en la que
aparecieron los cátaros (los gnósticos medievales por excelencia).
Chrétien de Troyes fue el principal responsable de este fenómeno, y
curiosamente la ciudad de Troyes era el bastión más importante del
catarismo en el norte de Francia… Pero la gente sigue sin ver el
mensaje subyacente en la leyenda artúrica, pues la mayoría no están
familiarizados con los secretos de la Gnosis y los símbolos que ésta
emplea. Aunque una vez que uno tiene en su poder las claves para
descifrar el misterio, enseguida se ve la verdadera naturaleza del
mensaje. El significado oculto de la historia del rey Arturo y sus
caballeros es el siguiente:
El rey Arturo, que
casi nunca protagoniza las aventuras caballerescas que se narran en
su corte, simboliza a Dios, aparentemente ausente de este mundo;
mientras que su consorte, la reina Ginebra, es la Diosa, la Gran
Madre Sofía, el Espíritu Santo (el nombre de Ginebra significa
precisamente espíritu puro). El caballero Lanzarote, amante de
Ginebra, simboliza al hijo-amante de la Diosa, es decir, es su ángel
predilecto, Lucifer, "el portador de luz" (como Lanzarote
es el portador de la lanza, símbolo del rayo de luz que ilumina al
místico). Los demás caballeros de la Mesa Redonda son los ángeles
de los coros restantes. Mordred, celoso de Arturo y Lanzarote (pues
también desea a Ginebra), es el ángel traidor, Satán, que origina
la guerra y la muerte.
El inocente
Perceval, en la versión de Chrétien de Troyes y sus continuadores,
y posteriormente Galahad, el caballero sin mancha, esperado por todos
como el salvador que dará fin a las aventuras más extrañas, son
figuras mesiánicas que simbolizan a Jesús. De todos los caballeros
que parten a la búsqueda del Grial, Perceval o Galahad (según la
versión) es el único que consigue llegar hasta el final, es decir,
el único que alcanza la Gnosis. Merlín, el mago por excelencia
(además de vidente y místico), es el hombre que ya ha alcanzado la
Gnosis con anterioridad (por eso no participa en la búsqueda del
Grial, ya que no le hace falta), el maestro espiritual que instruye a
los demás y tiene el poder de obrar magia de origen celestial sobre
el mundo terrenal. Se le presenta como hijo de un demonio y una
monja, es decir, reúne en su figura los contrarios,
reconciliándolos.
La historia de cómo
fue hechizado por la belleza de la Dama del Lago simboliza el amor
del sabio gnóstico por Sofía (pues la Sabiduría es la fusión del
amor y el conocimiento). La ambigua Morgana, su rival (pero también
su amante), es su contrapartida femenina, la bruja por excelencia, a
veces practicante de magia blanca, y a veces de magia negra. Por otra
parte, es su condición de mujer enamorada la que guía buena parte
de sus actos; en su intenso amor por Lanzarote puede verse el mismo
amor que siente cada bruja por Lucifer, el ángel caído.
La Mesa Redonda,
como el círculo del Zodíaco, representa el infinito, el Universo; y
es también la hermandad espiritual de las almas (los
caballeros-ángeles). La legendaria corte de Camelot es "el
reino de los cielos" del que hablaba Jesús en sus enseñanzas.
La leyenda artúrica
del Grial procede del gnosticismo primitivo. Los gnósticos del
Imperio Romano celebraban ritos que incluían un banquete sagrado
similar al de la Última Cena; su vasija sagrada era el krater, o
cáliz. ¿Cómo fue la primera aparición del Grial ante los
caballeros de Arturo? Surgió cubierto por un velo, justo en el
centro de la Mesa Redonda, cuando estaban todos reunidos disfrutando
de un banquete como Jesús y sus discípulos en la Última Cena. Pero
fue algo efímero, pues el Grial no tardó en esfumarse.
Arturo ordenó
entonces a sus caballeros partir en su búsqueda, búsqueda cuyo fin
era retirar el velo del Grial para que el reino, yermo, floreciera de
nuevo. Dicho reino es interior: es el reino del alma, necesitada del
renacimiento espiritual para ir más allá del velo que supone el
mundo material. Los caballeros deciden cabalgar en solitario, pues ir
en grupo habría sido vergonzoso. Cuando todos se hubieron puesto sus
armaduras, "se adentraron en un bosque [el mundo material],
desde diferentes puntos, donde les pareció que era más frondoso,
por todos aquellos lugares donde les parecía que no había sendero
alguno". Empezaron, de esta manera, su viaje espiritual como
individuos.
Las armaduras de los
caballeros simbolizan los cuerpos físicos de los que se revisten las
almas angélicas en el mundo material. En sus aventuras, los
caballeros-ángeles se topan continuamente con la Diosa, que aparece
bajo diferentes aspectos. A veces la Diosa es Cundrie, el espíritu
de la naturaleza, mensajera del Grial que lleva una capucha negra.
Otras veces es un hada que se encuentran en medio del bosque, la cual
les otorga algún tipo de poder o conocimiento, ayudándoles en su
búsqueda. Con frecuencia, la Diosa adopta el aspecto de una
"damisela en apuros" que requiere su ayuda, encarnando en
este caso a la Sofía hija atrapada en este mundo.
Otras veces es una
bruja vieja y horrible con colmillos de jabalí. En un relato, esta
bruja horrorosa le exige al rey Arturo el matrimonio con Gawain en
pago por haber resuelto un acertijo, salvándole al rey la vida.
Gawain, al besarla con desgana en la noche de bodas, descubre atónito
que la bruja se convierte ante sus ojos en una mujer hermosa. En
resumen, la Sabiduría hace llegar a los caballeros su llamada, y
éstos se convierten en sus amantes. Disfrazada de vieja bruja, los
conduce a abrazar su propia oscuridad, transformándola a través del
amor. Al final de la búsqueda les revela el tesoro secreto del
Grial, el cáliz que rebosa comida para todos y la visión de la
reunión del alma con su fundamento divino.
Esta visión otorga
la experiencia de unidad, tan anhelada, sanando así toda herida y
calmando toda tristeza. Como dicen Anne Baring y Jules Cashford en su
obra capital El mito de la diosa: ¿Qué es entonces el Grial, sino
la vasija inagotable, la fuente de vida que continuamente se genera,
energía derramándose sobre la creación, energía como creación,
la fuente inextinguible del ser eterno? Había habido antes otras
imágenes de la fuente de la creación; sin embargo, ningún mito
había vinculado esa imagen con el desbordamiento espontáneo de un
corazón individual (el del caballero), convirtiendo el Grial externo
en consustancial con el instante interno en que se convierte en vida
dentro del ser humano. El caballero que alcanza el Grial es el ser
humano liberado de las ataduras que lo amarran a las costumbres
tribales propias de la mayoría. Es el caballero que sirve al mundo a
través del amor individual, siguiendo su propio corazón a
dondequiera que le lleve.
Al principio ese
caballero solía ser Perceval. El trovador y caballero templario
Wolfram von Eschenbach revelaba en su obra Parzival el origen del
Grial (según los gnósticos): durante el descenso de Lucifer a este
mundo, una esmeralda que adornaba su frente se desprendió y cayó a
tierra, siendo recogida por Adán, que la esculpió en 144 facetas.
Sus descendientes la heredaron, es decir, heredaron la Gnosis, pues
los secretos del cielo estaban contenidos en esta esmeralda (son los
secretos que Lucifer transmitió al hombre). En tiempos de Jesús, se
supone que José de Arimatea mandó esculpir un vaso en la esmeralda
de Lucifer, y que éste sería el famoso Grial, con el que José
recogió la sangre que manaba de las heridas de Jesús en la cruz (el
simbolismo "sanguíneo" es una forma de decir que José era
pariente de Jesús, por lo que al ser del mismo linaje también
estaba en posesión de la Gnosis). Tras la muerte de José, el Grial
sería custodiado por sus descendientes, que llevarían sucesivamente
el título de Rey Pescador (pescador de almas, como se decía de
Jesús). Su último descendiente sería Galahad.
En cuanto a la
figura luciferina de Lanzarote, es precisamente su amor por Ginebra
la causa de su caída, es decir, de la pérdida de su reputación de
"caballero perfecto" (la misma pérdida que sufrió
Lucifer-Azazel, al que pasó a considerarse erróneamente un demonio
a raíz de su amor por las mujeres). Esta caída provoca su expulsión
de la corte, es decir, del cielo. El celoso Mordred (Satán),
rechazado por Ginebra, es quien pone al corriente a Arturo del amor
entre la reina y Lanzarote, originando la guerra en el reino.
Cuando la facción
de Mordred quiere ajusticiar a Ginebra, apresándola y atándola a un
poste para quemarla como se hacía con las brujas (la misma
humillación que sufre Sofía a manos de los ángeles celosos),
Lanzarote acude en su rescate, liberándola y matando a varios de sus
antiguos compañeros. En la división de los caballeros de la Mesa
Redonda en dos bandos enfrentados, los partidarios de Mordred y los
de Lanzarote, se ve la misma división que hubo en los cielos cuando
Satán se rebeló… Además, durante esa guerra que divide el reino,
Arturo se ausenta de Camelot para combatir, por lo que su sobrino
Mordred se convierte en regente en ausencia del rey… Mordred es,
por tanto, el Demiurgo que reina sobre el Mundo Material en ausencia
(aparente) de Dios. Falsifica cartas en que se anuncia la muerte de
Arturo y por las que se atribuye el trono (como Yahvé, que afirma
ser Dios) y a la deseada Ginebra, a la que asedia en una torre…
asedio que sólo rompe cuando Arturo se da cuenta de quién es el
verdadero enemigo, enfréntandose a él en la batalla final.
Dicha batalla entre
Arturo y Mordred, es decir, entre el Bien y el Mal, es la del Juicio
Final. Mordred muere, y Arturo también… pero a diferencia de
Mordred, el cuerpo de Arturo es llevado a la isla mágica de Avalon
(cuyo nombre significa la de los manzanos), es decir, retorna al
Mundo Celestial para comer del fruto del conocimiento, la manzana de
un nuevo Edén. En definitiva, para renacer, dando lugar a una Nueva
Era... De esto, ni más ni menos, es de lo que realmente nos habla el
ciclo artúrico.
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