viernes, 11 de enero de 2019
El Cerebro Crea La Realidad?
La mayor parte de la
gente desconoce que la mecánica cuántica, es decir, el modelo
teórico y práctico dominante hoy día en el ámbito de la ciencia,
ha demostrado la interrelación entre el pensamiento y la realidad.
Que cuando creemos que podemos, en realidad, podemos. Sorprendentes
experimentos en los laboratorios más adelantados del mundo
corroboran esta creencia.
El estudio sobre el
cerebro ha avanzado mucho en las últimas décadas mediante las
"tomografías". Conectando electrodos a este órgano, se
determina donde se produce cada una de las actividades de la mente.
La fórmula es bien sencilla: se mide la actividad eléctrica
mientras se produce una actividad mental, ya sea racional, como
emocional, espiritual o sentimental y así se sabe a qué área
corresponde esa facultad.
Estos experimentos
en neurología han comprobado algo aparentemente descabellado: cuando
vemos un determinado objeto aparece actividad en ciertas partes de
nuestro cerebro.... pero cuando se exhorta al sujeto a que cierre los
ojos y lo imagine, la actividad cerebral es ¡idéntica! Entonces, si
el cerebro refleja la misma actividad cuando "ve" que
cuando "siente", llega la gran pregunta: ¿cuál es la
Realidad? "La solución es que el cerebro no hace diferencias
entre lo que ve y lo que imagina porque las mismas redes neuronales
están implicadas; para el cerebro, es tan real lo que ve como lo que
siente", afirma el bioquímico y doctor en medicina
quiropráctica, Joe Dispenza en el libro "¿y tú qué sabes?".
En otras palabras, que fabricamos nuestra realidad desde la forma en
que procesamos nuestras experiencias, es decir, mediante nuestras
emociones.
La farmacia del
cerebro
En un pequeño
órgano llamado hipotálamo se fabrican las respuestas emocionales.
Allí, en nuestro cerebro, se encuentra la mayor farmacia que existe,
donde se crean unas partículas llamadas "péptidos",
pequeñas secuencias de aminoácidos que, combinadas, crean las
neurohormonas o neuropéptidos. Ellas son las responsables de las
emociones que sentimos diariamente. Según John Hagelin, profesor de
física y director del Instituto para la ciencia, la tecnología y la
política pública de la Universidad Maharishi, dedicado al
desarrollo de teorías del campo unificado cuántico: "hay
química para la rabia, para la felicidad, para el sufrimiento, la
envidia..."
En el momento en que
sentimos una determinada emoción, el hipotálamo descarga esos
péptidos, liberándolos a través de la glándula pituitaria hasta
la sangre, que conectará con las células que tienen esos receptores
en el exterior. El cerebro actúa como una tormenta que descarga los
pensamientos a través de la fisura sináptica. Nadie ha visto nunca
un pensamiento, ni siquiera en los más avanzados laboratorios, pero
lo que sí se ve es la tormenta eléctrica que provoca cada
mentalismo, conectando las neuronas a través de las "fisuras
sinápticas".
Cada célula tiene
miles de receptores rodeando su superficie, como abriéndose a esas
experiencias emocionales. La Dra. Candance Pert, poseedora de
patentes sobre péptidos modificados, y profesora en la Universidad
de Medicina de Georgetown, lo explica así: "Cada célula es un
pequeño hogar de conciencia. Una entrada de un neuropéptido en una
célula equivale a una descarga de bioquímicos que pueden llegar a
modificar el núcleo de la célula".
Nuestro cerebro crea
estos neuropéptidos y nuestras células son las que se acostumbran a
"recibir" cada una de las emociones: ira, angustia,
alegría, envidia, generosidad, pesimismo, optimismo... Al
acostumbrarse a ellas, se crean hábitos de pensamiento. A través de
los millones de terminaciones sinápticas, nuestro cerebro está
continuamente recreándose; un pensamiento o emoción crea una nueva
conexión, que se refuerza cuando pensamos o sentimos "algo"
en repetidas ocasiones. Así es como una persona asocia una
determinada situación con una emoción: una mala experiencia en un
ascensor, como quedarse encerrado, puede hacer que el objeto
"ascensor" se asocie al temor a quedarse encerrado. Si no
se interrumpe esa asociación, nuestro cerebro podría relacionar ese
pensamiento- objeto con esa emoción y reforzar esa conexión,
conocida en el ámbito de la psicología como "fobia" o
"miedo".
Todos los hábitos y
adicciones operan con la misma mecánica. Un miedo (a no dormir, a
hablar en público, a enamorarse) puede hacer que recurramos a una
pastilla, una droga o un tipo de pensamiento nocivo. El objetivo
inconsciente es "engañar" a nuestras células con otra
emoción diferente, generalmente, algo que nos excite,
"distrayéndonos" del miedo. De esta manera, cada vez que
volvamos a esa situación, el miedo nos conectará, inevitablemente,
con la "solución", es decir, con la adicción. Detrás de
cada adicción (drogas, personas, bebida, juego, sexo, televisión)
hay pues un miedo insertado en la memoria celular.
La buena noticia es
que, en cuanto rompemos ese círculo vicioso, en cuanto quebramos esa
conexión, el cerebro crea otro puente entre neuronas que es el
"pasaje a la liberación". Porque, como ha demostrado el
Instituto Tecnológico de Massachussets en sus investigaciones con
lamas budistas en estado de meditación, nuestro cerebro está
permanentemente rehaciéndose, incluso, en la ancianidad. Por ello,
se puede desaprender y reaprender nuevas formas de vivir las
emociones.
Mente creadora
Los experimentos en
el campo de las partículas elementales han llevado a los científicos
a reconocer que la mente es capaz de crear. En palabras de Amit
Goswani, profesor de física en la universidad de Oregón, el
comportamiento de las micropartículas cambia dependiendo de lo que
hace el observador: "cuando el observador mira, se comporta como
una onda, cuando no lo hace, como una partícula". Ello quiere
decir que las expectativas del observador influyen en la Realidad de
los laboratorios... y cada uno de nosotros está compuestos de
millones de átomos.
Traducido al ámbito
de la vida diaria, esto nos llevaría a que nuestra Realidad es,
hasta cierto punto, producto de nuestras propias expectativas. Si una
partícula (la mínima parte de materia que nos compone) puede
comportarse como materia o como onda.... Nosotros podemos hacer lo
mismo.
La realidad
molecular
Los sorprendentes
experimentos del científico japonés Masaru Emoto con las moléculas
de agua han abierto una increíble puerta a la posibilidad de que
nuestra mente sea capaz de crear la Realidad. "Armado" de
un potente microscopio electrónico con una diminuta cámara, Emoto
fotografió las moléculas procedentes de aguas contaminadas y de
manantial. Las metió en una cámara frigorífica para que se helaran
y así, consiguió fotografiarlas. Lo que encontró fue que las aguas
puras creaban cristales de una belleza inconmensurable, mientras que
las sucias, sólo provocaban caos. Más tarde, procedió a colocar
palabras como "Amor" o "Te odio", encontrando un
efecto similar: el amor provocaba formas moleculares bellas mientras
que el odio, generaba caos.
Por último, probó
a colocar música relajante, música folk y música thrash metal, con
el resultado del caos que se pudieron ver en las fotografías.
La explicación
biológica a este fenómeno es que los átomos que componen las
moléculas (en este caso, los dos pequeños de Hidrógeno y uno
grande de Oxígeno) se pueden ordenar de diferentes maneras:
armoniosa o caóticamente. Si tenemos en cuenta que el 80% de nuestro
cuerpo es agua, entenderemos cómo nuestras emociones, nuestras
palabras y hasta la música que escuchamos, influyen en que nuestra
realidad sea más o menos armoniosa. Nuestra estructura interna está
reaccionando a todos los estímulos exteriores, reorganizando los
átomos de las moléculas.
El valioso vacío
atómico
Aunque ya los
filósofos griegos especularon con su existencia, el átomo es una
realidad científica desde principios de siglo XX. La física atómica
dio paso a la teoría de la relatividad y de ahí, a la física
cuántica. En las escuelas de todo el mundo se enseña hoy día que
el átomo está compuesto de partículas de signo positivo (protones)
y neutras (neutrones) en su núcleo y de signo negativo (electrones)
girando a su alrededor. Su organización recuerda extraordinariamente
a la del Universo, unos electrones (planetas) girando alrededor de un
sol o núcleo (protones y neutrones). Lo que la mayoría
desconocíamos es que la materia de la que se componen los átomos es
prácticamente inexistente. En palabras de William Tyler, profesor
emérito de ingeniería y ciencia de la materia en la universidad de
Stanford, "la materia no es estática y predecible. Dentro de
los átomos y moléculas, las partículas ocupan un lugar
insignificante: el resto es vacío".
En otras palabras,
que el átomo no es una realidad terminada sino mucho más maleable
de lo que pensábamos. El físico Amit Goswani es rotundo:
"Heinsenberg, el codescubridor de la mecánica cuántica, fue
muy claro al respecto; los átomos no son cosas, son TENDENCIAS. Así
que, en lugar de pensar en átomos como cosas, tienes que pensar en
posibilidades, posibilidades de la consciencia. La física cuántica
solo calcula posibilidades, así que la pregunta viene rápidamente a
nuestras mentes, ¿quién elige de entre esas posibilidades para que
se produzca mi experiencia actual? La respuesta de la física
cuántica es rotunda: La conciencia está envuelta, el observador no
puede ser ignorado".
¿Qué realidad
prefieres?
El ya famoso
experimento con la molécula de fullerano del doctor Anton
Zeillinger, en la Universidad de Viena, testificó que los átomos de
la molécula de fullerano (estructura atómica que tiene 60 átomos
de cárbón) eran capaces de pasar por dos agujeros simultáneamente.
Este experimento "de ciencia ficción" se realiza hoy día
con normalidad en laboratorios de todo el mundo con partículas que
han llegado a ser fotografiadas. La realidad de la bilocación, es
decir, que "algo" pueda estar en dos lugares al mismo
tiempo, es algo ya de dominio público, al menos en el ámbito de la
ciencia más innovadora. Jeffrey Satinover, ex presidente de la
fundación Jung de la universidad de Harvard y autor de libros como
"El cerebro cuántico" y "El ser vacío", lo
explica así: "ahora mismo, puedes ver en numerosos laboratorios
de Estados Unidos, objetos suficientemente grandes para el ojo
humano, que están en dos lugares al mismo tiempo, e incluso se les
puede sacar fotografías. Yo creo que mucha gente pensará que los
científicos nos hemos vuelto locos, pero la realidad es así, y es
algo que todavía no podemos explicar".
Quizás porque
algunos piensen que la gente "de a pie" no va a comprender
estos experimentos, los científicos todavía no han conseguido
alertar a la población de las magníficas implicaciones que eso
conlleva para nuestras vidas, aunque las teorías anejas sí forman
parte ya del dominio de la ciencia divulgativa.
Seguramente la
teoría de los universos paralelos, origen de la de la "superposición
cuántica", es la que ha conseguido llegar mejor al gran
público. Lo que viene a decir es que la Realidad es un número "n"
de ondas que conviven en el espacio-tiempo como posibilidades, hasta
que UNA se convierte en Real: eso será lo que vivimos. Somos
nosotros quienes nos ocupamos, con nuestras elecciones y, sobre todo,
con nuestros pensamientos ("yo sí puedo", "yo no
puedo") de encerrarnos en una realidad limitada y negativa o en
la consecución de aquellas cosas que soñamos. En otras palabras, la
física moderna nos dice que podemos alcanzar todo aquello que
ansiamos (dentro de ese abanico de posibilidades- ondas, claro).
En realidad, los
descubrimientos de la física cuántica vienen siendo experimentados
por seres humanos desde hace milenios, concretamente, en el ámbito
de la espiritualidad. Según el investigador de los manuscritos del
Mar Muerto, Greg Braden, los antiguos esenios (la comunidad
espiritual a la que, dicen, perteneció Jesucristo) tenían una
manera de orar muy diferente a la actual. En su libro "El efecto
Isaías: descodificando la perdida ciencia de al oración y la
plegaria", Braden asegura que su manera de rezar era muy
diferente a la que los cristianos adoptarían. En lugar de pedir a
Dios "algo", los esenios visualizaban que aquello que
pedían ya se había cumplido, una técnica calcada de la que hoy se
utiliza en el deporte de alta competición, sin ir más lejos.
Seguramente, muchos han visto en los campeonatos de atletismo cómo
los saltadores de altura o pértiga realizan ejercicios de simulación
del salto: interiormente se visualizan a sí mismos, ni más ni menos
que realizando la proeza. Esta técnica procede del ámbito de la
psicología deportiva, que ha desarrollado técnicas a su vez
recogidas del acervo de las filosofías orientales. La moderna
Programación Neurolingüística, usada en el ámbito de la
publicidad, las relaciones públicas y de la empresa en general,
coincide en recurrir al tiempo presente y a la afirmación como
vehículo para la consecución de los logros. La palabra sería un
paso más adelante en la creación de la Realidad, por lo que tenemos
que tener cuidado con aquello que decimos pues, de alguna manera,
estamos atrayendo esa realidad..
La búsqueda
científica del alma
En las últimas
décadas, los experimentos en el campo de la neurología han ido
encaminados a encontrar donde reside la conciencia. Fred Alan Wolf,
doctor en física por la universidad UCLA, filósofo, conferenciante
y escritor lo explica así en "¿Y tú qué sabes?" de la
que se espera la segunda parte en pocos meses: "Los científicos
hemos tratado de encontrar al observador, de encontrar la respuesta a
quién está al mando del cerebro: sí, hemos ido a cada uno de los
escondrijos del cerebro a encontrar el observador y no lo hemos
hallado; no hemos encontrado a nadie dentro del cerebro, nadie en las
regiones corticales del cerebro pero todos tenemos esa sensacion de
ser el observador". En palabras de este científico, las puertas
para la existencia del alma están abiertas de par en par: "Sabemos
lo que el observador hace pero no sabemos quién o qué cosa es el
observador".
Hoy recuperadas por
la física cuántica, muchas de estas afirmaciones eran conocidas en
la Antigüedad, como en el caso del "Catecismo de la química
superior", de Karl von Eckartshausen.
Cuadro 1 - Nuestro
cerebro: un ordenador que procesa información
A cada segundo, en
una vida como la moderna llena de estímulos: nos bombardean enormes
cantidades de información. El cerebro solo procesa una mínima
cantidad de ella: 400 mil millones de bits de información por
segundo. Los estudios científicos han demostrado que sólo somos
conscientes de 2.000 mil de esos bits, referidos al medio ambiente,
el tiempo y nuestro cuerpo. Así pues, lo que consideramos la
Realidad, es decir, aquello que vivimos, es sólo una mínima parte
de lo que en realidad está ocurriendo. ¿Cómo se filtra toda esa
información?
A través de
nuestras creencias: El modelo de lo que creemos acerca del mundo, se
construye desde lo que sentimos en nuestro interior y de nuestras
ideas. Cada información que recibimos del exterior se procesa desde
las experiencias que hemos tenido y nuestra respuesta emocional
procede de estas memorias. Por eso, los malos recuerdos nos impulsan
a caer en los mismos errores.
Cuadro 2: Cómo
romper con esos malos hábitos del pensamiento
El cerebro crea esas
redes a partir de la memoria: ideas, sentimientos, emociones. Cada
asociación de ideas o hechos, incuba un pensamiento o recuerdo en
forma de conexión neuronal, que desemboca en recuerdos por medio de
la memoria asociativa. A una sensación o emoción similar,
reaparecerá ese recuerdo en forma de idea o pensamiento. Hay gente
que conecta "amor" con "decepción" o "engaño",
así que cuando vaya a sentir amor, la red neuronal conectará con la
emoción correspondiente a cómo se sintió la última vez que lo
sintió: ira, dolor, rabia, etc. Según Joe Dispenza "si
practicamos una determinada respuesta emocional, esa conexión
sináptica se refuerza y se refuerza. Cuando aprendemos a "observar"
nuestras reacciones y no actuamos de manera automática, ese modelo
se rompe". Así pues, aprender a "ver" esas
asociaciones es la mejor manera de evitar que se repitan: la llave es
la conciencia.
Cuadro 3: La
mecánica de la erección
La mejor metáfora
del pensamiento creador es el miembro masculino. Una sola fantasía
sexual, es decir, un pensamiento erótico, es capaz de producir una
erección, con toda la variedad de glándulas endocrinas y hormonas
que participan en ello. Nada hay fuera de la mente del hombre pero,
sin embargo, se produce un torbellino hormonal que desemboca en un
hecho físico palpable. En el lado femenino, también el poder del
pensamiento asociado al erotismo se convierte a menudo en hechos
físicos, demostrando la capacidad del pensamiento para crear
situaciones placenteras... o adictivas. Los más firmes defensores
del poder de la visualización llegan a proponer que se puede obtener
a través de ella casi todo lo que deseamos.
¿QUE ES UNA ONDA DE
FORMA?
Muchos científicos
y físicos cuánticos reconocen el poder de transmisión en cualquier
forma simple geométrica o como un diseño ondulado de un rastro de
energía, es un ONDA DE FORMA simple. Puede tener un patrón
geométrico o puede ser un gesto de pincel simple como una onda que
contiene el significado completo, la intención y la energía de un
momento dado de intensidad mientras da forma a la realidad y puede
tener en su ser todas las cualidades que lo crearon.. Es una semilla
de fractal energético que dada la situación correcta continuará su
crecimiento y multiplicándose. Éstas son modelos y formas que crean
la energía y transmiten los patrones específicos, del pensamiento,
nosotros hemos estado usándolos en los templos, las iglesias,
logotipos, publicidad y podemos reconocer inmediatamente la armonía
y desarmonia en ellos. Ciertos modelos de la geometría sagrada
parecen actuar recíprocamente con su entorno armonizando y
estabilizando sus moléculas, como si organizara los átomos y
electrones. Puede significar que un cierto diseño de geometría
YANTRA de ENERGÍA puede polarizar las partículas e incluso podría
purificar el agua, aumentando las cualidades y la armonía en su
entorno.
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