Y cómo no, hablan de gigantes que en el pasado poblaron este continente.
Los dioses dejaron las huellas de sus cuerpos en la superficie de las rocas, y por está razon se encontraron varias pinturas rupestres.
Los aborígenes creen que, los espíritus, de estos seres que contienen estas pinturas, tienen poderes y siguen controlando todo lo que sucede en la tierra, en el cielo y en el mar.
En 1838 se encontraron gran cantidad de pinturas rupestres de diversos tamaños en la región de Kimberley, al noroeste de Australia. Los aborígenes llamaban a las figuras antropomorfas “wandjinas“, y aseguraban que no habían sido realizadas por sus antepasados, sino por unos seres que descendieron a la Tierra en tiempos ancestrales.
Su símbolo era la Serpiente, al igual que el de otros Dioses del resto del mundo, como es el caso de Quetzalcóatl, la Serpiente emplumada.
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