domingo, 9 de septiembre de 2018
EL Marqués de Aguayo
Dice una leyenda que “el marqués de Aguayo”, amo y señor de
el Real de Mazapil, era un hombre temido tanto por sus amigos como por sus
enemigos, pues tenía fama de ser un hombre de horca y cuchillo, cruel y
despiadado con sus enemigos, pero también benévolo y tolerante con quienes le
servían de manera leal.
Aquel hombre tan temido por todo el mundo tenía una
debilidad muy grande por su esposa, a quien amaba e idolatraba –no había deseo
que tuviera y que no le cumpliera–. Pero no todo era miel: esa gran devoción
que sentía por su bella esposa estaba acompañada por unos celos inmensos que lo
hacían dudar del amor de ella, así que encargó a uno de sus mozos más fieles la
tarea de seguirla y espiarla para ver si se encontraba con alguien durante las
largas ausencias que tenía, debido a lo extenso de sus dominios. Así pues, “el
marqués” se retiró confiado de que a su regreso tendría un extenso reporte de
lo que hacía su bella esposa.
Cuál sería su sorpresa al volver, las noticias no podían ser
más devastadoras: su esposa lo engañaba con uno de los mozos de la hacienda;
aprovechando la ausencia de su marido, ella le permitía a ese mozo la entrada a
sus habitaciones por las noches y salía poco antes de despuntar el alba. “El
marqués” no cabía en sí del asombro que tal noticia le causara; su honor había
sido mancillado por la persona que más amaba, montó en cólera y su primera
intención fue matarla en ese mismo instante. Pero se contuvo. No convenía poner
su honor por los suelos a causa de una mala mujer, no iría a la cárcel y
tribunales a ventilar las razones de su acción, así que lo pensó mejor.
Pronto sería el cumpleaños de su mujer y ésa sería la mejor
oportunidad para matarla sin pagar por su crimen, y sin que su honor sufriera
mella, así que puso en acción su plan: haría dos fiestas simultáneas, una en la
hacienda de Los Patos (hoy Presidencia Municipal de General Cepeda, Coah.) de
la cual era dueño y en la que estaría el, y otra en el Real de Mazapil en la
que estaría su esposa. Así que puso manos a la obra y pensó: “Si algo sale mal
tendré que protegerme”. Entonces empezó a trasladar su dinero y joyas, así como
el oro que tenía, a la hacienda de Bonanza. Lo llevó a través de túneles que
tiempo atrás había mandado construir, y que comunicaban de Mazapil hasta la
hacienda de Los Patos y otras haciendas, túneles que poca gente conocía, salvo
algunos mozos y jinetes que transportaban el oro por abajo para evitar asaltos
por cuenta de las gavillas que asolaban la región.
Así pues, trasladando y enterrando su tesoro en Bonanza,
para lo que pudiera salir mal, tenía su plan asegurado. Sin embargo, existía un
problema: ¿cómo le haría para estar en la hacienda de Los Patos y en Mazapil el
mismo día si era una distancia enorme? Aún a través del túnel y un caballo no
era suficiente, así que lo estuvo pensando hasta dar con la solución: llegado
el día pondría a varios mozos con caballos frescos en tramos razonables para, a
mancacaballo, llegar y regresar lo más rápido posible sin que se notara su
ausencia.
Teóricamente, solucionado el inconveniente, llegó el día de
la fiesta, así que a festejar, cada quien por su lado. En Los Patos estuvo con
sus amigos brindando por su bella esposa. En un momento determinado solicitó
permiso a los asistentes para retirarse a sus habitaciones, pues dijo sentirse
mal. No se retiró sin antes dejar órdenes de servir más vino y comida, así como
a los músicos que siguieran tocando alegremente, ya que la fiesta duraría días,
como se acostumbraba en aquellos tiempos. Al retirarse, “el marqués” entró de
inmediato al túnel, donde ya lo esperaba un mozo con su caballo, y a todo
galope partió hacia Mazapil, llegando en un tiempo récord.
Al llegar, se dirigió a su habitación, en la cual había una
entrada secreta para que no se dieran cuenta de su presencia. Fue suerte o el
destino, pero ahí se encontraba su bellísima esposa, a quien abrazó y felicitó
con un beso. Ella feliz de que “el marqués” estuviera en su festejo, le pidió
bajar juntos a la fiesta. Él aceptó, pero pidió hablarle al mozo (el supuesto
amante de su mujer) para darle ciertas instrucciones y que fuera una sorpresa
para los asistentes.
Llegó el mozo y “el marqués” le dio indicaciones de que
fuera al túnel donde otro compañero esta y allí lo esperaran; también le hizo
jurar que no diría a nadie que estaba en Mazapil, pues quería que su presencia
fuera una sorpresa. Acto seguido, le pidió a su esposa que brindaran juntos por
su felicidad. Así lo hicieron, bebiendo ella de una copa envenenada que le
causó la muerte inmediata.
Una vez cometido el crimen, “el marqués” se dirigió al
túnel, donde ya lo esperaban los mozos (el de la ofensa y el de los caballos),
así que llegando lo primero que hizo fue matar a ambos mozos y de inmediato
emprender el regreso a la hacienda de Los Patos. Adentro del túnel también
asesinó a todos los mozos y caballos que le habían servido para cometer su
crimen. Reapareció en la fiesta, sin que nadie sospechara nada y todo siguió
muy normal. De tal modo, “el marqués de Aguayo” eludió la justicia.
Añade la leyenda que tiempo después de su artero crimen, “el
marqués” se enteró de que su esposa no le había sido infiel con aquel mozo ni
con nadie, y que todo había sido una calumnia urdida por un mal amigo, debido a
la envidia y celos por la predilección que ella tenía para con “el marqués”. Se
cuenta que a partir de ese momento comenzó a perder la razón, lamentándose por
haber cometido aquella atrocidad, en la mujer que era todo para él, y en los
inocentes que murieron sin saber por qué. Algunos dicen que “el marqués” murió
en una cueva como un ermitaño y totalmente loco, otros que en un convento en
una sierra de Sonora, otros en Chihuahua y algunos dicen que en Torreón. Sea
cual fuere, el caso es que, según la leyenda, murió solo y abandonado.
¿Y el tesoro? Ah, de aquel fabuloso tesoro poco a poco fue
enterrando en la hacienda de Bonanza nunca se supo si lo encontraron o no. Lo
que sí se sabe es que mucha gente lo ha buscado, destruyendo casi en su
totalidad lo que fuera una hermosa hacienda en busca de dinero fácil, pero no
lo han logrado. Aún en la actualidad hay quien se aventura a probar suerte, sin
resultado. Ojalá que algún día alguien lo encuentre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario