martes, 5 de enero de 2016
El Experimento Ruso Del Sueño.
Investigadores rusos en la década de
los 40, hicieron un experimento utilizando a 5 prisioneros políticos
que eran considerados enemigos del estado. Se les prometió
falsamente que serían liberados si accedían voluntariamente a ser
usados como conejillos de indias durante una prueba, en la que se
probaría sobre ellos un nuevo gas excitante que los iba a mantener
despiertos durante un mes entero.
Fueron confinados en un habitáculo
sellado en el que se controlaba el consumo de oxígeno y se les
administraba el gas en su dosis exacta, ya que en dosis más elevadas
era mortal. No tenían camas, ya que no iban a dormir, pero tenían
agua, alimentos secos para un mes, un inodoro y cosas para leer. Para
observar el experimento, se disponía de una ventana de cristal
grueso, con un diámetro de 5 pulgadas, y varios micrófonos.
Los primeros 5 días transcurrieron
bien, pero a partir de entonces, los sujetos empezaron a mostrar
paranoia. Dejaron de hablarse entre ellos y empezaron a susurrarle a
los micrófonos. Los investigadores sospecharon que este era un
efecto secundario del gas.
A partir del 9º día uno de ellos
empezó a correr por la sala gritando sin parar durante 3 horas.
Después de ese tiempo, seguía gritando pero ya no salía sonido de
su garganta. Los científicos pensaron que físicamente se había
destrozado las cuerdas vocales. Pero lo más sorprendente fue la
reacción de los otros 4 individuos.
Ellos siguieron susurrándole a
los micrófonos como si nada pasase. Pasado un tiempo, ocurrió lo
mismo con un segundo sujeto. Los otros tres presos, tomaron un libro,
le arrancaron las hojas y las pegaron una a una con sus propias heces
sobre la ventanilla de observación. Los gritos se detuvieron de
inmediato, y también los susurros. Y así estuvieron por otros 3
días.
Los científicos sabían que las 5
personas estaban vivas porque el consumo de oxígeno en el interior
se correspondía con el de 5 personas realizando ejercicio físico
intenso, pero no podía oírse nada en el interior. En la mañana del
día 14 los investigadores hicieron algo que nunca planearon. Le
hablaron a los presos por un intercomunicador, buscando su reacción.
“Vamos a abrir el habitáculo para comprobar los micrófonos.
Aléjense de la puerta y túmbense en el suelo. Si no lo hacen les
dispararemos. Pero si hacen lo que les decimos, uno de ustedes será
liberado de forma inmediata.”.
Pero la sorpresa fue mayúscula cuando
oyeron una voz que les respondía desde el interior: “Ya no
queremos que nos liberen”.
Finalmente decidieron abrir la cámara
en la medianoche del día 15. Primero se extrajo el gas del interior
y se remplazó por aire fresco. De inmediato, 3 voces empezaron a
suplicar desde el interior de la cámara que les volviesen a aplicar
el gas. Cuando los militares entraron, y vieron el panorama,
empezaron a gritar más fuerte aun que lo que lo hicieron los presos
en su día. 4 de ellos estaban todavía vivos aunque su estado era
difícil de describir. Las raciones de comida a partir del sexto día
estaban intactas. Había trozos de carne de los sujetos obstruyendo
el sumidero de la habitación impidiendo que se evacuase la sangre
que se acumulaba alrededor. Los 4 supervivientes tenían grandes
porciones de carne arrancada. Los huesos de sus dedos estaban
expuestos, y la manera en la que tenían las heridas indicaba que
ellos mismos se habían arrancado la piel con sus propias manos. Se
habían abierto el abdomen, quedando a la vista los intestinos, que
salían de la cavidad estaban sobre el suelo a su lado. Podía verse
que estaban digiriendo algo: su propia carne.
Los militares eran soldados de
operaciones especiales, pero rehusaron volver a entrar a recoger a
los presos. Ellos, mientras, seguían rogando que les volviesen a
suministrarles el gas.
Finalmente les convencieron, y entraron
a sacar a los 4 supervivientes. Todos ellos ofrecieron resistencia.
Uno de ellos, que luchaba contra los médicos y militares, recibió
una dosis de morfina 10 veces superior a la dosis normal de un adulto
y aun así no consiguieron sedarle. Murió desangrado.
El que se encontraba en peores
condiciones de los tres que quedaban fue ingresado en una sala de
operaciones. Mientras que le devolvían sus intestinos a la cavidad
abdominal comprobaron que era insensible a la anestesia. Fue operado
despierto mientras que forcejeaba con tal fuerza que arrancó las
correas de cuero que le sujetaban las muñecas.
El siguiente en ser puesto en la mesa
de operaciones fue el segundo que se destrozó las cuerdas vocales.
Como no podía gritar solo movía violentamente la cabeza para
protestar por la retirada del gas. Le restituyeron los intestinos y
le cubrieron la cavidad abdominal con lo que le quedaba de piel. A
este preso ni siquiera intentaron aplicarle anestesia.
Los investigadores se preguntaban por
que deseaban que les volviesen a proporcionar el gas. Uno de los
presos les respondió “Tengo que permanecer despierto”.
Así que tomaron a los tres
supervivientes y los devolvieron a la sala de experimentación,
atados a las camillas mientras que se les realizaba un
electroencefalograma. Todos ellos dejaron de luchar cuando volvieron
a notar el gas. Las líneas del electroencefalograma eran normales,
pero en ocasiones se volvían planas, como si ocurriese una muerte
cerebral.
Uno de los investigadores le preguntó
al que todavía podía hablar: “¿Qué eres?”
“¿Ya lo has olvidado? Somos la
locura que se esconde dentro de todos nosotros, rogando en todo
momento ser liberada, desde lo más profundo de la mente animal.
Somos de lo que te escondes cada noche en el interior de tu cama.
Somos lo que ocultas en silencio cuando vas al refugio nocturno donde
no podemos pisar “.
El investigador hizo una pausa, y
finalmente le disparó.
¿Podría el experimento del sueño
ruso ser real?
Es de común conocimiento que los rusos
llevaron a cabo experimentos inhumanos en los prisioneros de guerra.
Especialmente cuando se trata de desarrollar un soldado más fuerte o
un arma mejor. Así, un experimento con respecto al sueño es
posible. Y al cautivar a unos presos sin ellos poder tener aire
fresco, solo respirando un gas experimental, es probable que pronto
se convertirían en histéricos perdiendo con el tiempo la razón.
Aunque no se a podido probar la
autenticidad de esta historia, las historias no éticas de los
experimentos rusos de 1940 no son sin precedencia. Es posible que el
Experimento del Sueño ruso pudo haber sido influenciada por
acontecimientos históricos.
Un film de un experimento llamado
Resucitación de Organismos describe experimentos médicos de 1940
por investigadores soviéticos que son impactantes para el espectador
moderno, tales como una cabeza de perro decapitado mantenido vivo por
una máquina.
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