viernes, 11 de septiembre de 2015
Los Científicos Explican Las Muertes Por Vudú y Maldiciones Desde La Sugestión.
Existen numerosos casos documentados en
todo el mundo de personas que murieron a causa de una maldición.
Pero sin archivos médicos ni autopsias, no se puede saber, a ciencia
cierta, cómo fue que fallecieron. Todos estos casos comparten un
rasgo común: que una figura que respetaban los maldijo, cantando o
apuntándolos con un hueso; poco después, aparentemente, la víctima
moría por causas naturales. Publicamos aquí el artículo de Helen
Pilcher difundido por el diario argentino La Nación, tomado de New
Scientist.
Se puede pensar que sólo ocurre esto
en tribus remotas, pero según Clifton Meador, médico de la Escuela
de Medicina de la Universidad de Vanderbilt, Estados Unidos, las
maldiciones están tomando nuevas formas, y tiene datos para
probarlo. Tomemos el caso de Sam Schoeman, diagnosticado con cáncer
de hígado terminal en la década de los 70, a quien le dijeron que
sólo tenía un mes de vida. Shoeman murió, según lo esperado, pero
su autopsia reveló que los médicos se habían equivocado. El tumor
era muy pequeño y no existía metástasis.
“No murió de cáncer, sino de creer
que estaba muriendo de cáncer -explica Meador-. Si todos te tratan
como si estuvieras muriendo, uno acaba por creérselo. Todo dentro de
tu ser se vuelve hacia la muerte”. Este es un ejemplo extremo de un
fenómeno muy extendido. Muchos pacientes que sufren de efectos
adversos, por ejemplo, puede que los experimenten sólo porque se les
ha dicho que van a aparecer. Es más: quienes creen tener más alto
riesgo de cierta enfermedad tienen más posibilidades de adquirirla
que quienes tienen los mismos factores de riesgo, pero creen tener
bajo riesgo.
Un estudio encontró que era cuatro
veces más probable que mujeres que creían ser proclives a
experimentar un ataque cardíaco murieran por problemas coronarios,
comparadas con otras con iguales factores de riesgo. Parece ser que
los brujos modernos visten con batas blancas y poseen estetoscopios.
Un hermano maligno
La idea de que creer que estás enfermo
puede enfermarte puede parecer un invento, pero sin embargo existen
estudios rigurosos que establecen, más allá de toda duda, que lo
opuesto es verdad: el poder de la sugestión puede mejorar la salud.
El conocido efecto placebo. Aunque no causa milagros, sí produce
efectos físicos mensurables.
El efecto placebo tiene un hermano
gemelo maligno: el efecto nocebo, por el cual píldoras y malos
agüeros pueden producir efectos dañinos. El término “nocebo”
no se acuñó hasta la década del 60, y fue mucho menos estudiado
que su contraparte. Después de todo, no es fácil conseguir
aprobación ética para estudios diseñados para hacer sentir peor a
los pacientes.
Un mal contagioso
Lo que conocemos sugiere que el impacto
del nocebo es amplio. “Las muertes a causa del vudú, si existen,
pueden representar una forma extrema de este fenómeno”, opina
Robert Hahn, antropólogo del Centro de Control y Prevención de
Enfermedades de Atlanta, Estados Unidos, y estudioso del efecto
nocebo. Además, parece que puede incluso ser contagioso. Existen
desde hace siglos casos de la enfermedad psicogénica masiva, por la
cual síntomas sin causa conocida se extienden dentro de un grupo de
personas.
Irving Kirsch y Giuliana Mazzoni, de la
Universidad de Hull, en el Reino Unido, realizaron un estudio que
mostró que si uno escucha u observa un posible efecto adverso, será
más proclive a sufrirlo. Esto pone a los médicos en una situación
difícil. “Por un lado, los pacientes tienen derecho a estar
informados acerca de qué va a suceder, pero esto hace más probable
que experimenten estos efectos”, explica Mazzoni.
Los médicos deben elegir sus palabras
con mucho cuidado, para minimizar las expectativas negativas,
aconseja Guy Montgomery, psicólogo clínico de la Facultad de
Medicina de Nueva York Monte Sinaí: “Todo depende de la manera
como se expresa”. También propone que la hipnosis puede ayudar, ya
que modifica las expectativas y ayuda a bajar la ansiedad y el
estrés, lo que mejoraría el resultado.
Pero ¿es un problema tan serio como
para justificar tales medidas? No lo sabemos, porque existen muchas
preguntas sin respuestas. ¿En qué circunstancias aparece este
efecto? ¿Cuánto duran los síntomas?
Al igual que con el efecto placebo,
dependería mucho del contexto. De hecho, el efecto placebo se ve de
manera más potente en la realidad que cuando es inducido en un
laboratorio, explica Paul Enck, psicólogo de Hospital Universitario
de Tubinga, en Alemania, lo que sugiere que el problema del nocebo
sería más grave en el mundo real que lo observado en los
experimentos de laboratorio diseñados para inducir sólo síntomas
nocebo moderados y temporarios.
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