miércoles, 9 de septiembre de 2015
La Religiosidad Es Una Predisposición Genética.
La predisposición genética del ser
humano a la religiosidad está aumentando como consecuencia de la
alta tasa de natalidad de las personas religiosas. Esto es lo que ha
revelado el estudio realizado por un economista de la Universidad de
Cambridge con un modelo matemático basado en datos de
investigaciones anteriores.
En tan sólo unas generaciones, señala
el modelo, el alelo de la religiosidad se impondrá en la sociedad
global, aunque siga existiendo una tasa estable de población secular
en el mundo. Este alelo, además de predisponer a la religiosidad, es
responsable de otras características humanas, como la tendencia a
obedecer a la autoridad o el conservadurismo.
Las personas religiosas tienden a tener
más hijos, y este hecho hace que sus “genes religiosos” se
expandan por la sociedad. Esto es lo que afirma Robert Rowthorn,
profesor emérito de Economía de la Universidad de Cambridge, en el
Reino Unido, a raíz de una investigación realizada y de la que se
ha hecho eco la revista Proceedings of the Royal Society B, según
informa Tendencias21.
El estudio de Rowthorn también ha
revelado que la predisposición genética a creer en Dios se está
incrementando, debido a la alta tasa de nacimientos entre los grupos
religiosos más tradicionales, publica la Universidad de Cambridge en
un comunicado.
En la revista Physorg, se pone un
ejemplo bastante ilustrativo de lo que Rowthorn sugiere: en los
últimos 20 años, la población Amish de Estados Unidos se ha
doblado, pasando de 123.000 individuos en 1991 a 249.000 en 2010.
Este enorme crecimiento se ha debido casi por completo a la alta tasa
de natalidad que exige la cultura religiosa Amish, y que propicia una
media de seis hijos por mujer.
Genes, no destino
En su investigación, Rowthorn analizó
el ejemplo particular de los Amish para comprender cómo las altas
tasas de fertilidad de las personas religiosas en todo el mundo
afectarían al futuro de la evolución genética humana, a la
constitución biológica de las sociedades.
Para su análisis, el científico
desarrolló un modelo numérico que demostró que los componentes
genéticos que predisponen a un individuo a la religión “viajan”
actualmente a través de las prácticas culturales religiosas que
favorecen las altas tasas de natalidad.
Según Rowthorn, de esta forma, aunque
haya personas que abandonen su religión original y terminen siendo
laicas, los genes religiosos que portan (y que también condicionan
otras características de la personalidad como la obediencia, el
conservadurismo o la tendencia a realizar rituales) seguirán
expandiéndose.
En declaraciones del investigador
recogidas por Physorg, Rowthorn explica que: “Siempre que la
fertilidad de los individuos religiosos se mantenga en una media más
alta que la de los seculares, los genes que predisponen a la
población a la religiosidad se extenderán. Cuanto mayor sea el
diferencial de fertilidad entre religiosos y no religiosos, más
rápidamente se producirá esta transformación genética”
El científico añade que, sin embargo:
“Esto no significa que todo el mundo se vaya a volver religioso.
Los genes no son destino. Mucha gente que está genéticamente
predispuesta a la religión puede, de hecho, llevar una vida secular
como consecuencia de otras influencias culturales”.
Basado en estudios anteriores
El modelo desarrollado por Rowthorn se
basó en datos de anteriores estudios que habían demostrado que la
gente religiosa tiene, como media, más hijos que las personas
seculares (definidas en este caso como “indiferentes” ante la
religión).
Cuanto más ortodoxa es una secta
religiosa, mayor es la tasa de natalidad de sus adeptos. Así, sectas
como las de los Amish, los Huteritas o los Jaredíes, de judíos
ortodoxos, tienen cuatro veces más hijos que la media de la
población laica.
Según información obtenida por la
World Values Survey de 82 países del mundo, los adultos que asisten
a servicios religiosos más de una vez por semana tienen como media
2,5 hijos, las personas que asisten a estos servicios una vez por
semana, tienen una media de 2,01 hijos, y aquéllas que acuden a
servicios religiosos una vez al mes tienen como media 1,67 hijos.
Gen de la religiosidad
En su modelo matemático, Rowthorn
utilizó un “gen de la religiosidad” para representar diversos
factores genéticos que se combinan para predisponer a un individuo a
la religiosidad, para mantenerse religioso desde la juventud o para
convertirse a alguna religión, a pesar de tener un origen laico. Por
otra parte, el alelo de la no-religiosidad de este “gen”
propiciaría que las personas siguieran siendo o se volviesen
seculares.
Si ambos progenitores presentan el
alelo de la religiosidad, sus descendientes tenderán más a tener
este mismo alelo que los hijos de progenitores que no lo porten. Sin
embargo, hijos nacidos de padres religiosos pueden ser portadores del
alelo de la no-religiosidad y viceversa: hijos nacidos de padres
seculares pueden presentar el alelo de la religiosidad.
Tener este alelo no hace religiosa a
una persona, pero sí propicia que ésta presente características
inclinadas hacia la religiosidad, explica el investigador. Todos los
individuos, tanto de origen religioso como de origen laico, tienen la
posibilidad de abandonar la religión o de secularizarse, en función
del momento o el lugar en que se encuentren.
Así, “entre las iglesias cristianas
de Europa y Norteamérica, las tasas de abandono de la religiosidad
son más altas que las de conversión. En algunos casos, como en el
de los Amish, estas tasas de abandono están superadas con creces por
la alta tasa de natalidad.
Sin embargo, en las iglesias
principales, como la católica o la anglicana, la tasa de natalidad
no es lo suficientemente alta como para compensar los abandonos.
Estas iglesias tienen que apoyarse en la inmigración para mantener
su número de adeptos. En otras partes del mundo, como el Este de
Asia, las iglesias cristianas están creciendo gracias a las
conversiones”, explica Rowthorn.
El alelo religioso triunfa
En términos generales, el modelo
matemático creado demostró que, incluso cuando la tasa de abandono
religioso es alta, la tasa de natalidad general de las personas
religiosas puede provocar que el alelo de la religiosidad se imponga
finalmente en la sociedad global.
Además, según dicho modelo, las
diferencias entre religiosos y no religiosos en las tasas de
natalidad podrían tener un efecto genético significativo en tan
sólo unas generaciones.
En un futuro, explica Rowthorn, la
fracción religiosa de la población se estabilizará y el porcentaje
de personas seculares será amplio. Sin embargo, casi toda esta
población secular también portará el alelo religioso, es decir,
que casi toda la población tendrá una predisposición genética
hacia la religión, aunque lleve una vida secular.
La conclusión del científico es, por
tanto, la siguiente: el alelo de la religiosidad triunfará
finalmente, modificando la composición genética de la población.
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